La calle Velázquez Moreno, en el centro de Vigo, esconde un pequeño secreto llamado Pipa&Mima, una tienda de decoración única y llena de ilusión. Cada Navidad disponen en su escaparate un pueblito nevado en el que reinan las luces, hay un tren turístico y Papá Noel pasea por las calles.
Íñigo Andonegui y Patricia Castro comenzaron la aventura de fundar su tienda hace ya seis años, con la idea de que fuese un lugar en el que encontrar pequeños muebles, elementos de decoración, regalos para todos los públicos y juguetes educativos. "Fue Patricia, mi mujer, la que pensó cómo sería Pipa&Mima, ella tenía este proyecto en la cabeza y yo decidí emprender con ella", cuenta Íñigo.
Así nació este pequeño espacio en el que el hilo conductor es la ilusión, los colores pastel y los detalles ‘cuquis‘. "Pipa y Mima, además, son los nombres con los que nos llamaba nuestro hijo pequeño", cuenta Íñigo, explicando el pequeño homenaje que quisieron hacer a su familia.
Muebles, juguetes y regalos
Principalmente, dice, disponen de pequeños muebles, "generalmente auxiliares que sirven para llenar los pequeños espacios del hogar". De este modo, con una oferta poco habitual, "servimos de alternativa para esas personas que no quieren meterse en una gran tienda de muebles: no hacemos proyectos, no decoramos habitaciones enteras, tenemos pequeños elementos que pueden ser la mesilla de noche o la cómoda que estabas buscando".
Además, también disponen de una amplia sección de juguetes educativos, "que son principalmente los que nosotros teníamos para nuestros hijos". Es una juguetería, dicen, "algo más cuidada, que se sale de lo que suelen tener otras superficies" y que sigue la línea del resto de la tienda.
La última parte de Pipa&Mima son los regalos para todos los públicos, "desde la niña hasta la abuela", tanto en decoración y hogar como en pequeños complementos.
Un cuento de Navidad en rojo y verde
"A nosotros nos gusta mucha la Navidad, pero la Navidad tradicional, la roja y verde de toda la vida". Así cuenta Íñigo que empezaron a transformar sus escaparates en un rincón del Polo Norte, con la intención de transmitir a los vigueses y viguesas su concepción de la Navidad, "reflejando nuestras tradiciones favoritas".
Aprovechan esta época para ser "ostentosos, no por alardear sino porque es una temporada en la que todos nos permitimos ser más excesivos en la decoración". Con esta idea en mente comenzaron a formar su pequeño pueblo nevado, lleno de historias e incluyendo todas las tradiciones navideñas posibles. "También hemos aprovechado la Navidad de Vigo para incluir los adornos más emblemáticos, como puede ser el tren turístico o la gran cantidad de luces que se colocan en toda la ciudad".
Cada año, dice, montan las mismas tradiciones, pero dándoles una vuelta para que el escaparate no sea igual. "Por supuesto, tenemos un gran árbol cada Navidad, son los adornos los que van cambiando y evolucionando", al que añaden también elementos tan clásicos como el Niño Jesús.
También dan mucha importancia al cuento del Cascanueces, "una figura que está en Pipa&Mima desde que abrimos", por lo que en el escaparate y por toda la tienda se puede ver a los pequeños soldaditos que cobran vida en el conocido ballet de Tchaicovsky.
Este año, además, han decidido darle más importancia que en ocasiones anteriores a la figura de los elfos. "Es una tradición estadounidense y cada vez se está asentando más en Europa y a nosotros nos encanta", dice Íñigo. Él mismo cuenta que estos pequeños ayudantes de Papá Noel son los que vigilan a los niños durante el día, para luego contarle si se han portado bien o no, por lo que cada día cambian de sitio en la casa. "Además de tener que buscarlos por la casa, los niños tendrán que jugar a evitarlo porque si se le toca pierde su magia".
Las navidades de Abel
Por supuesto, Pipa&Mima se ha visto afectada por las luces de Navidad y, en general, el inmenso despliegue que Abel Caballero crea cada diciembre. "El año pasado fue atípico, claramente, pero en años anteriores sí que notamos muchísimo el aumento de afluencia de gente en el centro", dice Íñigo.
Al situarse en Velázquez Moreno, la tienda se encuentra en una vía neurálgica de la Navidad viguesa y por delante de su escaparate pasan, sin querer, cientos de personas cada día en las últimas semanas del año. "En 2019 incluso tuvimos que cerrar la tienda y controlar el aforo porque no cabían todos los clientes a la vez, vino muchísima gente".
Íñigo también cuenta que han notado un cambio en el perfil de los visitantes desde el estallido del furor navideño de la ciudad, pues aunque en un principio se veía principalmente a gente de Galicia y el norte de Portugal, "ya en los últimos años teníamos clientes de toda España".
Este año, aunque no esperan cifras como las de 2019, aseguran que desde el Concello se están dando cifras esperanzadoras y han potenciado incluso el stock en previsión de que haya una gran afluencia de gente en las semanas previas a Nochebuena. "Confiamos en que, poco a poco, se recupere la normalidad", cuentan, "y mientras no ocurre seguiremos trabajando como hasta ahora y mejorando nuestra tienda online, que funciona ya muy bien".