María Dolorès del Valle Béchade, más conocida como "La Francesa", se convirtió en una figura clave en la historia de Cambados durante la primera mitad del siglo XX, gracias en parte a su generosa labor como benefactora del municipio y defensora del bienestar social de todos los cambadeses. Nacida en Francia un 24 de abril de 1885, su amor por Galicia se hizo evidente desde muy temprana edad, cuando cada verano viajaba con su familia a la pintoresca localidad para disfrutar de este paraíso frente a la costa atlántica. Tras las primeras visitas, la familia pronto decidió fijar su residencia vacacional en Cambados por la proximidad del municipio a reconocidos núcleos termales como el de A Toxa y de hecho, incluso llegaron a adquirir la casa natal del escultor Francisco Asorey y más tarde, también el Pazo de Serantellos.
Entre los grandes hitos que se le atribuyen a María Dolorès del Valle destaca la construcción del antiguo campo de fútbol de A Merced, el Colegio Salesianos y el edificio que en la actualidad ocupa el Auditorio y Conservatorio de Cambados. En su día todos estos emblemáticos espacios se pudieron materializar gracias a la cesión y donación de terrenos que de forma altruista hizo La Francesa. Y aunque su legado siempre ha formado parte del conocimiento popular del municipio, su figura ―como la de tantos otros personajes y momentos de la historia― fue durante muchos años una imagen borrosa en la memoria colectiva de los cambadeses.
En el 2020, la historiadora e investigadora Bea Laya publicó en la revista cultural Cen Follas un artículo biográfico sobre la vida de esta importante mujer, lo que desencadenó que el concello rescatase su figura del olvido para nombrarla hija adoptiva de la localidad a título póstumo ese mismo año.
La historia de una mujer adelantada a su tiempo
A pesar de ser una mujer muy religiosa y conservadora, La Francesa desafió muchas de las normas de género de su época y estuvo tremendamente implicada con la sociedad, llegando a favorecer la creación de una escuela femenina en Cambados y a trabajar como enfermera voluntaria durante la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil. Pero sin lugar a dudas, uno de los títulos que más llaman la atención en el historial de esta extranjera afincada en Cambados tiene mucho que ver con el deporte, ya que ha sido considerada ―al menos a título honorífico― como la primera mujer en presidir un equipo de fútbol en España. Estos hechos se remontan al año 1932, cuando tras la inauguración del ya desaparecido campo de A Merced la prensa de la época presentaba a La Francesa como la presidenta del Juventud de Cambados.
El legado social y cultural de María Dolorès en Cambados es innegable: sus donaciones permitieron mejorar en muchas ocasiones las posibilidades educativas y de ocio de esta villa histórica. Lo cierto es que sólo dos años después de la creación del campo de fútbol en unos antiguos terrenos de la familia en O Pombal, La Francesa promovió la construcción de otro de los edificios más relevantes para la juventud cambadesa: el Auditorio de Cambados, que en sus inicios había sido también sede de la Juventud Católica.
Por otra parte, consciente de las dificultades que tenían en aquella época las mujeres para acceder a la educación, la mujer adquirió un inmueble frente al Parque de Torrado para abrir en él la "Juventud Femenina de Acción Católica", convertida en escuela tras la Guerra Civil. La propia Dolorès y su sobrina Lucía Vidal dieron clases allí a personas mayores para enseñarles a leer y escribir, matemáticas o gramática entre otras disciplinas.
Una de las últimas grandes donaciones que llevó a cabo La Francesa tuvo lugar en 1947, momento en el que junto a su familia decide entregar a la congregación de los salesianos los terrenos del Pazo y la finca de Serantellos para hacer realidad el sueño de su padre de crear allí una institución educativa. En aquella propiedad pasó sus últimos años María Dolorès del Valle Béchade hasta que el 11 de octubre de 1967 falleció a los 82 años de edad. Sus restos se encuentran desde entonces en el panteón familiar ubicado a los pies de las famosas ruinas de Santa Mariña de Dozo.