Hace algo más de diez años, un ingeniero de Montes natural de Pontevedra y afincado en Vigo, viajó a Japón. En un país extremadamente rico en recursos naturales, comprendió una realidad que, hasta el momento justo antes de subirse al avión, había tenido frente a él: Las propiedades de una flor típica de Galicia y, especialmente, de la ciudad olívica, que los japoneses emplean en sus rituales de belleza. Pablo Mansilla Salinero, que hoy tiene 38 años, redescubrió la camelia y pensó: "Si ellos pueden, ¿por qué nosotros no?"

Una década más tarde, Acemelia elabora, desde su pequeña fábrica de Saiáns (Vigo), un aceite puro de camelia que regenera la piel cansada, seca, irritada o sensible, pero también combate alteraciones cutáneas como dermatitis, eccemas, o quemaduras. No es el único producto de la marca, ya que también comercializa crema, champú sólido, bálsamo o jabón facial, entre otros. Todos ellos son elaborados a base de aceite de camelia, que también puede aplicarse como tratamiento capilar.

Pablo recuerda que el camino hasta llegar aquí ha sido largo y no siempre fácil, ya que él comenzó por el principio: Dando a descubrir el producto a los potenciales consumidores. "Había que exponer por qué era tan bueno y esto tuvimos que hacerlo durante muchos años ", recuerda el emprendedor gallego. "El aceite de camelia realmente solo lo fabricamos nosotros de toda Europa", añade.

"El aceite de camelia realmente solo lo fabricamos nosotros de toda Europa"

PABLO MANSILLA SALINERO

Haciendo una pequeña reseña histórica, el ingeniero precisa que el aceite de camelia es originario de Japón, en donde comenzó a usarse antes, incluso, de la Edad Media. Se dio a conocer, especialmente, a través de las geishas. "En Japón se siguió utilizando, pero en el resto del mundo, no", asegura Mansilla. "De hecho, cuando hice el viaje me di cuenta de que había mucho producto elaborado a base de aceite de camelia. Pensé que, si es la flor de Galicia, en donde la tenemos por todas partes; y de Vigo, en donde hay hasta una calle que lleva su nombre y está presente en todos los jardines y barrios, por qué no aprovecharla aquí", añade.

Estand de la marca en un evento organizado por el Concello de Vigo.

Una fabricación bio, ecológica y controlada

La fabricación del Acemelia se lleva a cabo, única y exclusivamente, en Saiáns. El producto es bio, ecológico, fresco -al haber pocas semillas se produce lo que se va a vender- y no tiene ningún químico. Todo lo anterior favorece una absorción rápida en la piel, que termina muy hidratada.

El aceite de camelia se extrae a través de las semillas de los frutos que da la planta. Lo anterior se prensa y, resultado de la acción, sale el aceite. A continuación, se decanta y se filtra. "Nosotros tenemos algo de plantación. Cogemos en parques y jardines, y también compramos mucha", precisa Pablo. "Estamos creando una industria, pero ésto tiene muchas barreras de entrada. No es solo fabricar", añade.

Con respecto a lo anterior, una de las patas del proyecto de Acemelia es la producción de camelia. Y es que, aunque en Galicia y, concretamente, en Vigo, hay muchas plantas, no hay tantas que den fruto. "Estamos buscando plantas y variedades que tengan buena producción de semilla. Esto es un proceso muy lento porque no deja de ser una mejora genética, pero vamos poco a poco", señala Pablo, quien trabaja en su proyecto junto a otras cinco personas.

Champú sólido, otro de los productos elaborados por la empresa.

Un aceite muy versátil

El responsable de Acemelia destaca las propiedades del aceite de camelia, que se puede emplear para diversos usos cosméticos, regeneradores y curativos. "En Japón se emplea, sobre todo, para el cabello. Allí hay lineales y lineales con productos de camelia", anota Pablo.

Acemelia cuenta, en toda España, con 300 puntos de venta. Cofano lo distribuye en farmacias y, al resto de Europa, llega a través de Amazon. Alemania, Francia e Italia son grandes compradores del producto vigués. "Es un aceite que, quien lo prueba, repite", dice el emprendedor, convencido. "Hemos apostado por las tiendas y va muy bien, a la gente le gusta", añade.

Pablo está convencido de que los vigueses todavía no somos muy conscientes de la presencia de la camelia en Vigo y la riqueza que le aporta a la ciudad: "En cualquier esquina hay una camelia y, cuando te pones a pensar, dices ‘si lo que está debajo de mi casa también lo es'", relata. "Hay cientos, sobre todo, por el centro, y por muchos barrios, como Coia", concluye.