Ignacio Rivera: "El talento importa, pero el esfuerzo es lo que marca la diferencia"
La rebeldía suele asociarse muchas veces a la revolución. Nuestro invitado de hoy es una persona inconformista, valiente y que conserva la firme intención de crear un impacto en el mundo. El emprendedor gallego Emilio Froján entrevista a Ignacio Rivera, presidente de Corporación Hijos de Rivera.
Es uno de los gallegos más influyentes en el mundo y está en todas las listas que destacan a los grandes líderes empresariales en España. Realiza un cuestionamiento profundo del orden actual y aplica innovadoras metodologías en su empresa, que teniendo ya seis generaciones conserva la esencia sin perder el aire fresco que se renueva diariamente.
Lidera una de las empresas con mayor facturación de Galicia y, de calle, la más amada. Esta misma semana, Hijos de Rivera ha presentado Lupia, su nueva marca de cerveza, con lúpulo cultivado en Galicia.
Hoy entrevistamos a uno de los líderes empresariales más mediáticos de nuestro país: Ignacio Rivera, presidente ejecutivo de Hijos de Rivera.
¿Cuál es el propósito de un líder empresarial?
Diría que trabajar para que las personas comprendan el propósito de la compañía. En ese sentido, debe ser alguien capaz de transmitir y comunicar los valores que hay detrás, de contagiarles ese entusiasmo para que lo sientan como uno más y lo alimenten con sus aportaciones.
Hijos de Rivera representa el equilibrio entre conservación de la esencia y la innovación constante. ¿Cuál es la cultura de Hijos de Rivera?
Quizás es precisamente esa. Somos una empresa centenaria que sigue siendo familiar, artesana e independiente. Eso no se logra si no eres terriblemente firme y tozudo en tus convicciones, que en nuestro caso son seguir siendo nosotros mismos: mantener nuestros procesos y nuestra forma de hacer cervezas a fuego lento: cultivar nuestras materias primas... Ser fieles a nuestro origen, por ejemplo, construyendo una nueva fábrica en Galicia. Buscamos siempre diferenciarnos y luchar contra la estandarización. Esa actitud inconformista, sumada a nuestro compromiso de generar un impacto positivo en todo lo que hacemos, creo que es lo que mejor define la cultura de Hijos de Rivera.
Habéis conseguido convertiros en una empresa B Corp. Sé de primera mano lo difícil que es este proceso y que cuánto más grande sea la empresa, más complicado es. ¿Qué supone obtener esta certificación?
Nosotros hemos abrazado este movimiento por pura coherencia. Como empresa familiar y con ADN artesano, tendemos a pensar a largo y nos dimos cuenta de que muchas de las cosas que eran importantes para nosotros y que hacíamos con naturalidad, como cuidar de nuestro origen y del medioambiente, en lo que vamos por delante de la reglamentación; cuidar a las personas, apoyar a nuestros aliados… Eran pilares que encajaban totalmente con los del movimiento B Corp.
Y, con todo, para nosotros ha supuesto un aprendizaje. El solo hecho de intentar conseguirlo es un camino que te ayuda a mejorar, porque los requisitos para obtener la puntuación mínima son muy exigentes y eso nos ayudó a optimizar todavía más algunos procesos, a adoptar nuevas medidas… Y lo que nos queda por delante, porque esto solo acaba de empezar.
En Hijos de Rivera habéis conseguido demostrar que se puede crear una empresa global desde Galicia manteniendo aquí casi toda la cadena de valor. ¿Este compromiso con Galicia supone hacer alguna renuncia?
Sin duda supone renunciar a una mayor rentabilidad. Cualquier gran consultora a la que le hubiera preguntado dónde deberíamos construir nuestra nueva fábrica me habría dicho que hacerla en Galicia era una estupidez, porque hay lugares donde todo nos costaría menos. Pero nosotros ni nos lo planteamos, nos sentimos de aquí y tenemos ese compromiso con nuestra tierra. Creo que, si todas las empresas cuidaran de su origen, cada una del suyo, eso haría el mundo mejor, casi sin necesidad de que nos regulen.
Preferís ser la cerveza más amada que la más vendida, pero estáis rozando los 1.000 millones de euros de facturación ¿Alcanzar esta cifra es uno de los objetivos del próximo año?
Queremos ser un Factucornio, una palabreja inventada para decir que no queremos ser un Unicornio (una empresa valorada en 1.000 millones), sino facturarlos de verdad. Estamos muy cerca y ojalá este año lo consigamos. Pero somos muy conscientes de que, si nuestra obsesión es solamente vender más, no lo conseguiremos. Por eso tratamos de centrarnos en aquello que nos diferencia, en ser un factor clave del éxito de nuestros clientes, en innovar, en sorprender a la gente con nuevos productos y también mejores, por ejemplo, que tengan funcionalidades beneficiosas para la salud. Solo trabajando con esa filosofía es posible que la gente nos quiera más y, en consecuencia, nos compre.
La idea de los empresarios como figuras meramente motivadas por beneficios económicos es una simplificación que, considero, está muy alejada de la realidad. ¿Cómo defines tú la empresa?
Sin duda, para mí hay dos razones principales por las que debe existir una empresa. Por un lado, debe ser un proyecto ilusionante, algo que te apasione y te permita compartir esa pasión con el mundo. Y sí, por supuesto que una empresa tiene que ganar dinero, pero eso debe ser un medio para conseguir otras cosas, como impactar positivamente en su entorno y generar riqueza que permita también crecer a otros e impulsar nuevos proyectos. Lo que tengo claro es que la única forma de generar impacto positivo es sentirlo de verdad.
Estrella Galicia 0,0 es de las marcas que más contribuyen al deporte gallego. Vuestra marca está en todos los clubs deportivos de referencia, pero también podemos verla en Ferrari o en Moto GP. ¿De dónde viene esa vinculación tan fuerte con el deporte?
Yo creo que el deporte es una metáfora de la vida: el talento importa, pero el esfuerzo es el que marca la diferencia. Hay momentos buenos y malos y es tu actitud la que te va a ayudar a superarlos. Un ejemplo perfecto de esto es Marc Márquez, que hace unos días volvió a ganar un GP después de casi tres años y un calvario de lesiones, cambios de equipo, hasta plantearse casi la retirada… Pero ha demostrado que es un crack, no solo pilotando, sino sobre todo gestionando su cabeza y su vida, que es lo más importante.
Yo he sido un apasionado del motor desde siempre y apostar por ello fue una decisión totalmente kamikaze en su día, cuando solo empezábamos a ser una marca nacional. Y, sin embargo, con el tiempo me doy cuenta de que tenía todo el sentido del mundo, por ejemplos como el de Marc, del que me siento súper orgulloso o porque al final el de MotoGP y Fórmula 1 es también un mundo de artesanos: ellos de la velocidad y nosotros de la cerveza. Lo mismo sucede con el fútbol o el baloncesto... El deporte es emoción pura, un poco como nosotros.
Respuestas cortas:
Tu cerveza favorita: 1906 Black Coupage
El deporte que más estás siguiendo este año: ¡No puedo quedarme con uno! Las motos, la F1 y el fútbol, por supuesto.
Una cualidad indispensable en un buen líder: La empatía
La virtud que más valoras en las personas es: La humildad