Las ciudades—Vigo en este caso—tienen vida propia. El motor principal somos las personas, pero por desgracia, nuestra existencia es más limitada que los espacios que habitamos. Sin embargo, no desaparecemos cuando nuestros cuerpos sí, dejamos huella de nuestra actividad en las calles.
Un ejemplo de patrimonio material, cultural y a veces imperceptible son los letreros de los negocios. En ocasiones perduran sobre las fachadas aunque el interior ya no sea el mismo: cambian los comercios o los dueños o los clientes, pero la cartelería se mantiene como un símbolo de historia.
Vigo es una ciudad que no para de crecer y reformarse en los últimos años, por lo que los rótulos antiguos cobran una importancia mayor al dejar constancia de un Vigo que, poco a poco, ha dejado de existir. Desde el Ateneo Atlántico comenzaron la lucha contra la pérdida progresiva de la identidad visual urbana con el proyecto "Mirando os letreiros".
Estos son 10 de los carteles que conforman la historia viva de nuestra ciudad olívica. ¿Cuáles más añadirías?
1. Cines Fraga
Los cines Fraga se inauguró el 27 de marzo de 1948. Fue un proyecto del empresario cinematográfico Isaac Fraga, diseñado por Luis Gutiérrez Soto, arquitecto madrileño autor también de los cines que pueblan la Gran Vía de Madrid. En 2001 echó el cierre. El edificio también albergó desde 1973 la Sala Nova Olimpia, pero en 2007 dejó de estar activa y la infraestructura, a pesar de estar rehabilitada, se mantiene en abandono.
2. Ultramarinos Arjeriz
Aunque ahora es una tienda gourmet especializada en vinos, se mantiene el nombre y el letrero de uno de los ultramarinos más antiguos de Vigo, Arjeriz. El local lleva abierto desde 1920, cuando se llamaba "La buena medida". Después, cambió de dueños y pasó a denominarse Mantequerías Arjeriz; sus propietarios, los hermanos Rodríguez López, fundarían luego la compañía Larsa con la producción láctea de su Granja Arjeriz.
3. Bodegas Bandeira
Las Bodegas Bandeira se inauguraron a finales del siglo XIX. Su fundador era Antonio Bandeira, un emigrante portugués que trasladó sus vinos a la ciudad para cubrir la demanda de los empresarios ingleses que estaban por aquella época en Vigo trabajando en las nuevas oficinas de la Great Eastern Telegraph Company. Bandeira tuvo tal éxito que lo que fue en un primer momento un simple despacho se acabó convirtiendo en unas grandes bodegas. Cerraron en los años 80 y el edificio quedó vacío.
En 2013 comenzaron las obras de remodelación del edificio, ubicado en el barrio de O Calvario. A día de hoy, allí se encuentra un centro comercial con un Mercadona o un gimnasio, pero se ha conservado el letrero original.
4. Joyería Ramón Fernández
Probablemente sea uno de los negocios más antiguos de todo Vigo. La joyería Ramón Fernández, cuyo mando ya ha pasado de generación en generación, abrió en 1910, como bien anuncia su letrero. Además, un escudo dorado resalta que son "proveedores de la Real Casa desde 1922". Todo un establecimiento mítico en una calle Príncipe que no deja de transformarse.
5. Galerías Valladares
Las Galerías de Marqués de Valladares no son las únicas de la ciudad olívica, pero este tipo de lugares comerciales ya no se construyen a día de hoy. Por ello, galerías como esta, el Centro Comercial Príncipe (que luce un renovado letrero, aunque por dentro se encuentra casi abandonado y con la misma esencia de siempre) o las Lafer, en O Calvario, son acceso a un viaje en el tiempo, a otra época de Vigo.
6. Viños y Coñac Pedro Domecq
No es el letrero de un negocio, sino un panel publicitario, ¿pero acaso hay algún vigués que no se haya fijado en él? Está catalogado como bien cultural del Concello y data de los años 30. Durante mucho tiempo estuvo tapado por otros carteles, deteriorándose. En 2019 se restauró para ser mostrado con el cuidado que merece.
7. Las Tres BBB
Hasta hace unos años aún se podían contemplar los escaparates de Las Tres BBB. Los maniquíes devolvían la mirada al otro lado del cristal ataviados con sus mejores galas. A día de hoy, la parte de abajo se encuentra totalmente clausurada con chapas y solo se mantienen los rótulos de la cristalera. Se fundó a principios del siglo XX y cerró en 2014.
8. O Ovo
Abierto desde los años 60, sería imposible enumerar la cantidad de personas que han pasado alguna noche por O Ovo. Su nombre viene por la peculiar tapa que traen sus chupitos: un huevo cocido. A pesar de que la zona de Vinos del Casco Vello ha perdido locales en los últimos años, Ovo, El Pasillo y O Lar do Viño son algunos de los supervivientes.
9. Tejidos Casal
Las calles paralelas a Príncipe, cerca del mercado del Progreso, también han cambiado mucho. Por eso llama la atención ver comercios que mantienen su esencia original, como la empresa familiar Tejidos Casal, fundada en 1979 y todavía en activo. El cartel vertical anclado a su fachada tiene el poder de transportar a los vigueses en el tiempo.
10. Librería Galdós
La rúa da Falperra tiene dos aceras que son como dos mundos distintos. A la izquierda, una fachada completamente abandonada sube por toda la calle; a la derecha, algunos comercios y edificios donde aún se asoman vecinos a las ventanas. En el lateral semiderruido, que corresponde con la parte trasera de los terrenos de la Panificadora, a´´un se conservan los rótulos de antiguos negocios como la librería Galdós.