Un globo que se deshincha poco a poco. Esa es la metáfora que más se acerca a lo que es el Celta de Benítez tras ocho partidos en los que solo ha arrancado 5 puntos, con una victoria y dos empates, y perdiendo puntos en los minutos finales.

El técnico madrileño planteó en Las Palmas un partido similar al de Almería y al disputado ante el Barcelona; un sistema defensivo con los ya habituales tres centrales y entregar el balón al rival para salir a la contra. En este caso, sin Iago Aspas en el once, Aidoo repitiendo como titular y el estreno desde el inicio del griego Douvikas, que anotó el gol.

La apuesta de Benítez fue ganando enteros a lo largo de la primera parte, con Bamba y Larsen creando peligro. Primero, en una doble ocasión que el noruego terminó estrellando en el larguero; después, de nuevo el delantero anotando un gol que Alberola Rojas anuló tras recibir un aviso del VAR para revisar la imagen. Un forcejeo entre Douvikas y Mika Mármol se decantó del lado del defensor de Las Palmas y el tanto no subió al marcador. De nuevo, una polémica decisión del VAR dejaba al Celta sin un tanto.

Polémica también fue la acción de Kirian, que aprovechó que Iván Villar estaba fuera de la portería atendiendo a un compañero del tinerfeño para colar el balón en la red desde la distancia. El gol tampoco valió para el árbitro, a pesar de que los locales aseguraban que había pitado para poder iniciar el juego.

Larsen siguió con su partido, generando ocasiones pero con la mira desviada en dos uno contra uno que tuvo ante Valles, uno de las cuales se estrelló en el palo. Pero fue Douvikas, tras una contra guiada por Bamba, el que batió al portero canarión. Efectividad máxima del griego que anotaba su segundo tanto en la Liga.

Pero el Celta comenzó a deshincharse a partir del minuto 75. Los cambios de García Pimienta, dando entrada a Marvin, Jonathan Viera y Marc Cardona, revolucionaron a los locales y el Celta, a pesar de la entrada de Iago Aspas, empezó a remar contracorriente.

El desenlace, muy similar al del encuentro ante el Barcelona. Los de Benítez comenzaron a pagar el esfuerzo y el campo se inclinó sobre la portería de Iván Villar. Fue Startfelt, que estrenó brazalete de capitán de inicio, el que cometió un penalti infantil a Cardona, que transformó Viera y, cuando se cumplía el tiempo añadido, siete eternos minutos, fue el propio Viera el que le puso un balón franco a Marc Cardona que, solo en el área, fusiló a Iván Villar.

Al Celta le aparecieron de nuevo los fantasmas, los del VAR y los de las remontadas exprés, tras adelantarse en el marcador y no poder mantener el resultado. La derrota deja a los de Benítez en descenso con la mirada puesta en el domingo con un visitante de lo más incómodo: el Getafe de Bordalás.