Corría el año 1931 cuando Waldo Gil, concejal y teniente de alcalde de Vigo, solicitó la creación de escuelas graduadas en la ciudad. Eran los comienzos de la Segunda República, el régimen democrático que gobernó España tras la dimisión del dictador Primo de Rivera y hasta el estallido de la Guerra Civil, en el 36.
Durante los años de la República se trató de poner en marcha un proyecto de país basado en la "democracia, el regionalismo, el laicismo y la economía social", como recogía la Constitución de 1931. Los aires de modernización llegaron a todas las estructuras sociales y la educación no fue una excepción.
Los objetivos republicanos en materia de enseñanza eran extender la educación a todas las clases sociales y reducir las altas cifras de analfabetismo —el índice estaba entre el 30 y el 40%—, así como aumentar las tasas de escolarización, pues la mitad de la población infantil no estaba matriculada en el colegio.
La escuela graduada
En aquella época estaba extendido el modelo de escuela unitaria y los colegios no mixtos de enseñanza privada. En las unitarias se reunían en una misma aula niños de diferentes edades que compartían un único maestro.
Waldo Gil propuso entonces, en 1931, la creación en Vigo de otros centros que pretendía sustituir a las escuelas unitarias, las escuelas graduadas. De esta forma, el alumnado se agrupaba en los siguientes niveles: elemental y mixto para párvulos, tres grados para niños y tres grados para niñas.
El arquitecto Jenaro de la Fuente comenzó a idear los bocetos de esas primeras escuelas graduadas de la ciudad. Sin embargo, hasta 1945 no se trazan los planos. El encargado de esa misión fue Antonio Cominges Tapias, quien proyectó lo que sería el colegio O Pombal, en el barrio de Lavadores, y otros dos centros más en O Rocío (Bouzas) y en el Barrio de las Flores (Teis).
Cominges también firmó otros colegios vigueses, como el Mariano o el antiguo Cluny, y su huella profesional se encuentra en diversas calles de la ciudad. Además, el arquitecto trabajó como docente en la Escuela de Artes y Oficios.
Inauguración de O Pombal
El edificio de O Pombal contó con una inversión de 612.854,89 pesetas y fue el primero de los tres colegios graduados que se terminó de construir en Vigo. Se inauguró en 1949, levantando gran expectación en la ciudad.
El periódico Faro de Vigo publicaba: "Dentro de breves días va a ser solemnemente bendecido e inaugurado el magnífico grupo escolar que en el Pombal, lugar del Seijo, parroquia de Lavadores, ha levantado el municipio para acoger a la numerosa población escolar de aquella amplia zona rural".
Adicionalmente, el periodista que redactó aquella noticia escribía que el edificio era "realmente bello" y explicaba que constaba de "dos grandes plantas", seis aulas, "departamentos especiales para el profesorado" y un "amplísimo comedor en donde, por cuenta del ayuntamiento, se servirá comida a los escolares".
La llegada de O Pombal era un hecho histórico en Vigo. El primer director del centro se llamaba Lisardo Pérez. Durante la década de los 50, aunque el colegio era denominado mixto, los niños y las niñas estaban en aulas separadas. Las aulas de las chicas se situaban en el piso de abajo, junto al parvulario, y tenían alguna asignatura diferente a sus compañeros, como Labores.
Arquitectura histórica
El edificio de O Pombal ha visto pasar a generaciones y generaciones de niños tras sus muros. Los árboles del colegio plantados en 1947 llevan casi ochenta años dando sombra y cobijo a juegos infantiles y secretos compartidos en el recreo. Son plataneros de sombra que van resistiendo el paso del tiempo, aguantando con las energías que depositaron en ellos los alumnos de la primera promoción de O Pombal.
Hoy en día las instalaciones del centro se componen por dos edificaciones, una pista polideportiva cubierta y un terreno de patio de recreo. El edificio más reciente lleva desde la década de los 80 en pie y cuenta con varias plantas de altura y una "subterránea" donde se alberga el gimnasio.
El edificio antiguo fue el ideado por Jenaro de la Fuente y Cominges Tapias. Pertenece al estilo arquitectónico regionalista, que estaba de moda a principios del siglo XX. Era una tendencia que conectaba el paisaje con las formas arquitectónicas tradicionales de Galicia; así podemos observar peculiaridades como las formas propias del barroco de placas santiagués.
Un colegio que avanza hacia el futuro sin olvidar el pasado
Tantos años más tarde, O Pombal continúa siendo un centro de referencia en Vigo. En sus aulas se han llevado a cabo iniciativas tan interesantes como la Maleta Viajera, los concursos de cartas de San Valentín, la Patrulla Verde o el "Padrino Lector".
En el año 2015, el colegio recibió el premio de la Fundación Antonio Fraguas, que promueve la conservación y el estudio de la cultura de nuestra comunidad junto al Museo do Pobo Galego. O Pombal resultó elegido por su trabajo "Lavadores: pasado e presente da nosa parroquia".
Alumnado y docentes elaboraron una exposición que recorría la historia del barrio vigués, antiguamente territorio independiente. Los niños conocieron de la mano de vecinos mayores de la zona cómo era la vida allí hace décadas y descubrieron los elementos del barrio. Toda una labor de recuperación de la memoria y una declaración de intenciones. O Pombal ha visto crecer la ciudad y seguirá haciéndolo durante mucho tiempo, sin olvidar nunca cuáles son sus raíces.