La Zona Franca de Vigo, que se encuentra en plena reforma de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, dispondrá de un "un espacio para la ciudadanía" en el que "tus ideas se hacen empresa". Con estos dos lemas, que ya se pueden leer en las lonas que cubren el edificio en obras y que será la sede del Consorcio (actualmente ubicada en Bouzas), el organismo se acerca a la población y dispondrá de espacios de trabajo y reuniones abiertos al público general.
Las obras el edificio adquirido recientemente al Concello de Vigo, que se iniciaron el pasado mes de noviembre, ya se encuentran bastante avanzadas. Desde el organismo Estatal aseguran que los espacios estarán disponibles en el segundo semestre de este año, aunque no han puntualizado si será a principios o a finales del mismo.
La Zona Franca de la ciudad olívica ha explicado que toda la planta baja de la edificación estará abierto a asociaciones, colectivos, emprendedores, pequeñas empresas y ciudadanos que así lo deseen; "un nuevo espacio de uso público para todo tipo de actividades". Los interesados podrán organizar reuniones, cursos o actividades de diversa índole en los espacios habilitados, para los que se pondrá en marcha, en su momento, un sistema de reservas.
La planta baja de esta histórica construcción contará así con salas de diferentes tamaños, aulas y el propio auditorio, de 140 metros cuadrados, que estará abierto al uso ciudadano.
La actual reforma puesta en marcha a finales del pasado año cuenta con un presupuesto de 3,1 millones de euros y fue adjudicada a una U.T.E. integrada por las empresas Dragados y Prace.
Patrimonio histórico
El delegado del Estado, David Regades, ha puesto en valor "la recuperación de patrimonio histórico de la ciudad, con un edificio de 1865 que marcó una época en la ciudad" pero también "la vuelta a los orígenes de Zona Franca, donde empezó hace 75 años".
El edificio que fue encargado como residencia particular por Fernando Carreras al arquitecto Manuel de Uceda, de la Academia de San Fernando de Madrid, quien firmó el proyecto en 1863. La obra se terminó de construir en 1865 y fue un hito en su momento. Según explican desde el Consorcio, constituyó el primer gran palacete residencial moderno de la época y los vigueses hacían largos paseos para contemplarlo. Inició una serie de edificios indianos en la ciudad, que después continuaron otros, como el porriñés Manuel Rodríguez con el edificio Bonín de la calle Areal con Oporto o José García Barbón con la Escuela de Artes y Oficios.
Años después, el edificio fue adquirido por el Banco de España, que encargó su reforma y modificó la cubierta con un lucernario acristalado, según el proyecto de Eduardo de Adaro, en 1895. Fue en esa etapa cuando se incorporan una serie de buhardillas en el bajo cubierta. Tras la guerra civil, el edificio pasa a ser sede del Gobierno Militar, que encargó otro proyecto de reforma que modificó de nuevo la cubierta e instaló un frontón como remate superior de la fachada norte.
En 1989 el edificio pasa a la titularidad del Concello de Vigo, que lo cede a la Universidad de Vigo para su primer Rectorado. La reforma modifica la fachada Este y sustituye el escudo franquista del frontón por el escudo de la ciudad. Finalmente el Concello recuperó el inmueble y lo vendió en 2020 al Consorcio, cuentan desde la entidad.