Las ciudades van más allá de sus calles, de sus instituciones o de sus paisajes; muchas veces, el sentimiento de pertenencia se dibuja con otros detalles que están más escondidos pero que son de sobra conocidos por los que habitan en ellas. En el caso de Vigo, en Treintayseis hemos elaborado una lista de 10 cosas que, si las has probado, sopn buena prueba de que eres de esta ciudad.
Son pequeñas perlas, algunas vinculadas a la gastronomía, pero que tienen más poder evocador e integrador que un menú estrella Michelín. Un chupito, una tortilla, una empanadilla o un bocadillo son, a veces, más significativos de una ciudad que su propio skyline.
Un chupito en O Ovo
De las pocas cosas que quedan en pie de aquel "vinos" que era epicentro de la noche viguesa es O Ovo, un local pequeño, sin una gran cartelería que anuncie su presencia, pero que esconde tras la barra uno de los chupitos más característicos de Vigo.
Porque por la noche te puedes tomar un chupito en cualquier parte, por supuesto, y la carta de bebidas del local dispone de todos los clásicos de un trago, licor café incluido. Pero el chupito de O Ovo más popular es fuente de viguesía: un huevo duro mezclado con mistela, un vino dulce; la sal y la pimienta son a gusto del consumidor.
El bocadillo de jamón asado de O Porco
Sin salir del Casco Vello y sólo unos portales más arriba de la calle Real, la zona de vinos ofrece uno de los mejores bocadillos de jamón asado de la ciudad. La taberna O Porco es uno de esos locales que mantiene la esencia enxebre de los bares de toda la vida, alejado de la pomposidad de los nuevos negocios.
De su cocina salen riquísimas tapas de oreja y abundantes platos de lacón con grelos, pero el bocadillo de jamón asado es una referencia en la zona, el manjar perfecto para carteras jóvenes que comienzan la noche llenando el estómago para subsistir varias horas. La receta, por simple, no es menos atractiva: el jamón en su punto, en pan de bolla y con una salsa marca de la casa con regusto picante.
Un bocadillo nocturno en el Only One o en el Rin Ran
Una barra que daba a la calle, una misma plancha donde se mezclaba pollo, hamburguesa, salchichas y queso, y dos personas dentro de un pequeño local trabajando a destajo. Así era la hamburguesería Only One, en el número 2 de la calle Uruguay, centro de peregrinaje nocturno a la salida de las discotecas.
En escasos metros, se acumulaban decenas de personas tratando de ser atendido a altas horas de la madrugada en el ya cerrado negocio, reabierto posteriormente con otro nombre, The New Only, y en otro local algo más espacioso. Los más clásicos pedían su Only One, la hamburguesa estrella que tomaba el nombre del local, un Only Pollo o, los más atrevidos, la hamburguesa Big One.
Otro clásico de la noche viguesa es la bocatería Rin Ran. En la calle Churruca y al lado de la Iguana Club, se convierte en punto de encuentro para las primeras horas de la noche con una carta repleta de bocadillos, sándwiches, perritos y hamburguesas.
Abrió en 1990, cuando en Churruca todavía no existía su vecino templo del rock y la zona sólo ofrecía un local de copas, el Arco da Vella. Lo hizo como mesón, pero poco a poco fue tornándose en una bocatería que ya es una referencia de la noche viguesa. Como referencia es su bocadillo de calamares, el producto estrella.
Un Lourdes del Papos
Alejado de la zona de ocio nocturno, en la calle Venezuela, el Papo’s es otro de los clásicos de Vigo. Su local original, enfrente de Salesianos, no brilla por su amplitud, casi todo lo contrario, pero sus bocadillos bien merecen la pena hacerse un hueco.
Abierto desde 1982, su carta ha ido modificándose, ampliándose, pero girando en torno a su "favorito": el Especial Lourdes. Bautizado así en homenaje a su creadora, fue pionero en los bocadillos que se salían del guion marcado por las tristes lonchas de fiambre: pollo, queso, jamón york, beicon, lechuga, espárragos, mahonesa y tomate restregado. Y todo, en un pan que potencia los ingredientes del bocadillo referencia en Vigo.
Además de su local en la calle Venezuela, se puede disfrutar del Lourdes de Papo’s en dos centros comerciales, el Gran Vía y el de Ramallosa, y desde este verano, en Panxón.
Las ostras en A Pedra en Fin de Año
Cualquier día del año es bueno para ir a la zona del mercado de A Pedra y comer unas ostras, pero el momento más especial es hacerlo después de salir en Fin de Año. A la estampa de los bares repletos cuando amanece el día 1 de enero con el chocolate con churros en las mesas, o cualquier tipo de comida que asiente el estómago después de toda la noche, en Vigo se suma la de los restaurantes de la calle Pescadería con clientes que llegan de "empalmada" para degustar unas ostras.
Trajes con corbatas desanudadas, smokings alquilados para el día, vestidos de fiesta y zapatos de tacón se mezclan ese día con el trajín de los camareros. Una tradición que tiene un punto arriesgado; y es que las ostras no son el alimento más digestivo de nuestra gastronomía, por lo que el porcentaje de que te siente tan bien como proyectas en tu cabeza no es muy alto después de una noche donde la bebida es el plato principal.
Las empanadillas de A Tapa do Barril
"Las mejores empanadillas de Vigo", presumen en su web. Y, seguramente, lo sean. Al menos, son las más populares en Vigo. Su local en López Mora siempre ha sido lugar de peregrinaje desde todos los puntos de la ciudad para disfrutar in situ de su receta casera. El paraíso de la empanadilla es, además, un templo de los sabores con los que rellenan la masa, desde lo más tradicional a lo más original.
Desde hace un par de años, ya no hace falta acudir hasta el número 63 de López Mora para degustar una empanadilla de A Tapa do Barril a un local más amplio que abrió en 2008. Hoy, es posible adquirirlas en pleno centro, en la Puerta del Sol, además de haber habilitado un envío a domicilio.
Empanadilla y tortilla del Carballo
Si hablamos de empanadillas, Vigo también presume de O Carballo, que cuenta con tres establecimientos en la ciudad. El del centro, el Carballo 1, en Manuel Núñez, se convirtió en un lugar de referencia para el aperitivo de media mañana para los que trabajaban en la zona.
Sus empanadillas rellenas de ternera gallega se venden desde hace 50 años sin parar, rondando las 300 unidades al día, para consumir en barra o en una mesa. Además, se puede acompañar de un pincho de tortilla, otro clásico del local, que también se puede encontrar en la avenida de la Florida 7 y en Gregorio Espino 13.
El pincho de tortilla del Cosmos
Y si hay que hablar de tortilla, es la del Cosmos la que se enarbola como la "más viguesa". En su terraza, casi siempre repleta, en la Plaza de la Princesa, no faltan las cañas y la tortilla como pincho que, como garantía de calidad, por la tarde sólo se sirven a partir de las ocho, cuando se abre la cocina y se puede servir recién hecha.
Más allá de como acompañamiento gratis a la bebida, también se puede degustar su tortilla recién hecha en un pincho o entera. La cuestión es que, al menos en el centro de la ciudad, su plato estrella no tiene rival.
Jugar al futbolín y pedir un "súper dos" en Escalera
Hace años, Vigo tenía un templo del futbolín: Escalera. Un bar en el que, salvo la barra, donde se acodaban multitud de jóvenes con botellines de cerveza y copas que se compartían con el "súper dos", y unas pocas mesas, estaba dedicado al invento del gallego Alexandre de Fisterra.
Las horas en aquel local de suelo irregular en la calle Ecuador pasaban al ritmo de las partidas que no cesaban en todas las mesas, donde el siguiente pedía el turno con depositando una moneda en uno de los bordes del futbolín y se jugaba sin "bola".
El arte del giro de muñeca y una cerveza con riesgo de caída por el impacto de una bola despedida hizo de Escalera un referente para varias generaciones.
Una hamburguesa en Código de Barras
Durante los 90 y principios de la primera década del 2000, Código de Barras se convirtió en el after preferido para cerrar las noches viguesas muy cerca de Samil. Situada en la Avenida de Europa, esta discoteca ya desaparecida ofrecía música, un techo con espejos y la posibilidad de tomarte una hamburguesa o un bocadillo con el que irte ya "desayunado" a casa.
Sus instalaciones ya son historia. En enero de 2021, se hacía efectivo su derribo para dejar espacio para la construcción de un largo paseo con carril bici que conectará la Plaza de América con Samil.