Jugar como nunca para perder como siempre. La mejor versión del Celta esta temporada no fue suficiente para retener los tres puntos ante una Real Sociedad que supo rentabilizar sus dos ocasiones.
Los de Coudet demostraron que la tendencia de los últimos encuentros no es casualidad, pero la falta de acierto -una vez más- de Nolito y Aspas y la suerte del líder hicieron el resto. Un desconocido Ryan repelió todas las ocasiones y dos jugadas aisladas en la segunda parte desterraron la posibilidad de puntuar en casa y seguir la racha.
Coudet otorgaba confianza a los vencedores del Coliseum Alfonso Pérez pese al alta médica de Renato Tapia. Por su parte, Imanol Alguacil optaba por las rotaciones en un once en el que sobresalían David Silva e Isaak como mayores amenazas ofensivas.
La grada de Balaídos con 8.762 espectadores bajo el diluvio salía tan valiente como los jugadores sobre el terreno de juego. Los primeros cánticos eran para el Chacho, quien enamoró en la previa a la afición con su rueda de prensa.
En el césped, Mina, Galán y Aspas llegaban con la presión hasta la línea de fondo y no dejaban de mostrar su voluntad por marcar. Nolito y Denis tendrían las mejores ocasiones pero la suerte, una vez más, sería esquiva.
Al borde del término de la primera mitad casi llega un gol que hubiera cambiado todo el rumbo del partido. Un centro de Javi Galán, un balón al área de Hugo Mallo, un disparo lejano de Nolito y otro de Mina en el área pequeña fueron repelidos por un extraordinario Mathew Ryan.
Nada cambiaba en apariencia tras el tiempo de descanso. Balaídos empujaba, el temporal seguía descargando y el Celta seguía atacando valiente con una buena ocasión de Brais Méndez. Pero en una contra tras una pérdida de Iago permitió a Isak rematar a placer tras una buena parada de Dituro, aunque la jugada tuviera que ser revisada en el VAR dado que Murillo la validaba.
Prácticamente en la siguiente jugada Aspas fallaría un mano a mano clave ante Ryan. Pese a su falta de olfato, el moañés seguiría en el terreno de juego hasta el final del partido.
Coudet movería el banquillo al borde del minuto 70 dando entrada a Tapia y Cervi por Nolito y Denis. En el otro lado de Río Bajo, Alguacil amarraba el resultado con un triple cambio que permitía a la grada ovacionar a David Silva en otro regreso a Balaídos.
El terreno comenzaba a encharcarse tras tres horas de lluvia y ayudaba a frenar algunas contras donostiarras, aunque el Celta veía como sus ideas en ataque se nublaban. Fue ahí cuando el equipo vasco comenzó a pausar el ritmo del juego y en esa estratagema encontró petróleo.
Los celestes protestaban enérgicamente la pérdida de tiempo en los saques de banda y esquina cuando Elustondo aprovechó ese fallo de concentración para sentenciar el encuentro de cabeza tras un córner a diez minutos del final.
Los últimos minutos se convirtieron en un amargo epílogo para la afición sin que ninguno de los cambios funcionara. La grada de animación aprovechó para homenajear a Manuel, el abuelo del celtismo que acudió con su nieto Samuel a Getafe el lunes. Porque incluso contra los elementos y los resultados, el celtismo sigue vivo. En Vallecas tocará volver a demostrarlo.