En 2001 se estrenó la película francesa Yamakasi: Los samuráis de los tiempos modernos, que extendió por todo el mundo una práctica que a finales de los años 90 crecía en Francia, la del arte de desplazarse, que después se conoció como parkour. Esta película recogió el nombre de un grupo de jóvenes franceses, de los cuales algunos protagonizaron el filme, entre ellos David Belle, hijo de uno de los creadores del parkour en el país galo, Raymond Belle.
A partir de ese momento, en las ciudades apareció una nueva especie de deportistas urbanos que aprovechaban el mobiliario de la calle para trasladarse de un punto a otro con saltos y acrobacias en las que usaban piernas y brazos para impulsarse. Acróbatas callejeros que se adaptaban al entorno superar todos los obstáculos que aparecían en su carrera.
El Galician Urban Proyect fue uno de los referentes del parkour en la comunidad, y "Phosky" uno de los que marcó época en Vigo como uno de los traceurs, como se conocen a los que lo practican, mejores del mundo. En la ciudad olívica, el parkour sigue vivo, aunque alejado de las cotas que alcanzó hace diez años. Una comunidad de traceurs, sigue desplazándose por paredes, escaleras y haciendo de esta actividad un modo de vida.
Comunidad ‘parkour’ en Vigo
"Yo comencé en 2015 porque de vez en cuando veía a gente saltando por ahí y coincidió que en el bus que cogía para la escuela había un chico que entrenaba y me invitó a probar", cuenta a Treintayseis Izan Mínguez, de 23 años. Miguel Iglesias, de 26, empezó en 2008 y se introdujo a través de un amigo y por la película Yamakasi, "que era por lo que lo conocía todo el mundo", concreta.
Izan y Miguel son los encargados de la cuenta de Instagram @comunidadparkourvigo y ambos destacan lo acogedores que son dentro del deporte, tanto en Vigo como en otras partes, siempre dispuestos a colaborar, a ayudar a los que empiezan y a compartir tiempo y experiencias. Además de la ventaja de practicar un deporte al aire libre, con entrenamientos enfocados por uno mismo y la sensación de libertad que da desde el primer momento.
Ahora mismo, esta comunidad viguesa está formada por cerca de 30 personas a la que se han ido sumando algunos que entrenaban solos y que ahora lo hacen con el grupo. ¿Pero cómo se empieza en esto del parkour? "Siempre intentamos que los que comienzan lo hagan con el menor riesgo posible, para que cojan confianza. Es importante aprender a caer y saber qué puede pasar, corregir los errores para ir mejorando y quitarse el miedo", coinciden.
Porque en el parkour es importante el físico y el entrenamiento, pero es determinante la cabeza. "Cuando llevas un tiempo, ves tan claro el salto que no hay peligro de fallar, pero si te traiciona la cabeza en el momento de saltar es ahí cuando puedes errar", explica Miguel. En cuanto al ámbito físico, las articulaciones son las que más sufren por los impactos de los saltos y las recepciones, aunque es un deporte que permite adaptar las capacidades de cada uno. "Hay muchos tipos de parkour, puedes elegir los movimientos que hacer".
La Miñoca, único "parkour park" de la ciudad
Hoy en día, en Vigo existe un solo "parkour park", es decir, una zona adaptada para practicarlo, en la Plaza de la Miñoca tras su reciente reforma. Esta instalación tiene una ventaja, que es dar visibilidad al deporte y que se acerquen curiosos para saber más sobre cómo comenzar a practicarlo; por contra, Izan y Miguel son bastante críticos con el planteamiento.
"No está bien diseñado", denuncia Izan, "hacemos parkour en zonas de calle que aunque no están preparadas para practicarlo, son mucho mejores". Más allá del suelo, que ambos coinciden que la mezcla de césped con arena y goma es un acierto, señalan que hay "barras que no llevan a ningún lado" o "un muro demasiado alto y que resbala". Esto es especialmente grave para los que empiezan, que no tienen forma de practicar los saltos.
Para ellos, había otras opciones para haberlo diseñado; o bien copiando otros que funcionan bien o preguntando a los que lo practican. "En Portonovo, que hay mucha menos gente que hace parkour, tienen uno tres veces más grande y mucho mejor hecho. No es el mejor, pero tiene lo necesario para los principiantes", matizan.
En el horizonte, esperan que se haga en algún momento el planteado en Navia, donde sigue una zona reservada para construirlo. "Este sería para más expertos, al lado del skate park, y el de la Miñoca quedaría más para practicar". Además, el clima de Vigo en invierno dificulta mucho la práctica de este deporte, por lo que se plantean recoger firmas para que se haga un "parkour park" cubierto que les permita entrenar todo el año sin problemas.
Las calles de Vigo
De momento, las calles siguen siendo el hábitat natural para los traceurs, que en Vigo tienen identificadas varias zonas clásicas donde históricamente se ha practicado parkour. Desde la comunidad parkour de Vigo seleccionan tres ubicaciones: una zona de soportales en Hispanidad, un espacio cubierto "que no suele haber en ningún sitio"; los alrededores de los Juzgados en la calle Lalín, una zona que fue "mítica", aunque "ahora está más descuidado"; y la zona de la iglesia del Carmen, en las inmediaciones de la plaza de la Independencia. Aunque la gran ventaja del parkour es que los obstáculos y los límites los marca el propio deportista.
Tanto Miguel como Izan sueñan con retomar un evento de parkour en la ciudad como lo fue hace unos años el Vigo Street Stunts, nacido en 2015 y que se celebró en la zona del Náutico y que tras dos ediciones y por desavenencias con el Puerto de Vigo se trasladó a A Coruña.
Mientras, desde la comunidad parkour de Vigo están empezando a organizar clases para iniciar a más jóvenes en la práctica de un deporte que está creciendo en la ciudad pero que echa de menos lugares hechos a la medida para entrenar. Mientras, las calles siguen siendo el lugar perfecto para que las acrobacias y los saltos sin límite sigan brotando en Vigo.