Después del reciente éxito cosechado con la serie Rapa, el guionista vigués Fran Araújo se enfrenta este sábado a su primera nominación a un premio Goya. Se trata del reconocimiento por el guion de Un año, una noche, coescrito junto a Isaki Lacuesta e Isa Campo, que adapta la novela Paz, amor y death metal de Ramón González.

Araújo cuenta que todo empezó cuando Ramón Campos, de Bambú Producciones, le pidió que leyese el libro Paz, amor y death metal, con intención de producir la película que guionizasen Araújo, Lacuesta y Campo. Junto a un fantástico equipo, Isaki Lacuesta, director además de coguionista del film, ha logrado hacer, en palabras de la crítica, "una obra mayor" del cine español.

Tanto es así que lograron el premio del jurado en la Berlinale 2022 y ahora se enfrentan a un Goya al Mejor Guion Adaptado por la película que describe la experiencia de una pareja de jóvenes españoles que presenciaron el atentado terrorista de la sala Bataclan de París en noviembre de 2015. El largometraje se centra en el año posterior al ataque "porque el suceso les cambió la vida como individuos y como pareja", explica Araújo, por lo que los guionistas decidieron llevar a la gran pantalla las consecuencias psicológicas de este atentado.

Para comenzar el viaje que supuso la redacción del libreto, los tres guionistas se reunieron durante un tiempo con Ramón y Marina, la pareja de españoles que vivió el atentado en París. "Nos contaron cómo fue ese proceso de readaptación, un proceso psicológico muy complejo al que te enfrentas después de ver y experimentar algo durísimo", explica Fran Araújo.

La ficción que conquistó a Europa

El guionista insiste en que, a pesar de estar basada en hechos reales, la película tiene un fuerte componente de ficción, empezando por la nacionalidad de la pareja de Ramón. "Convertimos a Marina en una chica francesa porque sentíamos que era importante, para Francia fue muy duro", dice. Insiste, no obstante, en que "los atentados no son contra un país, sino contra las personas", por lo que han tratado que el espectador realice también ese viaje introspectivo por la psicología de las víctimas del atentado.

Ramón y Marina fueron quienes demostraron al equipo de guionistas que "no existen víctimas del terrorismo en general, sino que cada uno lo procesa diferente". Como individuos y como pareja, los españoles cambiaron drásticamente desde la noche del atentado, por lo que la película hace "un viaje hacia el recuerdo y nuestra forma de recordar", dice Araújo: "tratamos de mostrar cómo cada uno recuerda una noche completamente diferente".

Un año, una noche es el resultado de "mucha ficción y mucha invención" en base al "valor del recuerdo", explorando todas las posibilidades que ofrecen las memorias de cada uno de los protagonistas. "Es curioso cómo explican aquella noche, que Ramón recuerda muy oscura y casi sin que se pudiese ver, mientras que Marina describe el camerino en el que se refugiaron como un sitio con muchísima luz". Este juego de recuerdos, de testimonios y de "cómo cambia cada vida tras el ataque" es el que convierte el largometraje en una obra maestra del cine.

"Después de vivir esa noche, dejaron de ser ellos para ser víctimas del terrorismo"

Fran Araújo, guionista de Un año, una noche

"Hicimos desde el principio una recreación subjetiva de lo que pasó en la sala Bataclan a través de una investigación psicológica de los recuerdos de estas dos personas y cómo les cambió la vida: después de vivir esa noche, dejaron de ser ellos para ser víctimas del terrorismo", sentencia Araújo.

Gracias al intenso y minucioso trabajo que hicieron los guionistas, se enfrentan ahora a una primera nominación al Goya, que esperan "con mucha ilusión". "Sabemos que es difícil porque competimos con cuatro buenas películas, pero tenemos mucha ilusión", dice el vigués, que reconoce que, a pesar de llevar mucho tiempo escribiendo junto a Lacuesta y Costa, "este guion nos costó mucho" por la complejidad y el trasfondo de la historia que cuenta.