En la calle María Berdiales, en el número 18, el Mestre Muntenroi invita a subir unas escaleras para sumergirse en un mundo de videoconsolas, videojuegos, vinilos y máquinas recreativas; un espacio donde las últimas tecnologías carecen de hueco y lo retro es lo que está de actualidad.
Su propio nombre lo indica: Replay, volver a jugar. En esta tienda, prevalece el regresar al pasado, a los orígenes, para volver a disfrutar de aquellos juegos y consolas que marcaron a las primeras generaciones que descubrían asombrados los píxeles en movimiento en la televisión
"Las nuevas videoconsolas llevan una línea que no tiene nada que ver con antes. Ahora se llevan los mundos abiertos, que para mí tienen muchas misiones aburridas; la chicha del juego ya no existe, no se hace un Mario o historias como la de Zelda", explica Ángel Barros, propietario de Replay, a Treintayseis. "Un plataformas como los de antes, tal y como divertían, no se va a volver a hacer", sentencia.
Un nicho de mercado que superó la pandemia
Ángel comenzó a trabajar en el sector de los videojuegos en 2008 y 9 años después, en 2017, decidió lanzarse a la aventura de montar un negocio para aprovechar su experiencia profesional y una dedicación personal que arriesgó por sacar adelante su proyecto. "Elegí un sector más de nicho para especializarme, y el sector retro estaba cada más de moda", explica para incidir en su crecimiento desde hace 5 años.
"Abrí la tienda en un local 30 metros más arriba y lo hice sabiendo que podría cerrar al final de mes si no vendía, pero tuve suerte: fue un mes de navidad, que ayudó mucho, y a partir de ahí se fue manteniendo el negocio", recuerda Ángel. Resistió el paso de la pandemia, que terminó con muchos negocios, como el que accede a una nueva pantalla al derrotar al monstruo final; carecían de página web, pero comenzaron a vender por eBay. "Aunque sea una tienda retro, tuvimos que hacer cosa actuales", dice entre risas.
De hecho, para comenzar tuvo que poner a la venta en la tienda su colección personal, "porque si no era imposible". "Me arrepentía cada vez que vendía las cosas que me habían llevado años conseguir, sobre todo cosas personales que me había regalado de pequeño, porque había mucha nostalgia por el medio", lamenta Ángel, que reconoce que ahora tiene más fácil acceder a productos más complicados de conseguir, algo que es "una ayuda, pero también un problema, porque muchas cosas que entran te las quieres quedar".
Retro y nueva tecnología de la mano
Las estanterías rebosan juegos de consolas del pasado no tan lejano, como la PlayStation 4, pero las joyas de la corona son otras; como las Game & Watch de Nintendo, las "maquinitas" que abrieron la veda de las portátiles, con pila de botón y horas de diversión cobijadas en una o dos pantallas y una de las cuales, "la de Zelda", vendieron hace poco. O las MegaDrive, Master System y Game Gear de Sega con las que Ángel se introdujo como jugador en este mundillo.
Lo retro no aparta la renovación de la tecnología y Replay es de las pocas tiendas que modea los modelos antiguos para adaptarlas a las nuevas televisiones y a las conexiones hdmi o renovar las pantallas para que luzcan más modernas. Ángel destaca el caso de la Game Gear, "que gastaba seis pilas en una hora", a la que le añaden una batería eléctrica y le solucionan ese sobre exceso de gasto energético que suponía tener que "hipotecarse para jugar".
La tienda se va llenando de compradores, curiosos y habituales, que enlazan discusiones y debates sobre los productos en venta. El perfil del público es variado y, lejos de lo que pueda parecer, se trata de un centro de peregrinación no solo de adultos, sino también de perfiles muy jóvenes. "Mucha gente, sobre todo youtubers, critican que el retro se va a acabar porque no hay nuevas generaciones, pero creo que no tienen la experiencia de estar en una tienda y de comprobar que no es así", señala Ángel, que destaca que hace pocos días vendieron una Mega Drive "a un chaval de 8 años".
"La esencia de la diversión"
A estas nuevas generaciones lo que les diferencia es que no tienen tanto un afán coleccionista, sino que lo que quieren es jugar a esos juegos, disfrutar de "la esencia de la diversión", como reivindica Ángel; "antes te podías divertir en menos tiempo", asegura, y señala que actualmente "no se hacen juegos para dobles"; es decir, la competencia y el "pique" que se vivía en persona delante de una televisión, ahora se traslada al modo online, con cada jugador en su propia casa y conectados por un micrófono. "Hoy es todo más individual, pensando en un juego más egoísta", critica.
Frente a los más jóvenes, en Replay también acuden compradores más adultos que lo que buscan es el objeto de colección, "los compran para no usarlos" e incluso "precintados", lo que les da más valor. A pesar de esta tendencia, Ángel presume de tener un espacio en su casa destinado a su colección, donde no hay "nada actual", con videojuegos de casi todas las consolas, arcades "para echar un Street Fighter con los amigos" y consolas que, asegura, termina antes de enumerar las que no tiene.
Replay, además, tiene una peculiaridad: no se dedican a comprar lotes para luego venderlos en la tienda; su material procede de la compra-venta al estilo tradicional. "Nosotros vivimos de esa gente, muchos de ellos que no saben lo que tienen en su casa, que no recuerdan lo que hay en su desván y llegan a la tienda ofreciéndonos algo que iban a llevar al punto limpio. Se lo acabamos comprando y a veces se llevan una sorpresa", añade.
Porque aquellos cartuchos y CD tenían un halo que se ha ido perdiendo poco a poco. "Antes pedías concretamente un juego, el catálogo era más reducido, y cuando te llegaba no lo sacabas en una semana de la consola", señala Ángel, que reconoce haber dejado la consola encendida durante días cuando le llegó por primera vez el Gran Turismo. Además, ese formato físico hoy también va perdiendo vigencia, con la posibilidad de descargar cualquier juego a través de internet, algo que confiesa que no le gusta: "Estás pagando por algo que no tienes físicamente, eso no me llena, me duele más gastar el dinero en eso".
Un amplio universo para coleccionistas y nostálgicos
Pero Replay no solo son videojuegos. El negocio se ha expandido a vinilos y cómics antiguos, que "se venden mucho", además de merchandising de todo tipo y películas de cine. Un universo para coleccionistas y nostálgicos de otras épocas, que reivindican que tiempos pasados fueron, si no mejores, sí al menos tan buenos como los actuales.
Dos chicos entran preguntando por cartas Magic. No tienen en Replay, pero no se marchan, sino que se quedan engatusados con otra vitrina; "aquí algo bueno siempre encontraremos", dicen en voz alta mientras se adentran en la tienda. Ángel se despide de nosotros y regresa a la zona de caja, donde varios de los habituales clientes se arremolinan con las prisas del que quiere regresar con su nuevo tesoro a casa.