La fotógrafa Estela de Castro visita Vigo: "Utilizo la belleza en lugar de la violencia"
Primera mujer a cargo de un retrato oficial de la casa real, activista incansable por los derechos humanos y de los animales y premio a Mejor Fotolibro del Año del Ministerio de Cultura, entre otros méritos. Conversamos con la artista madrileña para ahondar en su carrera y su visión de la profesión
2 junio, 2024 05:00Estela de Castro (Madrid, 1978) lleva toda su vida dedicándose a la fotografía, primero como adolescente curiosa con espíritu de emular a su padre, que era un gran aficionado a este arte; después, como estudiante, ayudante y finalmente como profesional con décadas de trayectoria.
La carrera de la artista madrileña puede definirse a partir de sus imágenes, que hablan por sí mismas. Fotografías que reflejan el compromiso social de su autora con la lucha por los derechos humanos y de los animales, su activismo, pero también su capacidad de capturar la belleza de las cosas que guardan una violencia abrumadora.
Justo antes de que se decretase el confinamiento, allá por el año 2020, se publicaron las fotografías que Estela de Castro realizó a la familia real, con Felipe VI a la cabeza, uno de sus encargos más sonados y que la hicieron ocupar sendos titulares. No solo porque ese fue el primer retrato de los Reyes y las infantas, sino porque era, además, la primer mujer en España a cargo de esa misión.
Bajo un sol abrasador y un cielo completamente despejado, charlamos con De Castro en Vigo antes de que dé comienzo su masterclass en el Centro Comercial A Laxe, enmarcada en el programa de actividades sobre fotografía 'Objetivo A Laxe'.
- Lleva desde los 15 años metida en el mundo de la fotografía; a esa edad cursó sus primeros estudios sobre ello en la escuela Look, en Madrid. ¿Pero cuál es su primer recuerdo relacionado con la fotografía? ¿Se remonta más atrás?
- Mi primer recuerdo es desde que tengo uso de razón porque mi padre era aficionado a la fotografía, entonces yo siempre vi mucha fotografía en casa, mi padre nos hacía muchas fotos. Entendí desde pequeña que la fotografía era una cosa muy importante, que era para congelar esos momentos que pasaban en tu vida o tu cumpleaños, tus vacaciones, las cosas que salían un poco de lo cotidiano.
- Cuando decidí que iba a ser fotógrafa tenía 12 años. Estaba jugando con unas amigas a ser modelos con una cámara desechable y pensé 'cómo molaría ser fotógrafa'. Entonces empecé a hacer fotos a mis amigos, que era lo que yo había visto hacer a mi padre, y con 15 años empecé a estudiarlo, después de intentar dos años antes que me cogiesen en un FP de Imagen y Sonido. Tenía clarísimo que no quería hacer otra cosa.
- ¿Qué fue de esas primeras modelos, de esas amigas?
- Eran tres amigas con las que hice las fotos. Una de ellas murió con 21 años. Las últimas fotos que le hice yo estaba trabajando de ayudante en un estudio y la llevé allí. No es que mi carrera ya hubiera despegado por aquel entonces, pero sí estaba encaminada. De las demás, cada una hemos seguido por un camino, ya no seguimos juntas, pero ahí están esas primeras fotos que para mí son importantes.
- Dando un poco un salto por su biografía: una de sus primeras series destacadas fue en el año 2011, 'Fotógrafos'. ¿Por qué decidió poner ante la cámara a quienes están siempre detrás de ellas?
- Es un proyecto que sigo haciendo en la actualidad; de hecho, este fin de semana fotografiaré a Mary Quintero. Me hablaron de ella y conseguí su contacto. Además, 14 años después sigo retratando pero ahora solo a mujeres, porque quiero igualar el número de hombres que fotografié en los inicios.
- Todo empieza porque dos fotógrafos, Eduardo Momeñe y Leopoldo Pomés, que ya falleció, ven autorretratos míos que hacía hace muchos años y los dos me dicen 'me encanta como sales, quiero hacerte fotos'. Y yo pues les dije 'ahora voy a haceros yo fotos a vosotros'. El proyecto inicial era retratar a los fotógrafos que son mis amigos, pero esos amigos me fueron llevando a otros. Ya llevo 150 retratos aproximadamente y calculo que estaré en total 20 años con ello.
- ¿Los buenos fotógrafos son buenos modelos?
- No sé si los buenos fotógrafos son buenos modelos, pero los fotógrafos en general sí son buenos modelos. Todos han hecho retrato, entienden más o menos la técnica y entonces saben posar. Si tú ya sabes cómo tratas a los demás, al final también vas aprendiendo. Además, respetan mucho mi trabajo. Si yo decido que sea aquí porque la luz es aquí, ellos no cuestionan nada. La gente piensa que es difícil retratar a fotógrafos, pero es igual que a personas que no se dedican a la fotografía; se fijan igual en si le he sacado tripa o en la papada, no en la luz ni en la composición.
- ¿Y por qué decidió especializarse en los retratos? ¿Cuál es el poder de este género?
- Hago retratos porque era lo que mi padre hacía cuando yo era pequeña. No entendía que hubiera otra forma de acercarse a la fotografía, con lo cual para mí es una forma muy natural de acercarme a la fotografía sin forzar nada. Con todo, es un género complicado porque te tienes que enfrentar a personas, tienes que dirigir, controlarlo todo. Hay mucha gente que viene a mis clases que me dice 'ostras, es que me cuesta mucho, me bloqueo'. Siempre les digo que el retrato es un encuentro y tiene que ser un encuentro bonito, aunque la foto no sea muy allá.
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- Su carrera está muy vinculada con la lucha por los derechos humanos y animales. Series como '52.760' (sobre la muerte de migrantes en las fronteras europeas) o 'Zoocosis' son algunos claros ejemplos. ¿Fotografiar es un acto político?
- No tiene por qué. Hay fotógrafos que hacen un paisaje súper bonito y llenan el mundo de imágenes bellas. En mi caso, cuando dije "voy a ser fotógrafa", empecé también a hacer activismo por cosas en las que creo.
- '52.760' nace de un proyecto inicial que se llamaba Fest (Fotografía Española Solidaria), en el que le pedía a los fotógrafos y fotógrafas que yo había retratado que nos donaran una obra. En total participaron 183 autores y se recaudó 150.000 euros, que se donaron íntegramente a proyectos que estaban en zonas de conflicto. Así, entremedias, quisimos viajar para fotografiar a estas personas que han huido de la guerra en Siria, de Afganistán, de Irán, de Irak, que están atrapadas en Turquía o en Serbia. Quería ponerles rostro, no solo enviar dinero, sino usar la fotografía como herramienta, así que les llevamos cámaras desechables para que contasen con imágenes cómo era un día en su vida. El proyecto se compone por los retratos que les hice y esas imágenes tomadas por sí mismos.
- El proyecto empezó llamándose '33.293' en el año 2017. Esa era la cifra de personas contabilizadas que habían muerto intentando llegar a Europa. Desde entonces se han sumado más de 20.000 personas. Cada vez que hago una exposición, va subiendo la cifra de personas que han muerto.
- Paralelamente empecé 'Zoocosis', que es el síndrome que desarrollan los animales salvajes al estar encerrados en un zoo. Hice esos proyectos a la vez y fue muy duro para mí. Estaba ayudando a un santuario de animales en Siria y me enteraba de casi todo lo que sucedía en la guerra en el país. Al mismo tiempo, estaba ayudando a tres barcos en el Mediterráneo --el Open Arms, el Aita Mari y el Juventa-- y sabíamos la cantidad de gente que estaba muriendo en el mar. Fue demasiado para mí.
- Las fotografías de 'Zoocosis' contrastan mucho con los retratos de 'The Animals', que fue premiado en 2023 por el Ministerio de Cultura como mejor fotolibro del año.
- [The Animals] Es un proyecto más amable, lo hice después de 'Zoocosis' porque quería poner en valor esa parte de seres humanos que dejan toda su vida para rescatar animales, aunque el porcentaje de animales rescatados frente a la industria que es dantesca creo que no llega al 1%... Pero ese proyecto parece más amable solo si se ven los retratos. En el libro, con cada retrato bonito del animal hay un texto que explica la historia de maltrato que ha sufrido.
- Utilizo la belleza de los animales como estrategia, pero en realidad estoy hablando del maltrato animal, de la violencia vicaria de la casa (los animales que viven con maltratadores suelen ser maltratados también), de la experimentación, del circo. Lo que pasa es que la violencia genera mucho rechazo, entonces de este modo puedo colar el mensaje. Utilizo la belleza y la estética en su lugar.
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- Por otro lado, en su carrera también puede presumir de haber sido la primera mujer encargada de realizar uno de los retratos oficiales de la familia real. ¿Cómo fue recibir ese encargo?
-
Todavía me sorprende que pasara aquello. Un día me dijeron 'te llamaron de la Casa Real, puedes venir esta tarde a La Zarzuela' y yo no sabía para qué, fue todo súper misterioso. Luego me explicaron que los Reyes y sus hijas necesitaban sus primeros retratos oficiales. Primero tuve que presentar un proyecto de una idea para ver si les gustaba, no me dijeron que sí del tirón. Dos meses después me confirmaron que había sido la elegida y estuvimos meses trabajando con la localización. Es la única vez en mi vida que he intentado tenerlo todo controlado, pero luego improvisé un montón, ya que a mí me encanta improvisar y funciono muy bien trabajando de ese modo. También hubiera sido imposible sin mi equipo de ayudantes, que me acompañan en todo lo que se me ocurre.
La verdad es que fue una sorpresa y un reconocimiento a mi carrera, sobre todo como retratista. Me preguntan mucho si es difícil retratar a los Reyes... No, difícil es retratar a mi familia, que no me hace caso (risas). Hubo muy buena comunicación con todos, con los trabajadores de la Casa Real, con los Reyes, me sentí muy bien tratada y muy valorada. Lo que pasa que se publicó y en febrero y en marzo nos confinaron... Entonces claro, de repente empiezan a llamarte a partir de esas fotos y todo se paraliza.
Sobre la fotografía
- Vivimos en una era en la que nos desbordan las imágenes por todos lados. ¿Cuál es actualmente el poder de una buena fotografía? ¿Cómo ha afectado esto al oficio?
- Hay demasiadas imágenes, es cierto, y es difícil diferenciar los fotógrafos de los no fotógrafos en redes sociales. La fotografía es una cosa muy democrática y todo el mundo tiene un teléfono con cámara con el que se apaña y puedes dar el pego. Hay gente que ni es fotógrafa, pero que hace grandes fotos. Creo que al final el trabajo del fotógrafo de verdad se mantiene en el tiempo y lo otro es una cosa que no se sostiene.
- Antes afirmaba que la violencia de las imágenes genera rechazo. ¿Eso significa que a pesar del bombardeo constante de imágenes brutales, por ejemplo en televisión, seguimos siendo capaces de empatizar ante ellas?
- Bueno, en parte te anestesia. Cuando empezó el genocidio en Palestina, los primeros días no podía ver nada... Hoy, sigo sin poder ver imágenes y me parece insoportable lo que hicieron hace cuatro días en un campo de refugiados, prendiéndole fuego a gente viva, pero si antes no podía ni ver un segundo, ahora igual veo dos, ¿sabes? Como que al final te vas acostumbrando a esa violencia. Yo decido contarla desde otro punto de vista.
La fotografía tiene mucha tela, no es un apretar un botón y ya está
- Además de fotógrafa, también ha sido (y es) docente en talleres y espacios como la Escuela de Fotografía Efti, la Escuela de Artes Visuales Lens on el Centro Universitario de Artes TAI de Madrid. ¿Qué ha aprendido en estos años como maestra?
- No pensé nunca que iba a dar talleres o charlas porque creía que no tenía nada que contar. También pensaba que tenía miedo escénico pero resulta que no, me invitaron a dar una conferencia en el País Vasco y me di cuenta de que se me daba bien hablar en público. Me invitaron a dar clases después, me lo preparé mucho y nadie se enteró de que era mi primera vez. Llevo diez años ya y no sé cuántos alumnos habrán pasado por mis clases, igual 3.000 entre talleres, que doy unos 25 al año, y las escuelas.
- ¿Cómo ve a las futuras generaciones de fotógrafos?
- Súper potentes. Hay gente que lleva toda la vida haciendo fotos y se siguen diciendo aficionados. Parece que solo eres fotógrafo cuando cobras, pero no, también puedes ser fotógrafo sin ganar dinero de ello.
- ¿Qué consejo les lanzaría?
- Eso le pregunto yo a todos los fotógrafos que retrato. Yo siempre les digo, porque a mí me sirvió mucho, los consejos que me dio mi profesor Miguel en la escuela Look. Me dijo "¿Tú tienes claro que quieres dedicar a la fotografía? Pues dedica tiempo de tu vida cada día a ella, ya sea haciendo fotos, viendo una película y fijándote en la fotografía, o viendo otros autores o yéndote al Prado a ver pintura.
- También me dijo "Mira, que mirar es gratis". Cuando yo aprendí a hacer fotos no existía la fotografía digital, entonces tú tenías que pensar mucho antes de disparar. Piensa más y dispara menos. La fotografía tiene mucha tela, no es apretar un botón y ya está. Es mucho más, es un lenguaje. Tienes que aprender a escribir a través de ella, a leerla. Y si quieren dedicarse a esto, que hagan fotos de lo que les resuena por dentro, no de lo que esté de moda.