Castros celtas, salinas romanas y murallas medievales se esconden bajo las aceras de Vigo, como secretos muy bien guardados de la historia que conformó la ciudad olívica. Catacumbas, pasadizos secretos y polvorines completan la oferta subterránea de una urbe desconocida, que pocos han tenido el privilegio de ver y que quizás esté más cerca de lo que imaginamos. ¿Conoces el Vigo que existe bajo nuestros pies?

Castros celtas

Como toda historia, debe comenzarse por el principio, y ese principio nos lleva hasta el yacimiento más antiguo de la ciudad y también uno de los más conocidos: los castros del monte del Castro (de ahí su nombre). Aunque a día de hoy las edificaciones de este yacimiento celta estén en la superficie, en realidad son una reconstrucción musealizada de lo que en su día se encontró bajo una de las laderas del monte: los restos encontrados datan de los siglos II y III a.C. y en ellos suponen los arqueólogos que se fundó la urbe.

Salinae

Salinae en la calle Rosalía de Castro Salinae

Hasta el año 1998, cuando se comenzaron las obras del centro de salud de la calle Rosalía de Castro, se desconocía la existencia de una salina marina de evaporación solar que tiene más de 2.000 años de antigüedad. Ahora, un centro de interpretación permite a todos los que quieran conocer un poco más el Imperio Romano adentrarse en las entrañas de la ciudad para descubrir la única salina romana del mundo.

Villa Romana de Toralla

También conocido como Finca Mirambell, este yacimiento resulta ser la única villa romana de Galicia que está excavada en su totalidad y se puede visitar. Tras su descubrimiento, hace aproximadamente cien años, se ha podido establecer que la villa se estableció en el entorno de las playas porque sus habitantes se dedicaban a oficios relacionados con el mar y las salinas y que data de los siglos IV y V d.C.

Hace dos años se encontraron también restos que podrían pertenecer a otra villa romana en la calle Marqués de Valterra, aunque todavía no se ha terminado su estudio y no se puede afirmar que la villa fuese como la de Toralla.

Villa romana de Toralla (turismo.gal)

Necrópolis de Areal

Para cerrar el capítulo del Vigo romano están los restos de una necrópolis (cementerio) que se encontraron bajo la calle Pontevedra a mediados del siglo pasado, unos estudios que se completaron con excavaciones en los años noventa en la cercana calle Inés Pérez de Ceta. Todas las estelas halladas se encuentran hoy en el Museo Quiñones de León y permitieron conocer un poco más los asentamientos romanos de la ciudad de Vigo.

Gracias a las salinas, las villas y la necrópolis se ha podido determinar que al Vigo romano se desplazaron familias enteras que se asentaron para conformar una potente industria relacionada con el mar y que convirtieron la ciudad en un importante puerto comercial.

Muralla de O Castro

Abel Caballero y Carmela Silva visitan el túnel bajo la fortaleza de O Castro

El siguiente tesoro subterráneo de la ciudad olívica supone hacer un viaje en el tiempo, pues bajo la fortaleza de O Castro existe todo un mundo que pronto será accesible al público general. Así lo aseguraba Abel Caballero tras su descubrimiento, el pasado verano, cuando hablaba del hallazgo del túnel, que data de finales del siglo XVII y que podría haber servido para desplazar personas y materiales o como zona de refugio y almacenaje durante las continuas invasiones que sufrió Vigo.

La leyenda dice que este túnel podría unir la fortaleza de O Castro con el castillo de San Sebastián, donde hoy se asienta el edificio del Concello. Aunque fueron accesibles hasta la década de los 90, lo cierto es que estos túneles siguen siendo un misterio para muchos vigueses y esconden cientos de secretos que no se desvelarán hasta que se puedan visitar.

Túnel de los caños

Uno de los secretos mejor guardados de la ciudad está representado por el túnel de los caños, del que muchos han visto la entrada pero pocos conocen su historia. En un callejón adyacente a la calle Victoria, casi en la Plaza de Compsotela, varios pubs esconden la curiosa entrada de un túnel que data del siglo XIX y que ha suscitado todo tipo de preguntas, pues se encuentra tapiado desde hace décadas.

Imagen de la entrada al túnel (Google Maps)

Comunicaba la parte más cercana al puerto con la actual calle Príncipe, aunque no se sabe muy bien por qué se construyó. Desde hace años está pintado como la entrada a una enorme abadía o a un castillo, aunque la puerta es bastante pequeña y no se puede acceder al interior.

Polvorines de la ETEA

El yacimiento más moderno de los que se han ido descubriendo (hasta el momento) se corresponde con unos polvorines que datan de los años de la Dictadura de Primo de Rivera, concretamente se cree que pudieron ser utilizados durante 1926 y 1927. Como indica su nombre, estos túneles se utilizaban para guardar munición bajo tierra y fueron descubiertos durante las obras realizadas por la Xunta en la ETEA para la reconversión de los terrenos.