Saudade, el gimnasio de Vigo que forja campeones de boxeo con el espíritu de Paco Amoedo intacto
- Tras 37 años en Urzaiz, hoy lleva 15 años en la calle Ceboleira, en el barrio de Lavadores, ahora bajo el mando de Gemma, la hija del reconocido entrenador y formador de púgiles, que falleció hace seis meses
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El nombre de Paco Amoedo está íntimamente ligado al boxeo y a Vigo. Él fue el gran impulsor de este deporte en la ciudad y logró convertirse en toda una referencia más allá de Vigo y de Galicia. El nombre Saudade también enraiza con Amoedo y el boxeo; así se llamó el primer gimnasio que abrió en Urzaiz durante 37 años con su amigo José Ledo, tras una experiencia en el de As Travesas; y así se llama el que desde hace 15 se ubica en la calle Ceboleira, en el barrio de Lavadores.
Hoy es Gemma la que lleva las riendas del gimnasio, tras el fallecimiento hace seis meses de Paco Amoedo. El actual Saudade ya lo abrió con ella y, progresivamente, se fue haciendo cargo de lo que su padre le iba cediendo, incluido la organización de las veladas de boxeo.
"Aquí ya contó comigo; hice el curso de técnico y cuando abrimos aquí yo ya estaba con la delegación de la zona Sur, que es Pontevedra y Ourense, y me era más sencillo para ir entendiendo todo lo que me iba explicando como creador de todo. Te lo sabía transmitir muy bien y al final aprendías muchísimo", recuerda. Paco nunca se desvinculó del gimnasio, aunque los últimos cinco años "que ya estaba más enfermo", comenzó a delegar más, pero siempre tenía consejos y ánimos para Gemma.
Pocas mujeres, algo que va cambiando
Ella comenzó a entrenar los 14 años, aunque nunca llegó a competir, pero el boxeo forma parte de su vida desde siempre, al igual que de la de su hermano Francisco. "Cuando yo empecé había muy, muy pocas mujeres. Era algo muy raro", reconoce Gemma a Treintayseis apostada en uno de los laterales del ring del Saudade. De hecho, añade, la redondelana Judith Barbosa, primera campeona de España de boxeo, llegó "cuatro o cinco años" después de ella a entrenar. Una pionera varias veces campeona de España y formada, como tantos otros, en el Saudade.
Campeones como Carlos Miguel, Pedro Ferradás, Jorge Araújo e Iván Pozo salieron del ala protectora de Paco, cuyo nombre e imagen sigue presente en el gimnasio. Entrar en el Saudade es hacerlo en un pequeño, por tamaño, museo del boxeo vigués y de los éxitos nacionales y europeos de los púgiles que han pasado por él. Fotografías que cubren las paredes, copas, cinturones, diplomas, reconocimientos, guantes firmados con cariño al entrenador; un arca del tesoro para nostálgicos que guarda lo que Paco Amoedo consiguió a lo largo de su carrera.
Una leyenda del boxeo al que costaba sacarle de su gran humildad. Gemma lo describe como "muy familiar", y con sus hijos dispuso de tiempo "de calidad", a pesar de sus viajes y su dedicación a la formación y entrenamiento de boxeadores. "Era su pasión y su ilusión", ratifica su hija que incide en que "hasta el final fue una persona con una ilusión envidiable".
Una pasión que "te la contagiaba", como le pasó a ella, "porque te lo contaba con una pasión, con una ilusión, que decías tú '¿jolín, es que cómo no va a ir?'", dice sobre sus múltiples viajes. Esa pasión y esa ilusión se convirtieron en múltiples méritos en su carrera. "De aquí salieron 65 campeones de España, que si haces la estadística te sale a más de uno por año. Es increíble", destaca Gemma, poniendo en valor la labor de su padre. La figura de Paco estuvo detrás de púgiles que dieron 5 europeos, unas cifras "impresionantes", a pesar de que se quedó en el tintero la cuenta pendiente de ganar un Mundial, del que se quedó a las puertas en varias ocasiones.
Disciplina y esfuerzo
El boxeo siempre ha sido un deporte que ha levantado pasiones, pero también una desconfianza y un miedo que llega del desconocimiento. "Es disciplina y esfuerzo, tienes que tener mucha destreza y ser muy inteligente, es como el ajedrez, tienes que estar continuamente pensando para ver quién es el que al final tiene más sutileza y más capacidad de ver ese hueco", enumera Gemma.
Hoy, este deporte se recupera de una "bajada importante" que experimentó a partir de 2010, pero tras la pandemia ha rebrotado hasta convertirse en una actividad al que se apuntan muchos niños y muchas niñas. "Era un deporte al que los padres tenían mucho rechazo, y sin embargo ahora no: vienen muchísimas niñas, vienen muchas mujeres. Además, ya se está metiendo como deporte de base en colegios", añade.
Mientras Gemma conversa, al fondo varios chicos que han ido llegando se ponen a hacer diferentes ejercicios. "Para entrenar boxeo necesitas pocas cosas: el cuadrilátero, el saco, manoplas, un punching y las cuerdas, poco más", indica Gemma. ¿Cuánto tarda uno en subirse a un ring? Una pregunta de difícil respuesta, ya que depende de las habilidades, muchas veces innatas. Lo que confirma es que da miedo, respeto, y que muchos prefieren "guantear" fuera de él.
Eso sí, los hay a los que no les picaba el gusanillo y acaban cogiéndole el gusto y terminan disputando combates; otros que pensaban que era lo que les apetecía, no disfrutan la experiencia.
"Yo lo pienso siempre y no me he acostumbrado", reconoce con una sonrisa Gemma sobre subirse a un ring. "Hay que ser muy valiente para decidir afrontar ese reto, porque al final tu entrenador está en la esquina, pero no es como el fútbol o el baloncesto que tienes un equipo que te apoya, que puedes en determinado momento pedir un cambio... aquí no, aquí cuando suena la campana ya puedes armarte de valor porque ya estás ahí arriba", detalla.
Cerca de 60 personas acuden al Saudade, aunque alrededor de 20 son los que se suben al ring a competir. Alguno de ellos, quizás, se ponga los guantes para participar en alguna de las veladas que organiza Gemma en As Travesas. Quién sabe si, entre esos chicos y chicas, estará el próximo campeón forjado por el Saudade y vinculado al apellido Amoedo.