Enmarcado en uno de los puntos más al sur de Galicia, la localidad A Guarda conforma uno de los destinos con más encanto del Baixo Miño. El horizonte de este pintoresco municipio pontevedrés se dibuja entre paisajes marítimos, fluviales y de montaña, en un lugar donde las aguas del río Miño y el océano Atlántico se funden dando lugar a una estampa de los más espectacular. De hecho, A Guarda conforma un destino tan pintoresco que ha sido comparado en más de una ocasión con St Ives, uno de los pueblos marineros con más encanto de Inglaterra y las costa de Cornualles.
Pero más allá de las equiparaciones, el municipio alberga una riqueza natural, cultural y paisajística digna de descubrir. Es por ello que en esta ocasión, os proponemos un recorrido completo a través de cinco increíbles rutas de senderismo que descubren el encanto y la historia de A Guarda, desde el emblemático y visitado Monte de Santa Trega hasta la desembocadura del Miño o los antiguos viveros naturales de marisco repartidos por todo el litoral de este municipio.
Camiños do Trega
El municipio de A Guarda cuenta con una ruta, conocida como Camiños do Trega (PR-G 122), que recorre la historia y paisajes del emblemático Monte de Santa Trega (uno de los castros mejor conservados de Galicia) a través de diferentes senderos homologados. La mayoría de los itinerarios que ascienden hasta esta cima guardesa presentan una dificultad media, siendo uno de los más conocidos y transitados la Ruta da Volta da Promonte, situada en la parte más alta del monte. El resto de senderos son los del Camiño da Citania, Atallo Veño, Camiño da Fonte da Cal, Camiño da Concheira, Camiño do Carro e da Cruz do Home y Camiños das 14 revoltas.
Lo cierto es que existen múltiples combinaciones que permiten a los excursionistas iniciar su recorrido en lugares como el barrio de A Cruzada, la parroquia de Camposantos o la propia cumbre del Monte de Santa Trega, donde se sitúa además el Centro de Visitantes así como otros servicios para el senderista. En cualquier caso, este conjunto de caminos ofrecen una riqueza natural, paisajística y patrimonial de gran valor, destacando las inmejorables vistas sobre el estuario del río Miño.
Ruta de la desembocadura del Miño
Otra de las rutas homologadas de esta localidad pontevedresa nos descubre los entresijos de una de las zonas de mayor riqueza natural y paisajística del sur de Galicia: el estuario del río Miño. La senda PR-G 160 conforma un precioso recorrido circular que se extiende a lo largo de 11,7 kilómetros en su totalidad a través de diferentes enclaves catalogadas como Lugares de Interés Comunitario (LIC) y Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), por lo que se trata de una ruta ideal para los amantes del birding. El punto de partida del itinerario se encuentra en el entorno de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Salcidos con dirección a las orillas del río Miño, atravesando en todo el camino rincones como el lugar da Pasaxe y O Forte da Ínsua, una singular fortificación lusa erigida en mitad del río.
Ruta de las Cetáreas
El pasado marinero de A Guarda queda reflejado a través de la interesante Ruta das Cetáreas, un itinerario que se extiende a lo largo de 4 kilómetros y medios desde los alrededores de la zona portuaria hasta los límites del municipio de O Rosal. Lo cierto es que esta localidad del sur de Galicia es conocida en toda la región como la capital de la langosta y atesora un importante patrimonio vinculado con los oficios del mar.
En ese sentido, uno de los elementos más destacados dentro de la historia de esta antigua villa marinera son las cetáreas, unos viveros naturales construidos en piedra y situados por toda la superficie rocosa del litoral guardés. Dichas construcciones fueron utilizadas desde el siglo XIX, y durante casi un siglo, como almacenaje de mariscos vivos, entre ellos las langostas y los bogavantes. En la actualidad, la Ruta de las Cetáreas atraviesa cuatro viveros naturales en buen estado de conservación (el de A Grelo, O Portiño, Redondiña y Altiña), cada uno de ellos identificado a través de un panel informativo que explica tanto el funcionamiento como otros datos de interés sobre la gestión de los mismo.
Ruta de las casas indianas
A Guarda es conocida por albergar uno de los conjuntos arquitectónicos de casas indianas más pintorescos de Galicia. De hecho, la propia localidad ha confeccionado una ruta cultural que recorre las principales calles de la ciudad para dar a conocer el encanto y la historia detrás de todos estos edificios. Como bien se sabe, el flujo de emigración entre Galicia y los países latinoamericanos entre finales del siglo XIX y principios del XX dio lugar a un enorme patrimonio de casas indianas a lo largo y ancho de nuestro territorio.
En el caso particular de A Guarda, el callejero local esconde numerosas villas y edificaciones que presentan las características típicas de estas viviendas: con la piedra como elemento predominante, azulejos llamativos y grandes cristales. Es por ello que la Ruta de las Casas Indianas de A Guarda (existe un mapa a disposición de los visitantes en internet o la Oficina de Turismo) redescubre más de una docena de residencias, hasta nueve de ellas pertenecientes a emigrados a Puerto Rico y otras tres a retornados de Brasil. Además, en todas estas casas se pueden apreciar hasta tres estilos arquitectónicos diferentes: el ecléctico, el autóctono y el regionalista.
Senda litoral y azul de A Guarda
El municipio de A Guarda cuenta desde el año 2010 con un preciosa senda Litoral y desde el 2013 con el distintivo de Sendero Azul, en el trayecto que une las playas de O Muíño y Area Grande. Ambos itinerarios, con la mirada siempre fija en el océano Atlántico, permiten a sus viandantes recorrer el grueso de la costa guardesa desde el entorno del puerto pesquero hasta la desembocadura del río Miño. El recorrido completo se extiende a lo largo de unos 5,6 o 3,6 kilómetros (dependiendo del punto de partida de cada una), aunque cabe destacar que existe una vía paralela y exclusiva para bicicletas que alcanza justo la mitad del itinerario. Además, la zona del estuario del Miño conforma un rincón ideal para la observación de aves autóctonas y migratorias, ya que el enclave forma parte de la Red Natura 200 como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).