Hasta hace relativamente poco, las calles de O Grove notaban la ausencia de un lugar donde los amantes de los buenos desayunos ―y también de los brunch―, pudieran acudir para empezar cada jornada con energía. Un espacio en el que poder dejarse sorprender por recetas, texturas y combinaciones tan sabrosas como saludables, pero sin pasar por alto la sensación de sentirse como en casa. Esa carencia oculta terminó por disolverse en el año 2019, cuando el Carmencita Café-Bar abrió sus puertas por primera vez en el número 4 de la Rúa da Platería.
Las entrañas de está antigua vinoteca cambiaron su naturaleza para acercar a la clientela una singular experiencia enfocada a estos primeros manjares del día, con recetas e ingredientes atípicos, y una llamativa mezcla de productos artesanales y de cercanía. Detrás de este renovado proyecto se encuentra el tándem formado por Martín y Rubén Mirazo, quienes por aquel entonces buscaban crear "un sitio acogedor que invitase a estar, con la música tranquila y un ambiente en el que poder leerse un libro, tomar un café o un buen desayuno o merienda".
Antes de poner en marcha su propio negocio, Martín Mirazo trabajaba como auxiliar de vuelo. Junto a su hermano, también amante de los viajes, aprovecharon ―y siguen haciéndolo― todo el bagaje de culturas y conceptos adquiridos para enriquecer, aún más si cabe, la propuesta y oferta del Carmencita Café-Bar. Un recorrido experiencial entre ciudades como Nueva York o Londres que terminó aterrizando en las cocinas de este entrañable establecimiento de O Grove. Y según confiesa Martín, el nombre y la esencia del local representan al mismo tiempo un "homenaje en vida" a su abuela y todas sus enseñanzas.
Un desayuno para cada día
La oferta de productos del Carmencita es tan extensa y variada que cualquiera podría entrar cada día de la semana en el local y salir de allí sin haber repetir ni una sóla receta. Bebidas calientes, dulces y bollería, pancakes y gofres, tostadas o sandwiches, smoothies o yogures… La lista resulta tan interminable como apetecible. Además, los productos utilizados son en su mayoría "ecológicos y de origen local", por lo que según acierta a señalar Martín Mirazo, esto hace que el producto final sea de la mejor calidad posible.
Poco a poco, el Carmencita se ha ido ganando la etiqueta de kilómetro cero en muchos de sus productos. Por poner algún que otro ejemplo, los panes que utilizan para sus combinaciones salen del horno directamente hacia el local desde la panadería Castro’s, así como la bollería proviene de O Forno de Piñeiro; los cafés utilizados son "tostados en Melide, de especialidad Nicaragua y Colombia" y la "leche fresca de Kalekoi, procedente de una granja de Lalín". Y más allá de los proveedores externos, las apetitosas tartas que cubren la barra del local durante la mayor parte del día son, en este caso, obra y creación de Rubén Mirazo.
También, desde el establecimiento meco han querido apostar por acercar a su clientela una oferta especial para celíacos, así como alguna que otra opción para los veganos."Mi hermano es celíaco y siempre me decía que no encontraba un sitio donde ir a desayunar (…) por eso decidimos lanzarnos por esta vía también", comenta Martín. "Hay varias opciones que podemos adaptar para celíacos, por ejemplo las tostadas. El pan es todo sin gluten y las elaboraciones las hacemos todas en una plancha aparte", continúa el propietario. Después, a estas variedades se suman también otros productos artesanos como las cookies o las tartas libres de gluten.
Para completar la oferta de manjares dulces y salados, el Carmencita cuenta con una extensa variedad de tés, cafés, batidos naturales y smoothies. En lo que respecta al café, la carta se extiende desde los clásicos Machiatto o Americano, a un surtido de lattes o especialidades más concretas como un Long Black, típico de países como Australia o Nueva Zelanda. Las infusiones siguen la misma dinámica de clásicos con otras combinaciones de aromas y sabores diferentes: Champán y fresas, Earl Grey, Moruno, Chai o Matcha Latte o Rooibos Desayuno de Frida, son algunos de los ejemplos. También con los zumos han querido salirse del molde y la oferta incluye licuados de naranja y pomelo; mezclas de frutas de la huerta, fresa, naranja, limón y manzana o una singular combinación de zumo de naranja, limón y matcha.
Un negocio que busca actualizarse sin parar
Parece existir un mantra intrínseco entre el equipo del Carmencita que hace que el establecimiento se mantenga siempre en constante movimiento. "Vamos renovando cosas constantemente", admite Martín. "No paramos nunca, seguimos buscando ideas e intentando meter conceptos nuevos de vez en cuando", agrega. De hecho, uno de los cambios que quieren introducir próximamente en el menú del Carmencita son los bagels. Esta receta icónica de Nueva York es el clásico pan redondo agujereado y relleno de los ingredientes más variados, como quesos o algún tipo de ahumado. "Tenemos idea de lo que queremos, pero ahora hay que buscar el relleno (…) Estamos en un prueba-error", asegura el propietario.
Los bagels no serán la única novedad en el Carmencita Café-Bar, ya que, según asegura su propietario, esperan poder retomar la faceta más nocturna del local en las próximas semanas. Antes de la llegada de la pandemia, una de las apuestas de sus propietarios fue la elaboración de cócteles (que todavía mantienen) y el cambio de ambiente de cara a las noches del fin de semana. "Seguramente retomaremos de nuevo la noche, los viernes y sábados hasta las 2 de la mañana", afirma Mirazo. Con una oferta más que completa durante la jornada, en breves el Carmencita volverá a vivir su particular metamorfosis. Las luces se adaptarán a la nueva atmósfera, la música podrá elevarse unos decibelios y la barra se preparará para cambiar los dulces por las copas.