Ocultos entre edificios, algunos sin salida, otros como atajo entre otras calles. Los callejones siempre están rodeados de cierto misterio y, a menudo, quedan olvidados por la ciudad excepto para quienes habitan cerca de ellos. A veces quedan incluso extinguidos con la construcción de nuevos edificios, pero los que se mantienen son una especie de pasadizos ajenos al ritmo de la urbe.
En Vigo hay centenares de callejones y caminos, la gran mayoría con nombres poco reseñables que hacen referencia a algún detalle del paisaje. Sin embargo, algunos destacan sobre los demás por su curiosa denominación, que no siempre está recogida por los planos, sino por la memoria colectiva de la ciudadanía. Por ejemplo, es el caso del callejón de El Manco.
Este camino de aspecto lúgubre se encuentra entre la rúa Irmandiños y la calle Lepanto. El experto en arte urbano vigués Alberto ‘Ash’ Santos explicó a Treintayseis que este lugar también se conocía "como ‘el callejón de los punkis’ y con otros nombres menos correctos políticamente". El nombre de El Manco proviene de un famoso local de los años de la Movida en Vigo, cuya salida de emergencia daba al callejón. Allí se reunían "los rechazados" del garito, que convirtieron el pasadizo en una galería abierta de graffitis.
A día de hoy, el callejón de El Manco tiene el suelo de hormigón y no de barro, cuenta con iluminación artificial y está transitado de forma diaria. Ya no es el sitio tenebroso por el que nadie quería pasar.
O Chinito y otros caminos
Otro curioso callejón de la zona centro de Vigo es el de O Chinito, que desemboca a la calle Arenal. Se trata de un estrecho vial sin salida que pasa casi inadvertido a ojos de los viandantes, aunque su denominación sea de lo más llamativa. Según recoge Daniel Antomil en su libro Odonimia de la provincia de Pontevedra: Vigo, el pasadizo apareció registrado por primera vez en un callejero en el año 1954.
El callejón Chinito carecía de placa identificativa, tal y como apunta Antomil, hasta el año 2014. Sin embargo, su nombre se conocía desde mucho tiempo atrás. Aunque pudiera parecer que se corresponde con alguna nacionalidad o un apodo, el nombre se tomó de un antiguo bar que existía en la zona del Arenal. Actualmente no queda ninguna pista de este establecimiento, pero su recuerdo ha quedado para la posteridad a través de la callejuela, que está rodeada por edificios.
Continuando por este área, en la Plaza de Compostela podemos encontrar el famoso callejón de Os Caños, también denominado calle de Joaquín Noriega Alonso o Travesía Primera de Victoria. Al igual que O Chinito, este camino no tiene salida, pero sí está lleno de vida y mucho misterio. Al fondo se puede ver una gran puerta tapiada; en teoría, es la entrada a un pasadizo que conecta con la calle Príncipe.
Por otro lado, otro callejón que sí está abierto al paso y que permite tomar un atajo a los vecinos de la zona es el camino Camilo Tuche. En el libro Odonimia de la provincia de Pontevedra: Vigo señalan que se desconoce en qué año se nombró de este modo, aunque todo apunta a que Camilo Tuche era el nombre del propietario de las tierras y que las cedió al Ayuntamiento para abrir la vía. El organismo municipal, a cambio, le habría otorgado su nombre. Une la calle Pi y Margall con la calle Conde de Torrecedeira.
El último callejón a destacar tiene la denominación más ilustrativa: Calexón Estreito. Este camino parte desde la rúa Santiago, frente al Olivo del Paseo de Alfonso, y funciona como atajo para llegar al oculto castillo de San Esteban y al edificio del Concello. De acuerdo con Ondonimia de la provincia de Pontevedra: Vigo, el nombre de Estreito es oficial desde el año 1991, pero ya aparecía así recogido en un listado de las calles viguesas de 1887.