Hallazgo único en la ría de Arousa: restos de un delfín tropical nunca visto en 200 años
- Almacenado durante décadas en el IES Castro Alobre de Vilagarcía como un arroaz común, el esqueleto fue identificado recientemente por la CEMMA como un delfín de hocico estrecho, una especie no registrada en el Atlántico Norte desde el siglo XIX
- Más información: Tres décadas de la Cemma: los guardianes de los mamíferos marinos en las costas de Galicia
En el inmenso lienzo azul del océano, donde la luz se descompone entre las sombras y las corrientes arrastran secretos aún por desvelar, se esconde un mundo entero repleto de enigmas. Lo cierto es que, pese a los avances científicos, el mar sigue sorprendiendo con hallazgos que desafían los límites de nuestra comprensión y reescriben la historia natural del planeta. Curiosamente, algunos de estos descubrimientos no emergen de las profundidades más insonsables, sino que están más cerca de lo que imaginamos, ocultos a simple vista bajo la apariencia de lo cotidiano.
Un ejemplo extraordinario llega desde la mayor ría de toda Galicia, la ría de Arousa, escenario de un hallazgo sin precedentes que había permanecido oculto durante décadas. En el IES Castro Alobre de Vilagarcía, un esqueleto registrado durante más de 40 años como el de un arroaz común resultó ser una pieza mucho más extraordinaria. Gracias al meticuloso trabajo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA), los restos se identificaron recienteme como los de un delfín de hocico estrecho o dientes rugosos (Steno bredanensis), una especie tropical de la que no había constancia en el Atlántico Norte desde, por lo menos, el siglo XIX.
Esta revelación en aguas de la ría de Arousa no sólo destaca por la rareza que supone a nivel geográfico, sino por las profundas implicaciones científicas que plantea sobre el pasado, presente e incluso futuro de nuestros océanos. Dichos restos abren una nueva ventana de preguntas sobre los patrones de migración y los cambios en los ecosistemas marinos a lo largo del tiempo. De hecho, en la actualidad la distribución de esta especie está experimentando un cambio gradual, extendiéndose hacia nuevas áreas más cercanas como Madeira y Azores.
El hallazgo arousano
Aunque la historia de este delfín de hocico estrecho se ha dado a conocer recientemente, su hallazgo se remonta al año 1979. Fue entonces cuando la ría de Arousa hizo emerger un ejemplar de Steno bredanensis, una especie mucho más habitual de las aguas tropicales y subtropicales —como las de Mauritana, Namibia y hasta las Islas Canarias— que de los fríos entornos de la costa atlántica. El cetáceo en cuestión apareció entonces varado en la emblemática playa de Compostela, dentro de los límites de Vilagarcía de Arousa.
En aquel momento el animal fue identificado erróneamente como un arroaz común, y sus restos quedaron almacenados durante décadas en el centro educativo de Castro Alobre. Esto se debió a que fue un grupo de estudiantes y maestros de este instituto el que había encontrado el ejemplar. No sería hasta el año 2018 cuando un equipo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños recuperó el esqueleto, descubriendo que pertenecía a una especie que no había sido registrada en el Atlántico Norte desde el siglo XIX. Las últimas observaciones conocidas de estos cetáceos en aguas más septentrionales databan de aquella época, con avistamientos en países como Francia o los Países Bajos.
Mediante un detallado análisis que incluyó el recuento de piezas óseas y la biometría del cráneo y las hemimandíbulas, los investigadores de la CEMMA lograron identificar el esqueleto como el de un delfín de hocico estrecho. Un detalle crucial para su clasificación fue el uso de fotogrametría, que permitió confirmar una de las características más singulares de esta especie: sus dientes rugosos, una peculiaridad que da nombre a su segundo desingnio científico y que resultó clave para esclarecer su verdadero origen.