En los pequeños detalles está la diferencia, en lo que aparentemente es imperceptible o casi nadie presta atención. Por ejemplo, los calcetines. Algunas personas tienen manías como vestir uno de cada color los días que necesitan buena suerte y otras no pueden salir de casa sin un par a juego con el resto de su vestimenta.

El gusto por llevar algo diferente y ser un poco presumido fueron los motivos por los que Javi emprendió su negocio, Extroverty Socks, situado en la rúa de Don Bosco número 52.

Desde el exterior se ve el llamativo logo, un elefante con un calcetín en la trompa, y las puertas pintadas de amarillo, un color que transmite la misma alegría que las personas al frente de la tienda, Aimara y Javi. Son pareja, amigos y compañeros de trabajo.

Emprender contra todas las dificultades

"Tenía ganas de montar algo y se me ocurrió lo de los calcetines porque me gustan mucho", afirma Javi. Extroverty Socks abrió sus puertas a finales de 2017 en las galerías de la calle Príncipe y, desde hace cuestión de año y medio, se trasladaron a Don Bosco.

Variedad de calcetines en Extroverty Socks.

Javi tiene esclerosis múltiple. Nos atiende desde su silla de ruedas acompañado por Aimara, quien no le quita ojo. Extroverty Socks es su primera aventura empresarial y dice que la empezó "un poco casualidad". Encabezar un negocio le ha hecho darse cuenta de todas las dificultades que esconde emprender, sobre todo en este último año en el que la pandemia ha golpeado con fuerza la economía.

Su tienda recopila calcetines todos los tipos y colores, desde tallas para los más pequeños de la casa a adultos, temáticos, con materiales reciclados. Incluso comercializan modelos sin goma en el tobillo, que no aprietan las piernas, entre los que está uno diseñado por Javi.

Son unos calcetines especiales. Como explica Aimara, el naranja es el color de la esclerosis. Además, tienen las siglas de la enfermedad, E.M, y una frase que resume la actitud del propio Javi ante la vida: "Con fuerza se puede".

Los calcetines diseñados por Javi.

Una historia de amor sin barreras

Es inevitable preguntarles a Aimara y Javi por su propia historia, sobre todo por la complicidad que muestran y la cercanía con la que se expresan. Se conocieron en Santiago de Compostela en el año 2014. "Mira que llevo tiempo aguantándote, va a ser hora de renovar", broma ella mirándolo con cariño.

La persona encargada de presentarlos fue la tía de Javi. Él, aunque es vigués, estaba mucho en Santiago por las consultas de fisioterapia a las que acude y parte de su familia residía en la ciudad compostelana. Aimara, por su parte, es "picheleira" de toda la vida.

"Empecé a trabajar en Vigo y él me dijo que me fuera a vivir con él, que tenía una casa grande y podía quedarme allí para no subir y bajar de Santiago todos los días", relata Aimara, quien añade con gracia "ya lo hizo con segundas intenciones".

Javi y Aimara en el local.

Javi la escucha atentamente y niega con la cabeza: "Eso me pasa por ser bueno". Lo cierto es que la amistad y la convivencia acabó transformándose en amor, casi sin querer, como suceden estas cosas. O como dice él, "la insistencia" de Aimara, a lo que ella repone: "¡Si voy detrás de ti es porque tengo que empujar la silla!".

Después él tomó la decisión de abrir Extroverty Socks, en 2017, y ella se unió al negocio. Son una pareja atípica de lo más normal. Mientras cuentan su historia no dejan de bromear. Como dice Javi, le da "totalmente igual" lo que puedan pensar de ellos: ni la diferencia de edad (ella tiene 32 y Javi 49) ni su enfermedad son impedimentos.

"A la gente le sorprende, le preguntan si soy su hija. Él me dice que le echan años por mi culpa que soy una vieja prematura", ríe Aimara mientras Javi entorna los ojos. Sea lo que sea que traiga el futuro, el buen humor y su amor serán siempre los ingredientes principales para ellos dos, capaces de contagiarlos a todos aquellos que entran en su original local, Extroverty Socks.