Un 3 de junio de 1876 nacía en Fefiñáns (Cambados) uno de los autores más relevantes dentro de las corrientes literarias que marcaron una etapa de transición entre el siglo XIX y XX. Más conocido como el Poeta da Raza por su entrega y reivindicativa para el nacionalismo gallego, el legado de Ramón Cabanillas Enríquez hace décadas que se hizo eterno tanto en el ámbito de las letras (popular y académico) como en el imaginario colectivo de toda Galicia. Su prosa y creatividad lograron impregnar la poesía ―y también el teatro― de modernismo, vanguardia y crítica social. De hecho, su producción poética es todavía hoy una clara muestra de diversidad temática y estilística para la época, con obras que versan sobre el amor, la religión o incluso lo civil.
El próximo 9 de noviembre se cumplen 64 años de la muerte del literato, aunque la historia de este genio de las letras sigue más viva que nunca en aquellos lugares en los que de un modo u otro consiguió dejar una huella eterna. Y no sólo en Galicia, sino también al otro lado del Atlántico, pues Ramón Cabanillas fue uno de esos gallegos emigrados y vanagloriados al otro lado del charco. Lo cierto es que el cambadés emigró a Cuba ya en el año 1910 y fue allí donde tendría lugar la publicación de su primer poema y libros: Lonxe (1910), No desterro (1913) y Vento mareiro (1915). Pero más allá de su incipiente y prometedora producción literaria, Cabanillas también le debe a su etapa en la isla caribeña el haberse encontrado con dos figuras vitales para su conciencia política y escrita: Basilio Álvarez, sacerdote y político gallego que le acercó a la causa agrarista; y el intelectual galleguista Xosé Fontenla Leal, el cual impulsó al cambadés hacia la escritura en gallego.
Una vida dedicada a las letras
El mito del Poeta da Raza se escribió y se hizo grande en torno a un relato de vida de éxito sobresaliente, tanto en el ámbito de las letras como en otras esferas públicas, políticas, sociales e incluso religiosas (hasta abandonar sus estudios eclesiásticos). De hecho, más allá de su producción literaria, la figura del escritor también destacó en su día por haber dirigido dos periódicos locales en la comarca do Salnés como fueron El Umia (1907) y El Cometa (1910), así como también por haber sido uno de los impulsores de la primera sala de cine en Cambados. Cuando emprende su viaje en solitario hacia La Habana (Cuba), el literato ejerce al otro lado del charco varias funciones como contable de comercio y administrador del Teatro Nacional, propiedad del Centro Gallgo y para el cual dirigió el boletín oficial y redactó sus nuevos estatutos.
Cabe destacar que en el año 1912, Cabanillas regresa por un breve período de tiempo a Cambados y en el transcurso asiste a un mitin de Acción Gallega en Vilagarcía, simpatizando con las ideas del movimiento agrarista del ya citado Basilio Álvarez. Dos años después regresa a Galicia y se introduce de lleno en la vida cultural y política de la época, llegando a trabajar como secretario del concello de Mos (1916-1924) e incluso figurando como candidato para la Asamblea Constituyente en el año 1931. Es también en esta época cuando Ramón Cabanillas inicia su compromiso con el proyecto de las Irmandades da Fala, colaborando en el boletín A Nosa Terra y ejerciendo como la voz lírica del movimiento. De hecho, este es un tiempo de transición entre su primera prosa más intimista y sus escritos al servicio de las necesidades populares. Una etapa que en el ámbito de las letras se corresponde con obras como Da terra asoballada (1917), A man da Santiña (1921) y O Mariscal (1926). Con todo, el lirismo intimista todavía se conserva en volúmenes como A rosa de cen follas (1927), y es por ello que el conjunto de su obra resulta tan amplio, complejo y difícil de catalogar.
Cuando estalló la Guerra Civil española, Ramón Cabanillas se encontraba viviendo en Madrid. De la capital se traslada entonces a una zona sublevada de Valencia, donde se dice que se encuentra y relaciona con Castelao. En el año 1937 regresa a Cambados y comienza a trabajar como secretario de diferentes localidades gallegas como Silleda, Moaña, Meaño o Meis. Aquellos años coincidieron además con una época de silencio literario para el poeta que tan sólo rompió a partir de 1949 con Camiños no tempo ―y más tarde también con Antífona da Cantiga (1951), Da miña zanfona (1954), Versos de alleas terras e de tempos idos (1954) y Samos (1958), su último libro publicado en vida. Tras sus muchas idas y venidas personales y profesionales, Cabanillas todavía acabaría volviendo a Madrid en una etapa que muchos recuerdan por una tertulia que organizó en el café Lyon d’Or. Sin embargo, en los últimos suspiros creativos y de vida, el poeta eligió pasar el final de sus días en el lugar que le vio nacer: Cambados.
El legado de Cabanillas en Cambados
La impronta de Ramón Cabanillas en su villa natal encuentra su epicentro en una pequeña edificación marinera situada en el barrio de Fefiñáns. En ella nació y vivió el Poeta da Raza, la cual conforma a día de hoy una pieza fundamental dentro de la oferta cultural de Cambados. De hecho, la propiedad fue rehabilitada y transformada en una casa-museo, y abierta al público en julio de 1998, con el objetivo de acercar a sus visitantes la figura, vida y obra del poeta. En la actualidad, en el interior del espacio se pueden encontrar numerosos objetos personales de este ilustre escritor, así como muebles, fotografías, dibujos, grabados y demás objetos que permiten recrear el despacho en el que se escribieron tantas prosas firmadas por Cabanillas. Más allá de la ambientación y los detalles de época, el museo cambadés también recoge algunas de las primeras ediciones de sus obras al completo, configurando uno de los fondos bibliográficos más importantes sobre este literato gallego.
Al margen de la Casa-Museo de Ramón Cabanillas, el legado del poeta también se encuentra de manifiesto en el callejero local de Cambados, sobre todo a través de sus esculturas y monumentos. Sin ir más lejos, la plaza del ayuntamiento acoge una figura de bronce, realista y tamaño real del Poeta da Raza creada por Lucas Míguez en el 50 aniversario del fallecimiento del literato. La estatua se encuentra sentada sobre un banco de la plaza y representa a Cabanillas con una libreta abierta entre sus piernas, un bolígrafo en su mano y la mirada perdida en el horizonte de la ría de Arousa. Con todo, este no es el único monumento al escritor en el municipio, pues el Paseo da Calzada también alberga una de las obras-homenaje a la figura de Cabanillas, cuyo cuerpo tiene tallados unos versos de la dedicatoria del famoso poemario Vento mareiro: "A ti, meu Cambados".