Una larga bancada de piedra se extiende adosada a la muralla del Castillo de San Sebastián y frente a la antigua Porta do Pracer, en las proximidades del Concello de Vigo. Si bien a simple vista podría parecer un banco corrido sin mayor valor ni interés, su historia esconde detrás una dilatada tradición medieval. Según el testimonio popular que ha llegado hasta nuestros días, el Banco dos Contos era un punto escogido por mercaderes y comerciantes para realizar la contabilidad tras las habituales jornadas de mercado en el Campo de Granada.
Antiguamente, el emblemático banco se encontraba situado justo a la salida de la ciudad Olívica, fuera de los terrenos resguardados de la muralla que se mantuvo incólume hasta el año 1861. Por su situación geográfica, esta construcción pétrea conformaba un lugar idóneo para llevar a cabo las cuentas de lo ganado durante las ferias, revisar los productos vendidos y pagar los aranceles correspondientes por la entrada en la urbe con objetivos comerciales. Y es que a la feria viguesa no sólo acudían mercaderes locales, sino también foráneos, llegados desde las poblaciones aledañas para despachar sus mejores productos en la villa.
Sacando la historia a relucir
Hace sólo un par de años, durante unos trabajos de limpieza de la zona, la bancada de piedra fue localizada por unos operarios y rescatada del olvido. La construcción fue comúnmente denominada como "banco dos contos" ―o "de las cuentas"― hasta bien entrado el siglo XIX. Dicho nombre hacía referencia a la labor de contabilidad ya mencionada que los tratantes y feriantes realizaban antes o después de acceder a la villa amurallada. Su función habría entrado en declive tras el derribo del murallón y con el acceso libre a toda la ciudad.
La muralla de Vigo fue parte de un sistema defensivo que delimitaba la urbe y que en la actualidad coincide con el trazado actual del casco antiguo. La demolición de la muralla fue autorizada por Isabel II en abril de 1861, permitiendo la expansión económica y urbanística de la ciudad Olívica. Antes de que esto sucediera, el Campo de Granada era utilizado de forma habitual tanto como zona de recreo como un punto de encuentro comercial los días de celebración del mercado. Cabe destacar que el curioso nombre de la explanada recuerda a un regimiento militar que acampaba en este mismo punto de Vigo en épocas pasadas. En el lugar de la planicie se encuentra a día de hoy la gran extensión adoquinada de la Praza do Rei.
Esta bancada granítica tiene una forma ligeramente curvada para adaptarse a la orografía de la base de la elevación rocosa sobre la que se sitúa; y la estructura general viene dada por una alineación de sillares que sobresalen de la acera más reciente. En la parte central del banco se pueden apreciar una serie de grabados no identificados, aunque se intuyen ciertos rasgos que podrían corresponderse con números o letras. En la actualidad, junto al Banco dos Contos se encuentra instalada una pequeña placa que permite a los más curiosos conocer un pedacito de la historia de Vigo.
Otras versiones dicen…
Más allá de la historia "oficial" sobre la función comercial que antaño habría tenido el Banco dos Contos en Vigo, existe una leyenda ―quizás no tan conocida, pero igual de factible― que aportaría una segunda versión al cometido de este gran asiento de piedra. Según dice la tradición oral, la ciudad Olívica mantenía las puertas de su muralla cerradas durante toda la noche. Como la villa pronto se convirtió en un importante punto de encuentro de comerciantes y compradores, se habría ordenado la construcción del banco corrido para que aquellos mercaderes que llegasen de fuera a vender sus productos pudiesen descansar o esperar hasta que las puertas de la ciudad se abriesen también para ellos. En cualquier caso, ambos cometidos podrían haber convivido en un mismo tiempo, convirtiendo al Banco dos Contos en un lugar de espera a la ida y un espacio para el recuento a la vuelta del mercado.