El CD Arenteiro se despidió ayer de la Copa del Rey. Lo hizo con la cabeza alta, poniendo contra las cuerdas a todo un Atlético de Madrid que sufrió en el campo de Espiñedo para derrotar a un equipo que no tenía nada que perder, pero sí mucho que ganar.
Con las gradas abarrotadas y teñidas de verde, el equipo de Javi Rey apretó desde el primer minuto y controló el partido durante la primera parte, en la que se adelantó con un golazo de Marquitos en el minuto 41 que quedará para la historia del Arenteiro. La alegría, por desgracia, duró poco. Al filo del descanso, González Fuertes pitó un penalti por una caída de Giménez en el área; el árbitro se convertía en el protagonista del partido, ya que en el minuto 20 había expulsado al entrenador del Arenteiro tras un revuelo en los banquillos.
Carrasco hizo el empate y ya en la segunda parte, el belga cayó en el área para que de nuevo González Fuertes castigase con otro penalti al Arenteiro. Esta vez, Diego García detuvo el mal disparo de Morata, dando algo más de aliento al los de O Carballiño.
Pero el sueño comenzó a esfumarse tras el gol de Pablo Barrios. Siguió apretando el Arenteiro, que no quería despertarse hasta que Carrasco, de nuevo, sentenciase el partido en el tiempo añadido. Con el pitido final no hubo derrota, al menos moral, y la celebración se olvidó del resultado. El Arenteiro se despertaba del sueño de la Copa, pero lo hacía con el orgullo de haberle plantado cara al equipo de Simeone y guardando esos momentos para su historia.