Desde su estudio en el centro de Vigo, Cristina Fernández Núñez abre sus puertas a todos aquellos interesados en el mundo del arte que quieren iniciarse o ampliar sus conocimientos en las disciplinas de la pintura y el dibujo.
Hace 25 años, recién licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, a Cristina le surgió la oportunidad de convertirse en maestra de pintura y dibujo a raíz de una tienda de enmarcación en la que trabajaba en la calle María Berdiales. A pesar de que nunca lo había hecho, decidió dar el paso con la enseñanza, descubriendo así un camino que la acompañaría hasta hoy.
Su taller de pintura y dibujo está enfocado tanto para niños a partir de los seis años, como para adultos iniciados o más experimentados en el mundo del arte. El curso empieza en octubre y finaliza en junio aunque, a excepción de este año y debido a la situación epidemiológica, uno puede incorporarse en cualquier momento.
La forma de acceder al taller de Cristina es contactando con ella a través del correo electrónico o el número de teléfono que se encuentran en su página web.
Formación artística sin barreras
Cristina Fernández trabaja para que sus alumnos salgan con una buena base técnica, como la que ella misma aprendió en la Facultad de Bellas Artes. La artista resalta la importancia de aprender una visión académica para después tener más recursos con los que poder explorar otros caminos.
"Una antigua alumna mía fue a hacer un máster a EEUU y allí le señalaron lo bien que mezclaba los colores. Ella les dijo que era porque yo solo les dejaba usar una paleta muy restringida, básicamente los colores primarios, a la cual iban incorporando nuevos pigmentos según la necesidad, con el objetivo de dominar el color y sus matices. Nunca compró un verde ni un color tierra, siempre tenía que sacarlos ella", cuenta Cristina. Esta es solo una anécdota que ilustra en gran medida la forma de enseñar de la artista, procurando no ponerles las cosas demasiado fáciles a sus alumnos, para que aquellas habilidades que les puedan servir en un futuro les salgan de manera completamente natural. Cuestiones como tener que ajustar valores de color en el ordenador no les supondrán demasiado esfuerzo, puesto que ya lo tendrán asimilado desde pequeños.
Sin embargo, MV33 no es una escuela de pintura cualquiera, sus alumnos, tanto los niños como los adultos, aprenden con libertad apoyándose en sus compañeros y en las directrices de su maestra. "No me gusta quitarles la frescura que traen. Muchas veces pintan la línea del cielo porque es el momento en el que tienen que hacerlo, no tienes que decirles "no, es que en el cielo no hay una línea", poco a poco ellos van comprendiendo", afirma Cristina.
Durante una clase de dos horas a la semana sus alumnos tienen la libertad de ejecutar sus propios proyectos. Se ponen las batas, algo de música y Cristina los guía de manera casi individualizada, acercándoles artistas de referencia, mostrándoles los diferentes materiales que pueden utilizar y, en definitiva, ayudándoles a tener una visión artística de la realidad.
En los grupos de los niños, en ocasiones son ellos mismos los que proponen la actividad que se llevará a cabo en la siguiente clase, permitiendo así que desarrollen por completo su creatividad.
A pesar de que las clases de Cristina no están enfocadas a nivel teórico, siempre encuentra ocasión de relacionar los proyectos de sus alumnos con la obra de algún artista como Morandi o Hopper, de forma que no solo tengan referentes sino que también conozcan la historia del arte.
Un perfil de alumnado muy variado
Cristina afirma que todo el mundo tiene una parte creativa en su interior. Algunos tienen un talento adormecido y solo necesitan que alguien lo estimule un poco.
Aunque algunos alumnos adultos de MV33 ya son artistas experimentados que exponen y venden sus obras, otros simplemente buscan en la pintura una manera de evadirse y vivir nuevas experiencias. "La pintura es muy terapéutica. En el tiempo que estás pintando te olvidas un poco de todo lo que te rodea. Mucha gente viene y se evade, da igual lo que van a pintar o para dónde va a ser", señala la artista viguesa.
También son muchos los adolescentes y estudiantes que buscan preparar su ingreso en las facultades de Bellas Artes con el apoyo de Cristina.
En cuanto a los pequeños artistas que se forman en MV33, muchos de ellos asisten a sus clases durante años y solo dejan de ir una vez tienen que marcharse a la universidad. Este fue el caso de las hermanas Yarza, diseñadoras viguesas afincadas en Londres que han sido galardonadas con el premio nacional de diseño. Ambas han trabajado para grandes marcas como Smirnoff, HP o Adidas y de niñas asistieron al taller de pintura de Cristina.
Este año las clases ocupan la gran mayoría del tiempo de creación de Cristina, puesto que ha tenido que repartir mucho más los grupos de alumnos para lograr que el taller sea 100% seguro. Aun así, a pesar de que la situación epidemiológica no ha favorecido la inspiración y la creatividad, la artista sigue trabajando en exposiciones y proyectos futuros.
La filosofía de este taller de pintura es un gran reclamo para todos aquellos que están deseando avanzar en el ámbito artístico: "Muchas veces aprendes más viendo cómo dar una pincelada que si te lo explican", asegura Cristina.
Aprender de la mano de una artista consolidada, conocer a personas con intereses semejantes y descansar de aquellas cuestiones agobiantes del mundo exterior son, entre otros, algunos de los motivos de peso para atreverse con MV33.