De amplio pasado pesquero, conservero e incluso ballenero, Bueu es una de esas localidades gallegas donde el mar se respira en todos y cada uno de sus rincones. Esta villa marinera repleta de encanto se enmarca en pleno corazón de las Rías Baixas ―concretamente en la comarca do Morrazo― y se encuentra bañada por las aguas de la ría de Pontevedra. No es de extrañar por tanto que la cultura marinera forme parte de la identidad y la idiosincrasia de este pueblo desde al menos el siglo XVIII, especialmente tras la llegada de estas industrias catalanas al mapa económico y social de la ciudad. 

En la actualidad, el eterno legado buenense de vinculación al mar y a los barcos se mantiene reflejado en lugares como O Estaleiro do Purro, el último astillero tradicional de carpintería de ribeira en activo del municipio. Lo cierto es que el negocio abrió sus puertas en 1920 a los pies de la playa da Banda do Río (nombre por el cual también es conocido), convirtiéndose desde sus inicios en uno de los principales referentes de la cultura marinera y un apéndice más del paisaje urbano de Bueu. Hace sólo unos años, el espacio fue sometido a una profunda rehabilitación para la puesta en valor y musealización del histórico astillero, inaugurado de forma oficial el pasado mes de septiembre en un acto público en el que también se reivindicó la memoria colectiva de la villa.   

Breve historia de O Estaleiro do Purro

El astillero buenense de Purro antes de su rehabilitación. Foto: Turismo Rías Baixas

El relato de vida de O Estaleiro do Purro empezó a escribirse en 1920 de la mano de José del Río Casal. Su fundador fue un carpintero que previamente trabajó en un taller situado en la playa de Loureiro y que un día decidió independizarse y solicitar una concesión para la ocupación de espacio público con la finalidad de crear un astillero. De hecho, la puesta en marcha del proyecto en la Banda del Río no respondía a una decisión tomada al azar, sino que del Río Casal escogió esta zona por su céntrica ubicación en el pueblo, así como por la proximidad tanto al río Bispo para el tratamiento de la madera como a una playa recogida donde poder hacer las "botadura de barcos" con tranquilidad. 

Al principio, este taller buenense dedicó su producción a la creación de embarciones de pequeño porte, tales como chalanas, gamelas, lanchas xeiteiras, botes polbeiros e incluso traiñeiras. En el año 1938, tras la muerte del carpinterio, el astillero cambia de manos y es adquirido por Rosa Cortizo Cerviño para que al frente de la nueva actividad se sitúe su hijo, José González Cortizo. Con el cambio de dueños el taller aumentó su producción, sumando la construcción de embarcaciones de mayores dimensiones a la cartera habitual. Este incremento en la actividad también provocó el crecimiento de la empresa en cuanto a número de trabajadores, alcanzando un total de ocho empleados durante las épocas de mayor producción. Cabe destacar que la llegada del motor como método de propulsión suscitó del mismo modo la ampliación de las instalaciones en dos fases diferentes, en torno al año 1975, las cuales le confirieron al astillero el singular aspecto que todavía mantiene hoy en día a pesar de la rehabilitación. 

En el año 1988 se produce un hito constructivo en la zona que marca para siempre el porvenir de esta antiguo taller de carpintería de ribeira: la creación de un muro de abrigo para las casas das marusías, una obra que causó la destrucción de las vías de varada del astillero y el desplazamiento de varios de los trabajos a las proximidades del puerto en un cobertizo levantado para las obras del Galaico y un barco de la batea "Purro". Ya en el año 2003, O Estaleiro do Purro cesa su actividad de forma definitiva, siendo objeto desde entonces de varios proyectos impulsados por el gobierno local que tenían como objetivo la dotación de una nueva vida al espacio. 

"Obra viva", la segunda vida del astillero

"Obra viva" la propuesta ganadora para la rehabilitación del astillero. Foto: estaleirodepurro.gal

A pesar del interés local por mantener vivo el patrimonio marítimo del emblemático edificio, los primeros pasos en la metamorfósis de O Estaleiro do Purro no tendrían lugar hasta el año 2018. En ese año el concello de Bueu convocó un concurso de ideas para la rehabilitación de la estructura en dos fases, resultando ganadora la propuesta "Obra viva", del estudio de arquitectos MRM: un proyecto discreto con el que sus idearios pretendían reducir al mínimo los elementos constructivos para que toda la fuerza visual se centrase en el antiguo astillero. 

De hecho, la propia estructura del astillero constituye una pieza más de este museo del mar. La rehabilitación y musealización del espacio ha supuesto la puesta en valor de un patrimonio de la industria tradicional gallega y la arquitectura marinera local. Además, en su interior se pueden ver herramientas de trabajo de la pesca e incluso elementos típicos de la carpintería de ribeira. Del mismo modo, las actividades culturales relacionadas con distintos sectores de la economía marítima, el turismo y hasta la creación de empleo también tienen un hueco en la segunda vida de este histórico de Bueu.