El Celta jugó sus mejores minutos de la temporada contra el Elche en un partido que se le puso cuesta arriba en la primera jugada, pero ni la fortuna ni el árbitro estuvieron de su parte esta vez. Óscar García continuaba el camino de la afouteza que tomó hace una semana recuperando una de sus señas de identidad, el 4-3-3 con su once de gala. Apostando por la libertad para Brais Méndez y Denis en la línea de tres cuartos y el regreso de Hugo Mallo y Olaza en los laterales; mantuvo a Mina, Aspas y Nolito como referencia una vez más en ataque.
El celtismo afrontaba con ilusión un partido clave para el equipo y su técnico. Una ilusión que duró poco más de un minuto. En la primera jugada del partido y tras un centro desde la banda derecha, Lucas Boyé cabeceó el balón y Mallo cortó su trayectoria con la mano. Mal regreso del marinense un mes después a los terrenos de juego
No hubo sorpresa y Fidel convirtió desde los once metros, y es que Rubén Blanco solamente ha detenido uno de los veinte penaltis que le han lanzado en Primera División. Una estadística que preocupa desde hace tiempo, ya que ni siquiera adivina la trayectoria del balón.
El conjunto ilicitano dispuso de varias ocasiones en el primer cuarto de hora y a punto estuvo de sentenciar el partido. Murillo fue una sombra del central por el que el Celta casi paga 20 millones este verano y solamente el vertiginoso ritmo del partido evitaron los tantos.
Pero en esa velocidad y la inspiración de sus jugadores más talentosos el Celta comenzó a generar ocasiones. Brais Méndez tuvo las dos más claras a pase de Iago Aspas antes de la media hora, perdonando en un mano a mano ante Edgar Badía y con un disparo centrado.
El moañés, que ejerció de capitán por primera vez con Hugo en el campo, retrasó su posición y ofreció un recital de asistencias junto con Denis Suárez, quien cuajó su mejor partido de la temporada.
En el área contraria, Lucas Boyé continúa buscando el gol para cumplir la ley del ex. El delantero parecía querer desquitarse de su paso por el conjunto celeste, donde jugó 260 minutos en 13 partidos y no marcó ni un solo gol.
Poco antes del descanso la insistencia del Celta por fin tuvo un premio. Denis conectaba un pase filtrado para Iago, quien la dejó de tacón para Mina, Con un disparo marca de la casa, el delantero vigués ponía las tablas en el marcador y estrenaba por fin su cuenta goleadora esta temporada. Un gol muy celebrado por Santi y todo el equipo, conscientes del valor anímico que tenía en un encuentro que parecía imposible media hora antes.
Tras el descanso el Celta cuajó sus mejores minutos de la temporada. Aspas se acercó a su posición natural y los laterales comenzaron a participar en ataque. El diez celeste perdonó en dos jugadas individuales y Santi Mina no llegó por muy poco a un centro botado por Mallo. El ya ex-capitán parecía reencontrarse con su mejor versión -al menos en ataque- ya que desde su banda nacieron las mejores ocasiones del segundo tiempo.
Cumplida la hora de partido los celestes continuaban su asedio a la portería local, con todos los jugadores rindiendo a un nivel superior al de las últimas jornadas excepto Nolito. El sanluqueño tuvo otra noche gris en la que no estuvo acertado ni en los pases, ni en defensa ni de cara a la portería; lo que no le impidió finalizar el partido debido a la falta de recambios para su posición en el partido.
El primer cambio de García Junyent llegaría con Fran Beltrán por Renato Tapia. El internacional peruano tuvo que retirarse con molestias en el sóleo, la misma lesión que obligó en el primer tiempo al goleador de la noche Fidel a ser sustituido.
De Burgos Bengoetxea iniciaba entonces una actuación más, con un repertorio al que la afición celeste está desgraciadamente acostumbrado. Tras el escándalo de Son Moix el pasado junio, el bilbaíno pasó por alto un codazo de Lucas Boyé a Brais Méndez al más puro estilo Tassotti y Luis Enrique, abriéndole una brecha en el ojo al mediocentro de Mos. Era el minuto 80 y habría supuesto la segunda cartulina para el argentino, pero sería Iago Aspas quien recibiría la amonestación tras protestar la decisión junto con el banquillo celeste, culminando un partido más para olvidar de este colegiado.
El Celta, en clara superioridad física y táctica en los últimos diez minutos más seis de añadido, no pudo generar mucho más peligro ante la portería de un Edgar Badía muy tocado tras varios choques con sus compañeros. El portero, quien evitó una goleada en contra, tuvo que permanecer hasta el final del partido ya que Jorge Almirón ya había realizado los cinco cambios y el técnico prefirió no sacrificar un jugador de campo.
Aunque la imagen mostrada por el equipo, que creyó en la victoria y dio síntomas evidentes de mejoría; las cifras de Óscar García no le aseguran la continuidad en el banquillo tras el parón de selecciones. Más allá de las polémicas, los dos puntos de los últimos quince posibles son ahora su principal losa, al no alejar al conjunto vigués de los puestos de descenso.