El de colareira es un oficio que desde hace más de dos siglos viene acompañando a las gentes de O Grove. Durante generaciones, las mujeres de la zona han expuesto y vendido sus piezas elaboradas con conchas en el puerto o el puente de la Illa da Toxa, como una manera de subsistir y aumentar sus ingresos. Con el tiempo, el trabajo pasó a ser reconocido y actualmente está enmarcado dentro de Artesanía de Galicia. De hecho, fue la grovense Montse Betanzos la primera en entrar como una forma de "abrir el mercado".
Betanzos pertenece a una tercera generación de colareiras, y hoy en día se ha posicionado como una de las figuras más destacadas del panorama gallego en este ámbito. "Este oficio se vive desde que naces", afirma Betanzos, que recuerda haber estado en contacto con él desde pequeña. Aunque estudió una carrera e incluso llegó a trabajar durante años lejos de la tierra y del oficio, el paso del tiempo la fue acercando de nuevo a la artesanía y la llevó a "recoger el legado que ya tenía en la familia".
Cuando tomó las riendas del negocio, Betanzos tenía claro que quería romper con la idea tradicional de vender únicamente para el turista. "No quería concentrarme siempre en el Grove", entre otras cosas porque eso "resta capacidad de creación". Así pasaron del souvenir a la joya, de ser un negocio estacional a vender para dentro y fuera de Galicia los 365 días del año.
El entrar en Artesanía de Galicia también ha supuesto un importante "impulso" y un "prestigio" para la profesión. Y a nivel personal, a Montse le ha permitido acceder a todo tipo de formaciones, ferias de artesanía e incluso volar al extranjero con sus creaciones. Con todo, bajo su marca, Betanzos ha conseguido encontrar el equilibrio perfecto y trabajar en esa fina línea entre la modernidad y la tradición.
La magia de la bisutería está el mar
El mar forma parte de la historia y la identidad de esta pequeña localidad del Salnés.
Y es de ese mismo océano de donde saca Betanzos la materia prima para sus elaboraciones, dando una segunda vida a cientos de conchas varadas en la arena de las playas. Algunas, aunque en una menor proporción, también provienen de fuera. Estas suelen ser más grandes y les permiten "mezclar y ofrecer un mayor abanico de colores".
La elaboración completa pasa por recoger las piezas para después "tratarlas, clasificarlas y hacer el diseño que se quiere del ornamento" explica Montse. Es un proceso del todo artesanal, donde las conchas siempre van cosidas o engarzadas a mano. Con ello consiguen elaborar todo tipo de bisutería, desde "la que se hizo siempre como collares, anillos, pulseras y broches" a complementos para el pelo, sandalias, bolsos e incluso sombreros.
Adaptarse a los tiempo sin perder la tradición
Todo oficio que quiera prosperar debe amoldarse a los nuevos tiempos. Y esa es una máxima que en la marca de la grovense llevan al día. Desde montseBetanzos han ido ampliando su presencia por toda Galicia y a día de hoy cuentan con tiendas físicas de artesanía y establecimientos en O Grove, Santiago, Sanxenxo, A Coruña, Tui o Vilagarcía.
En el caso de las ventas, el punto fuerte siempre habían sido las ferias de artesanía, en parte por la proximidad y el público al que se dirigen. Pero entonces llegó la pandemia, el confinamiento y el empujón a la página web, que ahora supone "un punto de venta muy importante".
Además, en la marca apuestan por la pequeña producción. Una forma de tratar el producto que en el mercado global se está perdiendo. Se trata de un trabajo artesanal cuyo crecimiento podría suponer "descontrolar el método de trabajo, que ya no sería ni tan personalizado ni tan minucioso", aclara Betanzos.
Un taller artesanal para revitalizar el oficio
¿Cómo encontrar un sucesor de un oficio que se desconoce? Este es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan hoy en día los sectores tradicionales: la falta de relevo generacional. Desde la marca de la grovense han querido contribuir a mantener e impulsar de nuevo esta práctica "con un estilo contemporáneo" a través de formaciones artesanales. Así, una vez al año, sobre el mes de junio, Montse abre las puertas de su taller a una quincena de personas con la curiosidad y las ganas de aprender más sobre este arte.