Todo aquel que pasee a pie o circule en coche por la Avenida de Europa es probable que haya visto un gran cartel con el color desgastado por el paso del tiempo en el que se puede leer "Parque temático de terror Laberinto Sangriento" que esconde detrás una vivienda también ajada y con los muros grafiteados. Hace seis años, era probable, también, que el que pasase por ahí a determinadas horas escuchase unos gritos de terror cuyo eco duró cerca de dos años.
En septiembre de 2016, comenzaba a anunciarse en las redes sociales "La mejor casa del terror de Europa está en Vigo. Próxima inauguración". Se trataba de Laberinto Sangriento, un proyecto que quería cubrir un nicho de mercado que en la ciudad no se había explotado nunca, más allá de las atracciones de las fiestas de barrio, y menos a gran nivel. Se quería dar cabida al ocio basado en el terror, en el miedo, en disfrutar de una hora de vivencias que, sabiendo que estás a salvo, te obligaban a dejar salir la adrenalina por las gargantas.
El proyecto nació por iniciativa de Daniel Graña, empresario y emprendedor vigués y fundador de Yolodoor. "Es como un deseo que tenía de juventud, siempre soñó con tener una casa del terror, pero al final la vida le llevó por el mundo de la electrónica", explica Ibán González, que formó parte del proyecto Laberinto Sangriento y hoy también se encuentra en el equipo de Yolodoor.
Tras un estudio de mercado, eligieron esa casa "un poco tétrica", que estaba "bastante en decadencia" y que tenía la ventaja de estar al lado de un bosque. "Eso le permitió hacer una cabaña y utilizar el bosque como parte del recorrido", algo que convirtió a Laberinto Sangriento en "único en Europa".
Gran expectación previa
En su cuenta de Twitter anunciaban castings para buscar actores y se iban compartiendo trailers aterradores, realizados por La Nube Producciones. La cita tenía ya fecha oficial: el 28 de octubre de 2016 se abrirían las puertas de la experiencia de terror más extrema de Europa, y estaba en Vigo, en la Avenida de Europa número 51. Un laberinto que hasta tenía canción propia, interpretada por Ibán Marciano.
La expectación era tan grande que la premier, que se realizó una semana antes de la fecha de apertura anunciada, el 21 de octubre, convocó a cientos de personas que formaron colas de casi medio kilómetro por la avenida en dirección a Samil. Los afortunados en ser los primeros aterrorizados hacían ver con sus caras de satisfacción que este parque temático del terror tenía todas las trazas para ser un éxito.
Gran estreno, con retraso
El estreno se hizo esperar más de lo anunciado. "Por causas administrativas" se veían obligados a posponer el gran evento para el mes de noviembre. El 7 de noviembre, lunes, Laberinto Sangriento anunciaba que, ahora sí, abriría sus puertas el viernes siguiente, el día 11 de noviembre. La primera temporada se lanzó con una historia propia, "La casa de los panales".
Pero el espectáculo no sólo estaba dentro de aquella casa de la Avenida de Europa; la promoción se extendía por la ciudad y también por otros municipios. Un coche fúnebre, que en parabrisas trasero rezaba "Matarte… nos da la vida", repartía entradas y sorteos mientras los zombis paseaban en pleno verano por la playa de Samil.
La segunda temporada de Laberinto Sangriento comenzó a lo grande; primero, promocionándose con el estreno de It, la película de terror basada en la novela de Stephen King que también fue una mini serie protagonizada por Tim Curry en los años 90, y volviendo a programar nuevos pasajes al terror una noche tan señalada como la del 31 de octubre al 1 de noviembre. El espectáculo principal fue el de "Payasos".
Según su página web, todavía activa, se programaron hasta ocho actividades diferentes en sus dos años. Tres "pasajes al terror": Casa de los panales, Payasos, que se anunciaba como experiencia en 4D, y Bloody Lights; tres "aventuras colectivas": Laberinto, El Matadero y Mutant Hunter, con Laser Tag; una experiencia de "terror extremo", La Ciénaga; y un "concurso individual", La Silla.
Jacobo Lomba fue uno de los actores que participó en el proyecto. "Fue muy gratificante y con el paso de los años lo recuerdo con bastante añoranza", explica a Treintayseis. En la primera temporada tenía un personaje "bastante humanizado", por lo que las sesiones de maquillaje no eran tan largas como las de otros compañeros.
Como actor, destaca que aprendió "la psicología del miedo". "Daba igual el grupo que viniese, aunque llegase el macho alfa que venía a reírse de sus compañeros y a vacilar a los actores, daba igual, me los comía con patatas", sentencia. Además, añade que actuar allí dentro le hacía sentir "muy poderoso" y que le encantaría que regresase un proyecto así.
El principio del fin
A pesar del éxito y del buen funcionamiento, el negocio era difícil de mantener; entraban 300 personas cada fin de semana, pero el equipo estaba formado por 15 actores. A los grandes gastos se sumaron los incendios de 2017, que quemaron esa parte del bosque y también la casa. Tras el parón obligado, consiguieron lanzar la segunda temporada, pero en 2018 se vieron obligados a parar.
El 14 de julio de 2018, Laberinto Sangriento acogía a sus últimos invitados para someterlos a la maldad de sus payasos. Así acababa la segunda temporada de actividades en la Avenida de Europa y también la casa del terror pionera en Vigo. En sus redes sociales, en agosto de 2018, se anunció la creación de unas salas de microteatro.
"Ese proyecto era una especie de spin off", recuerda Ibán, pero que finalmente no salió adelante ya que el equipo humano que formaba parte comenzaron con otros proyectos "y no encontraron la forma de darle continuidad a ese microteatro", una idea que "sigue ahí".
Igual que recuperar una nueva casa del terror en Vigo. "Sí que es verdad que hay una ida de en el futuro poder volver a hacerlo, recuperarlo en otro sitio", reconoce Ibán, ya que "la gente se sigue acordando mucho" de aquel tiempo en el que la ciudad tenía su propio parque temático dedicado al miedo.
Es decir, que el final de Laberinto Sangriento es un fundido a negro con unas letras grandes. ¿The End? No, más bien "Continuará…".