A raíz de las últimas obras del concello de Vigo, de planos de futuras construcciones y alguna que otra reciente inauguración, diferentes voces han señalado que la ciudad olívica tiene un problema y es que está lejos de ser "verde". ¿Es esto cierto?
Se pueden determinar varios puntos críticos en la gestión de la ciudad para comprobar si existe o no un problema, como las zonas verdes o la movilidad urbana. Para arrojar algo de luz sobre el asunto hablamos con Manoel Santos, coordinador de Greenpeace Galicia. Fue exactamente esta organización la que reavivó el debate ecologista en Vigo con un llamativo tuit publicado por el Día de las Ciudades.
La polémica Puerta del Sol y las ZBE
Esa idealista Puerta del Sol repleta de naturaleza era una crítica a la humanización que se está llevando a cabo en la zona, que en las infografías adelantadas por el Ayuntamiento de Vigo presenta un aspecto muy distinto. "Si vemos el proyecto, horroriza la falta de verde. Es una enorme explanada gris", lamenta Manoel Santos. El problema no está en humanizar las calles, por supuesto, sino en cómo se hace.
"En su mayor parte son humanizaciones grises, sin espacios naturalizados, con impermeabilización de los suelos y en las que la naturaleza no existe", dice el responsable de Greenpeace Galicia, "Las tendencias urbanísticas en Europa caminan hacia esa renaturalización de nuestras ciudades, tan
necesaria también para combatir el cambio climático y proteger la biodiversidad, y nosotros vamos al revés". Así, Santos califica la obra de Puerta del Sol como "una oportunidad perdida".
El entierro del tráfico rodado convertirá Puerta del Sol en una zona peatonal, pero no en una ZBE. Las ZBE son Zonas de Bajas Emisiones, áreas donde solo está permitida la circulación de vehículos poco contaminantes. Es decir, no es lo mismo que una calle peatonalizada. En España hay ejemplos de aplicación de esta medida en ciudades como Barcelona.
Hace dos semanas, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) publicó unas directrices para la creación de zonas de bajas emisiones en las ciudades. En este documento se disponen trece puntos sobre el contenido mínimo requerido por los proyectos, que deben tener en cuenta factores como "el impacto social, de género y económico e implicaciones para la economía local de la ZBE".
El coordinador de Greenpeace Galicia puntualiza que las ZBE deberían ser "una ocasión para rediseñar la ciudad y darle más protagonismo a los peatones, a los medios de locomoción no motorizados y al transporte público sostenible". En Vigo el protagonismo de los coches es uno de sus problemas medioambientales más graves. En 2020 había 151.553 turismos registrados y algo más de 290.000 vecinos.
Manoel Santos señala dónde sería más urgente implantar este tipo de proyectos en Vigo: "En las zonas calientes de tráfico y emisiones, como As Travesas y Castrelos, la zona de Buenos Aires, y por supuesto en el centro de la ciudad, no solo en la Puerta del Sol".
Movilidad urbana: bicis y Vitrasa
Desde hace un tiempo podemos encontrar por Vigo unas franjas verdes o rojas pintadas a un lateral del asfalto, las vías del carril bici que el Ayuntamiento ha puesto en marcha. Según el responsable de Greenpeace Galicia, "queda mucho para que la apuesta de Vigo por una movilidad sostenible, especialmente la no motorizada, sea una realidad".
Desde la ONG valoran "positivamente" la implantación del carril bici de Teis a Coia, que esperan que se amplíe hasta Samil. Con todo, piensan que la ciudad necesita una red ciclista "bien conectada y homogénea" para poder desplazarse así sin impedimentos.
Greenpeace está integrada en la plataforma Vigo Ciclábel junto a otras asociaciones como Fridays for Future, Adega o Ecoloxistas en Acción. Reclaman "más infraestructura ciclista, incluyendo aparcamientos seguros, sistemas de alquiler de bicicletas y zonas de bajas emisiones", además de la creación de una "oficina de la bicicleta", que "promueva y potencie" el uso de este transporte.
La concesión de Vitrasa
¿Y qué papel juega Vitrasa en todo esto? La compañía tiene adjudicada la implantación y explotación del transporte público en Vigo desde mayo de 1968. En 1994, el Pleno del Concello decidió que la empresa operaría durante los siguientes 25 años, y en 2019, cuando vencía el contrato, se renovó por cinco más. Es decir, Vitrasa estará al cargo de la movilidad urbana de la ciudad hasta junio de 2025.
"Hoy, de los aproximadamente 125 autobuses que tiene Vitrasa en la ciudad ninguno es eléctrico y proyectos como aquel microbús eléctrico que recorría el centro de la ciudad son historia, cuando deberían ser norma", reflexiona Manoel Santos.
Se refiere al ZEUS (Zero Emission Urban System), un pequeño vehículo de 23 plazas que se implantó de prueba para desplazarse por el corazón urbano en el año 2011. El micro autobús tenía un motor eléctrico que se cargaba en las instalaciones de Vitrasa durante el horario de descanso y se planeaba construir un punto de carga en el Ayuntamiento. Durante el primer mes el trayecto en el ZEUS era gratuito.
Sin embargo, el proyecto duró tan solo un trimestre por falta de rentabilidad económica. Otros ayuntamientos han aprobado proyectos similares; el concello de Nigrán se ha equipado recientemente con un bus eléctrico para realizar una ruta circular por el municipio. Se espera que esté disponible el próximo año.
Con todo, desde Greenpeace Galicia no dudan en que el autobús formará parte del futuro sostenible de la ciudad, sea Vitrasa o cualquier otra empresa concesionaria. Un futuro, como sostiene Manoel Santos, para el que cada día existe "una demanda social más amplia", de acuerdo a la "situación de emergencia climática que vive el planeta". Desde la organización esperan que el Concello tenga una mayor "sensibilidad" y confían en que se implemente una agenda urbana "digna de una ciudad tan maravillosa".