10 cosas que ver y hacer en Meis más allá de la Ruta da Pedra e da Auga
Bodegas, pazos, restos arqueológicos y varias sendas fluviales recorren el grueso del municipio y descubren al viajero la riqueza histórica y natural de este rincón de la comarca do Salnés
22 junio, 2024 05:00Enclavada en el corazón rural de la comarca do Salnés, la Ruta da Pedra e da Auga PR-G 170 conforma uno de los senderos fluviales más conocidos del sur de Galicia. Este agradable itinerario homologado avanza a orillas del río Armenteira en su descenso desde el entorno del Monasterio de Santa María da Armenteira hasta el conjunto de molinos restaurados de Barrantes, ya en los límites de Ribadumia. Pasarelas de madera, pozas naturales, pequeñas cascadas y hasta una curiosa representación de una aldea labrega se extienden a lo largo y ancho de este recorrido de 7 kilómetros por las entrañas del Salnés, dando forma a cada paso a una de las sendas más transitadas de las Rías Baixas y uno de los grandes reclamos naturales y etnográficos del municipio de Meis.
Sin embargo, esta localidad gallega alberga en sus territorios otros muchos atractivos más allá de su famosa Ruta da Pedra e da Auga. Sin ir más lejos, los pazos históricos y algún que otro resto arqueológico conservado permiten al viajero conectar con el pasado más señorial y la historia más remota de este rincón del Salnés. Asimismo, las bodegas que se extienden por los valles de viñedos se erigen también como testigos directos de la importancia que tiene la cultura vinícola en las Rías Baixas. Y en lo que respecta al patrimonio natural del municipio, sendas fluviales como la del Río San Martiño o del Río Chancha son también una gran alternativa para descubrir el encanto rural de Meis.
1. Monasterio de Santa María da Armenteira
El punto de partida de la Ruta da Pedra e da Auga esconde una de las joyas arquitectónicas cistercienses más extraordinarias de las Rías Baixas: el Monasterio da Armenteira. Este ancestral cenobio se encuentra enclavado en las faldas del Monte Castrove y hunde sus raíces más remotas en el siglo VI. Cabe recordar que la Orden del Císter se introdujo en el monasterio ya a finales del siglo XII, manteniendo su actividad religiosa hasta la desamortización de 1835. De hecho, tras varias décadas de inacción, la llegada de una comunidad de monjas cistercienses en el año 1989 devolvió la vida y la armonía a este monasterio meisino. En la actualidad es posible visitar tanto la iglesia como el claustro, e incluso alojarse en la hospedería monástica para disfrutar de unos días de quietud y oración.
2. Pazo da Saleta
Uno de los rincones más bonitos y secretos de Meis lleva por nombre el Pazo da Saleta, cuyos orígenes se remontan a una antigua casa de labranza construida allá por el siglo XVIII. De hecho, esta histórica propiedad alberga en su interior una de las colecciones botánicas más espectaculares de Galicia, integrada dentro de la Ruta de la Camelia y declarada Jardín de Excelencia Internacional. Lo cierto es que este jardín privado se erigió alrededor de la estructura principal en el año 1968 por iniciativa del matrimonio británico formado por Margaret y Robert Gimson. Los entonces propietarios llevaron a cabo una reforma íntegra de los espacios verdes de la mano de la arquitecta paisajística Brenda Colvin en 1970, dando forma a un extraordinario jardín de estilo inglés que seguiría creciendo con el cambio de titularidad en 1996 y que hoy por hoy es posible visitar un par de meses al año.
3. Monte Castrove
El mirador natural de la localidad de Meis se encuentra en la cima del Monte Castrove, el cual es a su vez uno de los rincones más altos de la comarca do Salnés. Con sus cerca de 609 metros de altitud, la cumbre de este monte ofrece una panorámica excepcional de los extensos valles del Salnés, una buena parte de la ría de Arousa y hasta las laderas del suroeste donde se emplaza el Monte da Escusa, el Campo de Golf de Meis y el ya citado Monasterio da Armenteria. Además, cabe destacar que en lo más alto de Castrove el visitante también encontrará algún que otro asador, bancos, mesas y un área recreativa ideal para disfrutar de una jornada entre la naturaleza.
4. Petroglifo de Outeiro do Cribo
Más allá del mirador natural del Monte Castrove, las faldas de este monte pontevedrés también esconden entre sus límites una interesante riqueza arqueológica y patrimonial. Lo cierto es que entre los municipios de Meis y Poio se conservan varios motivos arqueológicos, entre ellos los Petrofligos de Outeiro do Cribo, ubicado en la parroquia de Santa María de Armenteira. En el caso de estos grabados rupestres destaca un gran laberinto de unos 60 centímetros de diámetro y un grupo indeterminado de cuadrúpedos. No obstante, cabe resaltar que el estado de conservación de estos petroglifos descubiertos en 1978 no es el mejor, fruto de la propia erosión en la roca y la vegetación que envuelve al entorno.
5. Pazo Señoráns
En el corazón de Meis se encuentra una representación excepcional de las casas solariegas gallegas: el Pazo Señoráns, una propiedad de época que ha sabido mantener el encanto y señorío de épocas pasadas. De hecho, este palacete histórico acoge desde hace años un templo bodeguero en el que también es posible celebrar eventos de ensueño. La bodega como tal fue fundada por marisol Bueno y Javier Marque hace más de dos décadas, siendo pioneros en la producción de blancos de Galicia afinados en botella. En lo que respecta a la historia del pazo, esta antigua casa solariega datada en el siglo XVI experimentó su particular metamorfosis en el año 1989, con la salida al mercado de la primera cosecha, aunque la realidad es que el cultivo del viñedo ya se había iniciado un tiempo antes
6. Bodega Mar de Frades
Desde su puesta en marcha en 1987, la Bodega Mar de Frades ha logrado convertirse en una de las grandes custodias del buen vino en el valle del Salnés. Enmarcada en el municipio de Meis, el moderno edificio principal se ubica a los pies de la Finca Valiñas, junto a la ladera del monte que lleva su mismo nombre. No obstante, cabe recordar que esta bodega gallega trabaja con más de 150 viticultores de toda la zona. En cualquier caso, este magnífico entorno con vistas a la ría de Arousa puede ser visitado bajo cita previa en un itinerario guiado cuyo precio oscila entre los 7 y 10 euros. La actividad principal incluye un paseo por el viñedo con la explicación de la elaboración del albariño en la bodega y una cata comentada para finalizar.
7. Bodega Laureatus
Con un proyecto mucho más joven pero igual de interesante, la Bodega Laureatus está dedicada a la elaboración de vinos de calidad de la D.O Rías Baixas que parten de la variedad de uva más famosa en Galicia, el Albariño. Al margen de su producción, la bodega mantiene una magia muy especial en sus terrenos, donde también se llevan a cabo todo tipo de eventos y bodas. En los exteriores del edificio principal podemos encontrar elementos típicos de las antiguas casas solariegas gallegas, tales como un hórreo, un palomar y un crucero que ayudan a realzar la belleza innata de este espacio.
8. Playa fluvial de Meis
La localidad de Meis no tiene arenales, pero sí una idílica playa fluvial enclavada en la zona de la parroquia de Paradela, en un espacio natural a orillas del río Umia. Ubicada en pleno curso fluvial, se trata de una zona de baño ideal para disfrutar del calor en una tranquila tarde de verano en familia o con amigos. Además, en el entorno también destaca una pequeña y bonita cascada formada por la presencia de un antiguo puente de piedra.
9. Senda fluvial do río San Martiño
La senda del Río Santa Martiño es otro de los tesoros fluviales escondidos en la localidad de Meis. Esta ruta homologada (PR-G 171) transcurre a lo largo del curso del río San Martiño en un recorrido lineal de unos 11 kilómetros. El sendero atraviesa un entorno natural plagado de elementos de la arquitectura popular, tales como iglesias y molinos de agua. También son varias las pasarelas de madera y pequeñas cascadas visibles en todo el trayecto, el cual se adentra en los valles verdes del Salnés entre bosques de ribera y campos de viñedos.
10. Ruta do Río Chanca
Entre las localidades de Meis, Meaño y Sanxenxo se extiende una ruta mágica que sigue la estela del río Chanca entre naturaleza autóctona y antiguos molinos. En total son siete kilómetros de recorrido por un entorno natural privilegiado que permiten descubrir en primera persona uno de los muchos caminos de la molienda que existen en la comarca do Salnés. La ruta en cuestión da comienzo en el lugar de Valboa, en una de las zonas más altas del municipio de Meis. La senda discurre después río abajo entre las parroquias de Santa María de Simes y San Miguel de Lores, atravesando también un pequeño tramo en la parroquia sanxexina de Nantes antes de regresar en su trazado a Meaño y alcanzar su desembocadura a orillas de la ría de Arousa.