Bruno Arias, cineasta gallego: "Siento que, a mi manera, yo conocí también a Xela"
El sobrino de Xela Arias estrena el documental ‘Os espazos en branco’, en el que confecciona un relato sobre la identidad de la poeta más allá de su faceta pública
19 diciembre, 2023 05:00Hace un mes se estrenaba en el festival Cineuropa de Santiago de Compostela el documental Os espazos en branco. La cinta aborda la historia de la poeta Xela Arias, homenajeada en 2021 por el Día das Letras Galegas, de una forma íntima, expandiendo el concepto de la artista como figura pública y acercándose a conocerla personalmente a través de la memoria de su sobrino Bruno.
Bruno Arias (Vigo, 1998) se estrena como director en Os espazos en branco para contar la historia de su tía, que falleció cuando él tenía solo cinco años. A través de un solo recuerdo nítido de ella y un compendio de imágenes creado por los relatos de los demás en torno a Xela, Bruno explora cómo es el proceso de "conocer, reconocer y redescubrir a una persona que está ausente".
El cineasta, que forma también parte del colectivo Memoria e Cinema, ha participado en otros proyectos audiovisuales como el corto Na pel da memoria (Laura y Coral Piñeiro, 2023) y trabaja como montador en series y programas de televisión. El estreno de su primer proyecto como director ha sido un éxito en Cineuropa, donde confiesa haberse sentido "muy arropado". Charlamos con él para conocer su experiencia y descubrir cómo ha sido el rodaje de su ópera prima.
Tejer una identidad a través de la ausencia
Pregunta: Esta obra es el culmen de más de dos años de trabajo, incluso ha habido cambios de nombre de por medio (en un primer momento se anunció como A unidade componse da desorde, un verso de Xelia Arias). ¿Pero cuál es el germen de la idea de Os espazos en branco?
Respuesta: Hacer algo sobre mi tía era algo que tenía en la cabeza desde hacía mucho, era la típica persona que influye mucho en tu vida y que además sientes que hay una historia que contar ya solo sobre ella, sin tenerme en cuenta a mí. En cuarto de carrera tuve la idea de hacer un corto y cuando en diciembre de 2020 se anunció que sería la homenajeada en el próximo Día das Letras Galegas pensé que sería un buen momento, porque cuesta mucho financiar cualquier proyecto audiovisual y en este caso había ciertos valores de producción que me podrían permitir pedir una ayuda. Con un equipo pequeño formado por Lucía Ramiro, Bea Villar, Miguel Gomara y yo empezamos a hacer el dossier, vimos que más que un corto había un largometraje y dijimos "adelante con todo".
Mucha gente me dijo "qué valiente por hacer una película tan personal, tan familiar", pero siempre respondo que no hay valentía, sino inconsciencia absoluta. Estábamos a tope, iban pasando fases y fases del proyecto y cuando ya te ves con el guion hecho y el rodaje planificado no queda otra opción que hacerlo.
P: En base a ese componente sentimental y el proceso de poner en marcha una película que te toca tan de cerca, ¿dudaste o tuviste miedo en algún momento?
R: Por supuestísimo. Al principio era como "qué ilusión poder hacer esto", como cuando nos pusimos a elaborar el dossier, que era algo sobre lo que nos habían hablado mucho en la carrera y que en nuestra cabeza hacía gente como Olivier Laxe o Lois Patiño. Pero fue al empezar el proceso de documentación, tanto con la familia como fuera, o cuando nos concedieron la ayuda, cuando tuve muchas dudas. Es una historia muy personal, de exponerme a mí y de hablar de alguien (Xela Arias) que no conocí en persona por así decirlo. Esas dudas se notan en la propia película, se habla de ellas, porque al final se trata de un proceso de conocer, reconocer y redescubrir a una persona que está ausente.
P: Entiendo que te surgía el temor de si eras quien tenía la potestad de contar esta historia.
R: Tuve muchos altibajos, me preguntaba quién era yo para hacer esa película, si no sería mejor que contase la historia de Xela su hijo, mi primo Darío. La historia fue evolucionando a ser cada vez más mi propia historia descubriéndola. Y bueno, Darío estudió economía (risas).
P: Con todo, es llamativo el hecho de que cuando Xela Arias falleció tú tenías solo cinco años. ¿Guardas algún recuerdo de ella?
R: Solo guardo un recuerdo nítido de ella que cada vez que lo cuento la gente piensa que es inventado. Recuerdo la noche antes de que muriese. Mi padre es médico, así que ella vino a nuestra casa porque se encontraba mal y durmió allí. Yo dormía con la puerta abierta, estaba medio sobado y recuerdo ver su silueta pararse en el pasillo y asomarse hacia dentro. Tengo muchas imágenes de ella en la cabeza pero son en base a su figura pública que ves en fotos y vídeos, pero confeccionadas en base a mi propia memoria esa es la más nítida.
P: Una vez hecho todo el proceso de investigación para la película, de adentrarte en la identidad de Xela. ¿Cuál era la imagen que tenías de ella al principio y cómo es ahora? ¿Ha cambiado la forma en la que la veías?
R: En el sentido referente artístico, intelectual, cultural, cero, yo ya había leído su poesía y conocía toda esa faceta. La parte más personal antes simplemente no la tenía. Da palo preguntar en casa, no quieres remover nada, pero con la excusa de la película pregunté tanto a la familia como a gente de fuera. Me contaron que le gustaba cuidar de la gente, que era muy atenta, muy autónoma; ese tipo de cosas que te ayudan a conocer a alguien más allá de lo que escribió o hizo en su vida. Pero sobre todo, creo que con la película gané el estar en paz con esa contradicción alrededor de esa persona que para mí era tan importante pero que no llegué a conocer. Esto es una forma más de conocer a alguien; mi memoria no me da mucho, pero lo que me cuenta la gente me sirve. Siento que, a mi manera, yo la conocí también.
P: Si ella estuviese ahora aquí qué crees opinaría.
R: Siempre me queda la duda sobre cómo sería ahora, lo he pensado mucho últimamente porque la gente me dijo mucho que la película le gustaría a Xela. Tengo mucha curiosidad de qué opinaría, creo que me mataría, otra cosa que aprendí de ella es que era muy tímida.
El filtro de la familia
P: Me parece muy interesante que al ser alguien tan cercano hayas tenido que recurrir a tu propia familia para el proceso de documentación. ¿Cuál fue su reacción cuando les planteaste el proyecto?
R: Estaba un poco asustado con el tema del año de las Letras Galegas porque pensé que se me iba a pasar el arroz, pero al final fue al revés. Llegué a presentarle muchas dudas a mi familia cuando ellos ya llevaban un tiempo respondiendo a dudas similares. Me ayudaron muchísimo, me dieron desde bibliografía hasta objetos, anécdotas, apoyo emocional. Además, como habían hablado mucho esos meses por el Día das Letras, ya no tenían reparo a la hora del rodaje de la película.
P: ¿Y lo de ponerse ante las cámaras qué tal?
R: Muy bien. Siempre estaba en el aire esa cosa de "no tenemos muy claro lo que está pasando pero confiamos en ti". Yo no quería que fuesen entrevistas de un busto parlante, a mi abuela o a mi tío Lois ya les habían hecho otras que habían sido de poner la cámara en un punto y echarse a hablar. En mi caso eran con cierto guion, no marqué lo que tenían que decir pero el contexto de la entrevista sí estaba bastante pensado. En la primera conversación con mi abuela ella está tendiendo la ropa y no entendía por qué tenía que hacer eso durante una entrevista para una película (risas).
P: ¿Les ha gustado el resultado final?
R: Sí, yo estaba ‘cagado’, no lo quise admitir hasta el final. En el primer día de película supe que la proyección con mi familia iba a ser la que más me preocupase porque para mí era muy importante que, más que gustarles a nivel artístico, se sintiesen cómodos con la forma de contar la historia. Hicimos un pre estreno pequeño en Vigo antes del Cineuropa y fue muy guay, me dijeron cosas muy bonitas. Sentí que tenía los deberes hechos.
Futuros planes
P: Más allá de la historia personal y el vínculo familiar, esta película no deja de ser también tu estreno como director de largometraje. ¿Qué has aprendido como cineasta?
R: Todo. Todo lo que no aprendí en la facultad de Ciencias de la Comunicación, donde aprendí bastante sobre todo por la gente con la que estuve. Aprendí mucho, tengo muchas ganas de poner en práctica todo, que tienen que ver más con el factor humano y encontrar lo humano entre las mil herramientas narrativas, más que con cosas técnicas.
P: ¿Cuáles son los planes futuros de la película Os espazos en branco?
R: Cineuropa era un ensayo de ver qué pasaba y si gustaba la película. Aún no sabemos nada al 100% pero mi intención es que se pueda ver en cuantos más sitios mejor y como sea. Evidentemente las películas tienen su recorrido y priorizaremos proyectarla en un festival, pero si no se puede como si tengo que ir yo personalmente a ponérsela a quien la quiera ver. Aunque antes me daba mucho pudor, ahora que ya se vio públicamente encontré una sensación de la que mucha gente me hablara antes y yo aún no conectaba, esa cosa que dicen los cineastas de "ahora la película ya es vuestra". Es super guay que la gente reaccione a tu película, podrían criticarme fatal, pero saber qué opinan me da mucha curiosidad.
P: ¿Y cuáles son los planes futuros de Bruno Arias?
R: Ahora mismo descansar un poco, comer turrón y pasarlo bien en Navidad. Después intentar sobrevivir a nivel laboral, a mí me gusta el montaje y es en lo que más cómodo me siento y de lo que más trabajo. Me gustó mucho dirigir, así que estoy viendo qué se me ocurre para ponerlo en práctica de nuevo. Y además, en el colectivo Memoria e Cinema tenemos un par de cortos en marcha.