Las conexiones ferroviarias constituyen, sin duda, una de las grandes deudas pendientes con los habitantes de la comunidad gallega. El AVE llegó a Galicia en un primer viaje inaugural que generó gran expectación y que recorrió la ruta Madrid-Ourense el 20 de diciembre de 2021, habían pasado ya 29 años desde que el tren de alta velocidad se hizo realidad en España con la ruta que une la capital con Sevilla, y que fomentó aquella Expo de 1992.

Ahora, ha pasado poco más de un año y medio desde que el (más que esperado) tren de alta velocidad tocó tierras gallegas y, sin embargo, sigue sin satisfacer las necesidades reales de los usuarios gallegos, que continúan a la cola de lo que estas conexiones ferroviarias ofrecen ya a los habitantes de otras muchas áreas del país.

En los mínimos exigibles, ni siquiera la nueva red alcanza los tiempos que deberían, y los trenes Avril (aquellos que permitirían utilizar la conexión con horarios más ajustados) han ido posponiendo su llegada al territorio. La última fecha anunciada sitúa el gran momento en noviembre de este ejercicio, pero habrá que esperar aún unos meses para saber si de verdad se hace efectiva su puesta en marcha.

La alta velocidad ‘low cost’ se le resiste a la comunidad

Imagen de archivo de un tren Avlo. Renfe

Con la mirada puesta en los trenes Avril en el corto plazo, Galicia sigue viendo cómo tres operadoras ferroviarias han avanzado en la comercialización de sus trenes de alta velocidad ‘low cost’ con diversas rutas por toda España. Pero los tiempos que han marcado la llegada del AVE a la comunidad gallega hace que las previsiones no sean demasiado halagüeñas.

Los trenes Avlo, de Renfe; Iryo, la operadora ferroviaria controlada por Trenitalia, Air Nostrum y Globalvia, y Ouigo, filial de la empresa estatal francesa SNCF, han acercado las conexiones ferroviarias al gran público gracias a sus precios competitivos. Así, la alta velocidad ‘low cost’ ha ido ganando viajeros en gran parte del territorio nacional, con precios que pueden partir desde los 7 euros por trayecto haciendo de este medio de transporte una alternativa real al coche o al avión para los consumidores.

Fue poco antes del viaje inaugural del AVE en Galicia, cuando desde Renfe se informó de que también los Avlo llegarían a Galicia, aunque, hasta la fecha, se desconoce en momento en el que la propuesta será una opción para los habitantes de la comunidad. Por su parte, el consejero delegado de Iryo, Simone Gorini aseguraba en una entrevista con el diario económico Expansión el pasado mes de marzo que negocia con Talgo para su posible desembarco en Galicia, pero ese día sigue sin llegar.

Cuando el avión se convierte en la opción más económica

El tiempo del trayecto y el coste del mismo son algunos de los factores que los usuarios tienen más en cuenta a la hora de seleccionar el medio de transporte para la realización de un viaje. Si se atiende a la comunidad gallega, el tren sigue sin resultar, en demasiadas ocasiones, la mejor opción.

Los viajes a la capital, por ejemplo, no cuentan con los mejores tiempos en todas las frecuencias, aunque ahora, con la conexión de alta velocidad en marcha, el gran freno lo constituye el precio de los viajes. Este coste puede resultar incluso prohibitivo si en vez de un usuario se trata de un viaje familiar, donde un trayecto, por ejemplo, de Vigo a Madrid para dos adultos y dos menores, puede acercarse, fácilmente, a los 500 euros.

Por otra parte, un billete de avión de ida y vuelta para visitar la capital puede encontrarse por menos de 50 euros por persona, conviertiéndose en la opción más barata para viajar si se tratara de un viaje de una sola persona, algo impensable hasta hace unos años.

Ante esta situación, y con proyectos relevantes en constante debate (y con pocos avances) como la Salida Sur, y la conexión con Portugal, o el AVE por Cerdedo, para que los tiempos desde el sur de la región sean más competitivos, Galicia sigue contando con un transporte ferroviario de dudosa utilidad. Si bien ha mejorado desde que España dio la bienvenida a la alta velocidad con la Expo de Sevilla como telón de fondo, aún queda mucho por hacer para que esta infraestructura esté a la altura de lo que los habitantes de Galicia necesitan.