Desde la famosa ‘Operación Retorno’ hasta la política de fichajes del club y la profunda mirada a la cantera, por política o necesidad, el Celta otorga sobre el césped cada más protagonismo al producto local. Más allá de polémicas sobre el funcionamiento y la relación entre el primer equipo y su filial, lo cierto es que los números hablan por sí solos: el gol en el Celta tiene acento gallego y restos del césped de A Madroa en los tacos.
Sólo hay que remontarse un par de temporadas para advertir el aumento del peso canterano en el gol. En la temporada 19-20, el Celta terminó con 37 goles; casi el 60% de los tantos fueron anotados por jugadores de la casa. 22 goles entre Aspas, Santi Mina, Denis Suárez e Iker Losada.
La temporada pasada, en cambio, el porcentaje aumentó considerablemente. 39 de los 55 goles llevaban la marca de A Madroa. Destacaron los 14 goles de Iago, los 12 de Mina y lo 9 de Brais; a ellos se les sumaron los 3 del capitán Hugo Mallo y el gol de otro lateral derecho, Carreira. Un 70,91% de los tantos en toda la temporada los firmaron canteranos.
Pero esta campaña, con más de media temporada ya disputada, los números dejan claro el peso del producto local en el Celta. Casi el 90 por ciento de los goles anotados en estas 23 jornadas disputadas por los celestes atienden a un nombre que salió de la cantera. De nuevo, son Aspas, Mina y Brais quienes llevan en volandas la estadística, con Mallo y Denis de la mano. 25 de los 28 anotados, un 89,29 %.
Lo más curioso es que, a estas alturas del año, sólo dos jugadores formados fuera de la cantera viguesa han logrado marcar, Nolito y Cervi. La estadística puede cambiar, cuando todavía quedan 15 jornadas por disputarse, pero los datos reflejan, primero, que el gol está poco repartido y, segundo, que ahora mismo, es cosa de los de la casa.