El Asador O Remo ha logrado convertirse en un referente para cualquier pontevedrés al que le guste la buena carne. Situado en el vecino municipio de Poio, este restaurante es conocido por su excelente churrasco, sus buenos precios y las tapas caseras que acompañan a las carnes preparadas a la brasa. Pero treinta años de andadura son muchos para un restaurante, que ha pasado ya por tres generaciones de la misma familia de hosteleros.
Sergio Rodríguez es la tercera generación, el nieto de unos aventureros que abrieron una tapería en el centro de Combarro. Al principio, cuenta, sus abuelos fundaron un restaurante para los turistas, con sus tapas, su pulpo y su buen marisco a pie de hórreo. "Poco a poco ha ido evolucionando, adaptándose al público y a lo que la gente pide, hasta llegar a ser el asador que es hoy".
El paso clave para convertirse en el asador que es hoy fue el traslado de O Remo a la avenida de A Seca, en el cruce entre la carretera que une Pontevedra con Sanxenxo por la costa y la circunvalación que lleva hasta Vilagarcía de Arousa desde Poio. A partir de este momento, hace veinte años, fueron los padres de Sergio, la segunda generación, los que se hicieron cargo del restaurante.
Sus abuelos, dice, siguen muy vinculados con O Remo, pero ahora son sus padres los que lo regentan, mientras él echa una mano cada verano. "Estoy estudiando ADE en Santiago y vuelvo siempre que tengo vacaciones a ayudar, tengo muy claro que este restaurante tiene que continuar abierto cuando mis padres no puedan seguir llevándolo y buscaré la forma de dedicarme a lo que quiero y que O Remo siga siendo nuestro restaurante familiar".
Porque Sergio, aunque quiere continuar la tradición, también sueña con ser piloto comercial, con fundar su propia empresa y con hacer triunfar su marca de salsas. A sus 22 años lo quiere todo, como todos los jóvenes, pero parece que lo está consiguiendo.
Chimichurri para exportar
La pandemia ha servido a muchos para reflexionar, para pararse a pensar y, en el caso de Sergio, para madurar su idea de negocio. "Mi abuela tenía una receta de chimichurri que hemos ido perfeccionando con el tiempo y la experiencia", dice. Así, cambiando cantidades y proporciones, buscando la marca perfecta de aceite y el tipo perfecto de ajo, han logrado una fórmula magistral que atrae a todos los amantes de la carne a O Remo como moscas a la miel.
Fue en enero de este año, con ayuda de su novia y el empujón de sus padres y abuelos, que Sergio se decidió a crear una marca comercial con la que vender el chimichurri más conocido de la comarca. "Fueron los clientes los que nos animaron, muchos hablan genial de ellas y creímos que podrían venderse bien", cuenta, haciendo referencia a su salsa picante y su salsa suave.
Una cuidada imagen de marca, un bote atractivo y una etiqueta antigrasa han envuelto a la perfección la receta secreta de la salsa perfecta para cualquier carne. "Lo primero que hicimos fue estudiar a la competencia y nos dimos cuenta de que todas las salsas tenían etiquetas muy cargadas: nuestra imagen es elegante, simple y muestra lo que vendemos de forma clara".
El apoyo de su novia, estudiante de turismo, fue clave para llegar a crear esta marca, "que encaja en una tienda de pueblo y en una gourmet". A finales de marzo tenían en sus manos las primeras salsas envasadas y no han parado desde entonces. "En Pontevedra la gente nos conoce y tenemos muchos puntos de venta, ahora estamos saliendo al resto de España y ya vendemos en varias tiendas de Madrid, Bilbao, Castilla y León y próximamente Valencia".
Sergio confiesa que no confiaba tanto en su producto cuando lo lanzó al mercado, porque hay muchísima competencia. "Hemos tenido una muy buena acogida porque jugamos con la ventaja de que lleva el nombre del establecimiento y en Pontevedra se conoce, pero además tiene un sabor muy equilibrado y pocos chimichurris lo logran".
El joven asegura que la fórmula es completamente secreta y, "aunque antes lo hacíamos más a ojo", han conseguido medir al milímetro la cantidad necesaria de cada ingrediente. Ahora preparan su particular oro líquido en proporciones que les permiten embotellar parte del elixir y ofrecer a sus clientes otra parte para que disfruten del churrasco en el local de Poio.
Veinte años de investigación y treinta años de experiencia en el sector, han sido, sin duda alguna, las claves para lograr posicionar un producto tan específico tan rápido en el mercado. Quizás sea la calidad de la carne que ofrece O Remo o su buena mano al prepararla lo que haga que la mezcla con la salsa resulte deliciosa, quién sabe, a estas alturas ya casi apetece hasta a cucharadas.