Astilleros Garrido, O Grove.

Astilleros Garrido, O Grove. Thalia García

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Astilleros Garrido: el legado de cinco generaciones de carpinteros de ribeira en O Grove

Con un extenso historial en la construcción y reparación de embarcaciones de madera, en la actualidad el taller meco combina técnicas tradicionales y modernas para llevar su sello por toda Galicia, el territorio nacional y parte del extranejero

16 mayo, 2022 06:00

La historia de Astilleros Garridos da comienzo cinco generaciones atrás en O Grove, una localidad eternamente ligada al mar y a la pesca. Manuel Garrido Otero ―tatarabuelo de los actuales propietarios: Pepe, Carlos y Fabián― levantó a mediados del siglo XIX un pequeño galpón, de unos 100 metros cuadrados, en el mismo lugar en el que hoy se encuentra la nave de esta empresa familiar de carpinteiros de ribeira, un oficio tradicional y artesanal que forma parte del patrimonio inmaterial, marítimo y cultural de Galicia. 

Las chalanas, chalupas y gamelas fueron algunas de las primeras embarcaciones de madera construidas en este taller meco, aunque de él han salido todo tipo de barcos: desde dornas o motoras; a réplicas de grandes galeones, buques profesionales utilizados en la pesca de la sardina e incluso las primeras mejilloneras. En la actualidad, la cartera de clientes de Astilleros Garrido se combina entre las embarcaciones de recreo y las profesionales; la mayoría para labores de restauración o mantenimiento. "Agora estase construindo moi pouco porque o poliéster veu a sustitur toda a madeira (…) e a parte, faltan profesionales", explica Pepe Garrido, el mayor de los tres hermanos al frente del astillero, sobre la situación de la empresa y la carpintería de ribera. 

Astilleros Garrido: la construcción de un legado

Reparación y construcción en Astilleros Garrido. Foto: Cedida

Reparación y construcción en Astilleros Garrido. Foto: Cedida

Con un extenso historial en la construcción y reparación de embarcaciones de madera, a día de hoy, el legado de Astilleros Garrido (@astillerosgarrido) continúa vigente gracias al compromiso de los tres hermanos Garrido. Durante más de dos siglos, varias generaciones han conseguido mantener viva la carpintería de ribeira mientras su evolución ―y de no impedirlo, quizás también su desaparición― resulta inevitable. "A carpintería de ribeira sempre foi evolucionando, tanto en formas como en técnicas (…) A madeira laminada, o alistonado… son técnicas que aquí chegaron tarde, pero que en realidad teñen case 100 anos", aclara el propietario. 

En ese sentido, y a pesar de que los trabajos en madera constituyen una parte importante de la tradición del astillero, la confluencia con nuevos métodos y materiales es una realidad a la que cada vez están más habituados en el taller. "Hoxe en día todos os barcos compaginan materiales", reconoce Pepe Garrido. "Nos temos feito algún barco ao vacío, de fibra de vidrio con técnicas máis modernas, pero e unha construcción que a min persoalmente non me gusta", aclara. "Se hai madeira non toco fibra", sentencia. 

Trabajos realizados en Astilleros Garrido. Foto: Cedida

Trabajos realizados en Astilleros Garrido. Foto: Cedida

Tal y como nos aclaran desde el astillero, la carpintería de ribeira es una actividad artesanal con un alto valor ecológico que habría que tener más en cuenta. Y es que las embarcaciones de madera son uno de los mejores ejemplos de bioeconomía circular e industria forestal sostenible, pues la realidad es que estos barcos reciclan el 100% de sus piezas y dejan una huella de carbono casi neutra, a diferencia de sus homólogos. 

Pesqueros, veleros, embarcaciones tradicionales, réplicas de grandes buques… la lista que engrosa el astillero meco deja entre sus líneas nombres tan emblématicos como el de Silma y Sanxenxo, "dous galeóns xemelgos de 13 metros para el Real Club Náutico de Sanxenxo"; Voltaire, un barco de 14 metros de eslora dedicado a la pesca de la sardina; o A Meca y la Irmandiña, unas emblemáticas dornas xesteiras encargadas por la Asociación de Amigos da Dorna Meca. El año pasado, el astillero realizó uno de sus últimos encargos constructivos que viajó nada menos que hasta el ayuntamiento de Calafell, en Tarragona. "Agora construcións fanse moi pouquiñas… O ano pasado fixemos unha replica dun barco de salvamento de principios do siglo XX para Cataluña", relata Pepe Garrido.

Astilleros Garrido en la actualidad

Zona de varadero y reparación. Foto: Thalia García

Zona de varadero y reparación. Foto: Thalia García

A día de hoy, en Astilleros Garrido el grueso de trabajo recae en las embarcaciones profesionales y de recreo, que compaginan durante el año con algunos encargos puntuales de réplicas y nuevas construcciones. "Os barcos de recreo repáranse normalmente no inverno pra telos listos na época estival. E os de traballo ao revés, traballan máis no inverno e no verán aproveitan para facer as labores de mantemento", precisa Pepe. A mayores, el taller también ofrece a la clientela servicios de varadero, mecánica y electricidad, pintura, creación de mástiles y jarcias o equipamiento auxiliar, entre otros. 

A la hora de hablar de tiempos, tanto en cosnstrucción como reparación, desde el astillero meco reconocen que los plazos suelen variar sobremanera y depender de múltiples factores, entre ellos el tipo de embarcación, el tamaño o los remates finales. "Nos barcos de traballo a costrucción é moito máis rápida porque os detalles son menores. Os acabados son os que levan o tempo", reconoce Garrido. "Por exemplo, este último que fixemos para Cataluña levounos uns cinco meses", añade. 

Y en lo que a clientela se refiere, Astilleros Garrido puede presumir de haber dejado su impronta en embarcaciones de todo tipo distribuidas a lo largo y ancho del globo terráqueo. "Digamos que un 80% son de Galicia, pero despois temos clientes do resto de España e tamén do extranxeiro", admiten. Ingleses, franceses, alemanes, portugueses… Incluso hace tan sólo unos días que salió del taller un barco con matrícula de Rumanía. No cabe duda de que el sello gallego en la náutica del mundo está asegurado ―al menos por ahora―  con la ayuda de los hermanos Garridos. 

El futuro de la carpintería de ribeira en Galicia

Trabajos realizados en Astilleros Garrido. Foto: Cedida

Trabajos realizados en Astilleros Garrido. Foto: Cedida

Al igual que sucede con otros oficios tradicionales en Galicia, el futuro de la carpintería de ribeira parece abocado a un fin ineludible. "Por desgracia no habrá relevo generacional", confiesa Pepe. "Todo ten un fin e parece que se acaba aquí". Mientras el presente de Astilleros Garrido avanza a una tranquila velocidad de crucero, el horizonte del taller meco pende de un hilo debido a la falta de reemplazos cualificados e interesados en el oficio. "Nos o volumen de traballo que temos e de catro persoas (plantilla fija), pero porque desgraciadamente tampoco hai xente cualificada, non hai persoal, no hai carpinteiros…", reconoce el responsable. 

Con el fin de preservar esta tradición marinera de construcción y reparación de barcos se formó hace unos años AGALCARI, la Asociación Gallega de la Carpintería de Ribeira  ―de la que Astilleros Garrido forma parte― , desde la cual reivindican la posición de la carpintería de ribeiria como un oficio con futuro. El objetivo principal que persigue el colectivo es el de mantener a flote una profesión con sumo valor patrimonial y económico para la comunidad gallega. Desde la década de los 60 , el número de astilleros de madera ―rondaban los 150― ha descendido de forma drástica: "En toda Galicia debemos quedar en madera uns quince", asegura Pepe. "E de esos só costruen cinco ou seis". 

Pese a los desalentadores datos del sector, Pepe Garrido ve en la formación una posible vía para salvar el oficio de la extinción. "Nos temos agora aquí un alumno que nos enviaron dunha escuela de Ferrol de carpitería de ribeira", comenta el propietario. "Esperemos que con esto das escuelas talleres e a formación profesional empece a haber un pouco máis de interés, porque se non dentro de dez ou quince anos probablemente no exista ninguén que faga unha reparación de madeira", reflexiona Garrido, con una mezcla de aceptación y aflicción al pensar en una profesión tradicional que ha acompañado a su familia a lo largo de cinco generaciones.