Desde el pasado 15 de julio, la Casa-Museo de Rosalía de Castro celebra su 50 aniversario. La celebración conlleva todo un año de actos enfocados en una de las figuras más trascendentales de la historia de la literatura gallega y que en Vigo ha dejado un rastro inquebrantable al paso del tiempo.
Sobre la estancia de Rosalía en Vigo, surgen dudas entre los historiadores, al no estar documentada como sí lo está sus vivencias en otras localidades. Pero varias crónicas de la época y Fermín Bouza-Brey, uno de los más importantes estudiosos de su figura, la sitúan a ella y a su marido, Manuel Murguía, en la ciudad en torno a 1859. Murguía, según estos datos, estaría al cargo del diario El Miño y el matrimonio se instalaría en la calle Real, en el número 12, en cuyo bajo también se ubicaba la redacción e imprenta del periódico.
Precisamente, ese será el mismo edificio en el que se instale la imprenta Juan Opañel, que será determinante para dar a conocer la obra de Rosalía de Castro. Opañel era el dueño, también, del diario que dirigía Murguía, y se presenta como figura indispensable en la relación de la escritora con la ciudad de Vigo, donde vivió 8 meses.
En esa imprenta, Rosalía publica, entre los años 1859 y 1863, varios textos, como su primera novela La hija del mar y el poemario A mi madre. Pero la relevancia de ese número 12 de la calle Real llega con la publicación de Cantares Gallegos el 17 de mayo de 1863, obra cumbre de la literatura gallega y que ha marcado la referencia para la celebración del Día de las Letras Gallegas.
Según recoge el trabajo de Lucía García Vega en la publicación Ángulo Recto de la Universidad Complutense de Madrid, el lanzamiento editorial de la obra se promocionó desde el mes de marzo en varios periódicos, como en Galicia. Revista Universal de este Reino, que publicaba el 15 de marzo de ese año un anuncio que hacía referencia a la obra señalando que eran "versos de Rosalía Castro de Murguía" y describiéndola como una "preciosa colección de poesías gallegas tan apreciadas por los periódicos de Galicia y Castilla".
"Formará un volúmen en 8º francés de cerca de 300 páginas, excelente papel, letra compacta, pero clara y elegante. Su precio, 12 reales: Editor D. Juan Compañel-Vigo", continúa.
Hoy en día, una placa señala el edificio en el que se hallaba la imprenta, además de otras dos alusiones a Rosalía y su obra en los portales contiguos. Un edificio que, según asegura el escritor Pedro Feijóo en su libro Camiñar o Vigo Vello, no es el que albergaba el negocio, sino otro situado unos metros más abajo de la calle Real, una equivocación que achaca a la diferente disposición de los números en la calle en aquella época.
Una estatua en "su" calle
Rosalía de Castro es una de las pocas mujeres que da nombre a una calle en la ciudad. En un callejero dominado por las figuras masculinas, el de la poeta gallega es una excepción en el centro de Vigo; pocos referentes femeninos de relevancia han logrado que su nombre se estampe en una placa. En este caso, además, se trata de una calle cuya construcción se alargó durante décadas. Un proyecto que se encontró con múltiples piedras en el camino y cuya finalización se fecha hace escasamente 10 años.
Una estatua en honor a la autora se levanta en "su" calle. Se inauguró en 1995, cuando la vía todavía se encontraba en construcción y no había alcanzado aún toda su extensión. En la confluencia con República Argentina, se trata de un grupo escultórico realizado por Armando Martínez que representa a la escritora rodeada de sus hijos a los que les lee un libro.
Además, uno de sus poemas más reconocidos, Negra Sombra, recogido en su obra Follas Novas (1880), suena en su versión musicada por el compositor gallego Juan Montes Capón en 1892 a las diez de la noche cada día desde el reloj de la sede de Abanca, en el cruce de Policarpo Sanz, García Barbón y Colón.
Un teatro consumido por las llamas
Otra de las referencias a Rosalía de Castro en Vigo ya no existe. Se trata del teatro que llevaba su nombre, que en los planos de su construcción llevó el nombre de Teatro Romea y después, Teatro Cervantes. El Teatro Rosalía de Castro fue inaugurado en en el 1900, pero un incendio lo destruyó sólo diez años después. En el mismo solar, se construyó el Teatro García Barbón, hoy Teatro Afundación.
La huella rosaliana sigue intacta en un colegio y diversos negocios que llevan su nombre y que ensalzan a la autora que terminó con los "Séculos Escuros" para dar comienzo al "Rexurdimento" y devolver al gallego a la palabra escrita en un hito que convierte la relación entre Rosalía de Castro y Vigo en imprescindible.