En su Instagram, las integrantes de Fuck this Studio lo definen como un "espacio creativo abierto a ideas locas y movidas varias". La misma naturalidad de esas palabras es la que mueve la vida en el estudio, que siempre deja la puerta entreabierta para quien quiera entrar. Su proyecto es una muestra de que es posible hacer y mostrar arte de una forma distinta.
Un proyecto fruto del confinamiento
Noemi Parga, Andrea Costa, Raquel Álvarez, Alicia Tizón y Marta Chamosa se conocían de antes. Unas por ser ya compañeras en el instituto, pero la mayoría por haber coincidido en las facultades de Bellas Artes y de Comunicación de Pontevedra.
Llegaron a Fuck this Studio para tomar el relevo de sus fundadoras, Marta Valverde y Paula Rodríguez, que crearon el espacio "para tener un sitio donde hacer sus cosas" tras los duros meses de cuarentena en la primavera de 2020. "Al final esto surgió de que mucha gente tenía necesidad de salir de la casa de sus padres", explica Noemi.
Ese confinamiento, con todas las cosas malas que acarreó, también sirvió para impulsar el proyecto. ¿Y si no hubiera existido la pandemia? Andrea cree que tal vez no hubieran experimentado un tirón tan fuerte desde el principio, que la idea hubiera crecido de forma más distendida: "me sorprendió en aquel momento (cuando abrieron) que tuvimos muchísimo público, con el rollo de tener que apuntarse para venir se generaban muchas ganas de estar allí".
La vida en el estudio
Noemi recalca que Fuck this Estudio no es una galería: "somos un espacio de gente humilde que quiere hacer sus cosas y tener un lugar donde sentirse cómoda". El estudio no es el trabajo principal de ninguna de ellas, como comenta Raquel. En su caso, está estudiando Bellas Artes y se dedica a diferentes proyectos como el modelaje o la realización; las demás compañeras se dedican a campos diversos como la dirección de arte publicitaria o la enseñanza.
En el estudio reciben visitas de todo tipo de personas. "Incluso disfrutamos más con la gente que es inexperta y vivimos su proceso que con un tío que tenga no sé cuántos seguidores y ya se sienta artista", explica Raquel. El "no saber qué hacen" ellas mismas, como cuentan entre risas, no las ata a nada y les permite aprender de los demás.
Para cumplir su objetivo de construir un espacio "sin muros", comenzaron a organizar dos exposiciones al mes, los fines de semana, con las que no buscan un beneficio económico (al menos por el momento), sino abrir las puertas del local. Tienen el email abierto a propuestas que, si sus recursos se lo permiten, tratan de trasladar al estudio.
Hasta la fecha ha pasado por allí un outlet de la firma gallega Kifi Lab , las pinturas de Maz (es fácil cruzarse con alguna de ellas en la ciudad de Vigo) o el lanzamiento del tercer número de Border Magazine.
Talleres para todos los públicos
El 23 de julio empieza en Fuck this Estudio el primer taller que organizan en el local. Es un "cursillo" de collage divido en 4 días distintos (23 y 30 de julio, y 6 y 13 de agosto), a cargo del artista Carlos Gallego. Cuesta 50 euros e incluye todos los materiales.
Noemi Parga cuenta que es una "actividad apta para un rango de edad muy amplio". Explica que quieren ofrecer talleres cuyo precio no sea un impedimento, a los que pueda acceder todo el mundo. Planean más proyectos en septiembre que, a la espera de una subvención, también pretenden ofertar lo más barato posible.
Un ambiente cultural (in)activo
Una de las motivaciones de las integrantes de Fuck this Studio para continuar organizando talleres y demás actividades es desmontar la idea de que no existen planes alternativos en Vigo. "Hace falta que la gente en Vigo crea que hay algo más que ir a tomarse un helado al centro", dice Noemi.
Opinan que no es fácil emprender una iniciativa así en Vigo y que funcione. Han existido otros proyectos similares, como por ejemplo Maison Ruina, pero es complicado que sean duraderos. El motivo, para las chicas de Fuck this Studio, no reside en la falta de interés de los vigueses. "Yo creo que el problema viene de las instituciones", declara Andrea. Raquel apoya a su compañera: "no nos sentimos arropadas, nos buscamos la vida como podemos".
El ambiente cultural-artístico vigués, en comparación con otras ciudades, parece casi inexistente. Y no hace falta irse a Madrid o a Barcelona para encontrarlo; las artistas del estudio destacan que en Pontevedra se mueven "muchísimas más iniciativas y actividades" e incluso en A Coruña o Lugo (donde se están emprendiendo proyectos muy interesantes, como la galería Solaina). Piensan que tal vez estas diferencias residan en el modelo de ciudad universitaria de Vigo, mucho más disgregado que en villas vecinas. Por suerte, en Fuck this Studio tienen las pilas cargadas para intentar cambiar la situación.