El lema de la ciudad de Vigo, recogido en su escudo oficial, según lo aprobado de manera oficial el 7 de abril de 1987, es "Fiel, Leal, Valerosa e Sempre Benéfica Cidade de Vigo". Para conocer el origen de estos cuatro adjetivos y la denominación de "ciudad", hay que remontarse unos siglos atrás.
Según el que fuera cronista oficial del Vigo, Lalo Vázquez Gil, las primeras distinciones de las que gozó Vigo, todavía como "villa", fueron las de "muy noble" y "muy leal", allá por el 1764; según el Vázquez Gil, el origen estaría tanto en la defensa que se realizó en las guerras contra Portugal, como en la resistencia de los vecinos contra los ataques del pirata Drake; se desconoce, eso sí, tanto la fecha en la que se otorgaron y quién fue el firmante, aunque el autor alude a "cualquier monarca de la Casa de Austria".
Pero lo recogido en el escudo tiene historia propia. Por un lado, Vigo fue una de las grandes protagonistas de la Reconquista y la resistencia contra los franceses en 1809. De hecho, fue la población que menos días estuvo ocupada por el ejército de Napoleón. Expulsados el coronel Chalot y compañía y convertidos en ejemplo de resistencia ante el invasor, la corporación viguesa, con Vázquez Varela como alcalde, pide un reconocimiento para el hito alcanzado.
Leal y valerosa (y fiel)
Así, el 1 de marzo de 1810, el Consejo de Regencia de España e Indias dicta un decreto por el que concede a la Villa de Vigo el título de "Ciudad Leal y Valerosa". El encargado de comunicar meses antes, a modo de anticipo, la decisión a los dirigentes vigueses es Benito Hermida, diputado compostelano que había sido el interlocutor con la Junta Suprema de la petición viguesa. A la hora de trasladar la buena noticia, Hermida les traslada que se le va a conceder el título de Noble y Leal Ciudad a la valerosa y fiel villa de Vigo.
Como si del juego del teléfono estropeado versión escrita se tratase, el adjetivo "fiel" se unió a los de "leal" y "valerosa". Esto, a pesar de que la expedición del título oficial que se hizo llegar a la ya sí ciudad de Vigo, sólo contemplaba lo de "leal y valerosa". Por lo tanto, eso de "fiel" se debería más a un uso asociado a la costumbre, más que a lo oficial hasta que se ratificó en 1987.
Por cierto que el título de ciudad tardó en ser reconocido por la que era, en ese momento, ciudad de Tui y una de las siete capitales del Reino de Galicia. Ese nuevo título a Vigo como ciudad, le hacía perder privilegios económicos, como el pago al que las villas estaban obligadas a realizarle. De hecho, desde el Ayuntamiento de Vigo, en marzo de 1811, reclamó que se hiciese efectivo el título de ciudad, otorgado por Fernando VII, y que se comunicase al resto de capitales del Reino, así como sus nuevos privilegios.
Siempre benéfica
Sin salir del siglo XIX, Vigo volvió a ganarse un título que sumar a su lema. En este caso, en relación a la Guerra de Cuba, en 1898. Aquello supuso, por un lado, la pérdida de las últimas colonias españolas de ultramar; por otro, el nacimiento de una generación, la del 98, compuesta por Unamuno, Pío Baroja, Azorín y Machado, entre otros intelectuales, que comenzaron a preguntarse sobre la verdadera identidad, carácter y destino de su país.
Para Vigo, en cambio, supuso ser nombrada como ciudad "siempre benéfica". Así lo reconocía el Real Decreto del 26 de este mes de 1899 después del acto de solidaridad y filantropía con los soldados repatriados de aquella Guerra de Cuba. Cerca de 20.000 llegaron al puerto de la ciudad heridos y derrotados y fueron atendidos por los vecinos de manera altruista y desinteresada.
Una escultura de José Molares, instalada en el puerto de Vigo en noviembre del año pasado, homenajea la fecha, que también tiene su lugar en el cementerio de Pereiró, donde descansan los restos de los soldados repatriados.