No recuerdo dónde ni cuándo pero en algún momento de mi infancia leí una frase que decía algo así como: "Vive la vida al máximo sin olvidar que el premio supremo es la eternidad".
Vivir la vida al máximo no es derrochar el dinero en las botellas más caras de champagne. Tampoco lo es conducir un Bugatti Chiron de 1500 CV de potencia. Ni dormir en las más caras suites de los mejores hoteles del mundo. No es tener cien amigos ni siquiera ser una persona que ha alcanzado el éxito profesional más aplaudido y premiado.
Vivir al máximo es tener una existencia con significado. Ser una persona equilibrada, ocupada, atareada en algo que tiene un sentido. Es una vida llena de satisfacción, variedad, generosidad y, por supuesto, alegría.
Cuántas veces hemos conocido a una persona que parece que tiene una vida ideal pero está constantemente pendiente del móvil. Cuando eso ocurre sientes que esa persona está aquí y ahora pero está ausente. Vivir la vida al máximo para mí significa estar siempre despierto, vivo y disfrutando del ahora. No preocuparse constantemente por el pasado ni tampoco posponer la felicidad a un futuro incierto. Vivir es simplemente disfrutar del ahora.
Siempre lo termino mencionando en mis reflexiones pero si hablo de vivir al máximo no puedo pasar por alto la gratitud. Todo lo que tenemos en esta vida es un regalo: las manos que escriben este texto, mi cabeza funcionando para darle coherencia a unas emociones que nacen en un corazón que late constantemente. Todos estos "dones" han sido un regalo.
A veces tenemos días malos pero incluso en el peor de los días si dedicas 5 minutos por la noche a escribir una lista de las cosas por las que estás agradecido encontrarás varias. Esto cambia la perspectiva de nuestras vidas porque de repente te sientes valorado. Nos damos cuenta de lo que tenemos, de lo que de verdad importa.
Sin duda la gratitud es una de las cualidades de las personas que viven al máximo y también de las que son felices.
La generosidad también es una cualidad de vivir al máximo. Sí, la vida no va de llenarse de uno mismo sino de vaciarse hacia los demás. Vivir al máximo es intentar lograr el bienestar de las personas que tocas. La generosidad tiene que ser proactiva, hay que dar antes de que se nos pida.
Y por último el optimismo. La vida está llena de retos y problemas. De personas que consumen tu magia y tu luz. Está bien, lamentablemente no podemos aislarnos durante toda nuestra vida de estas personas ni de las circunstancias difíciles pero sí actuar como nos gustaría que actuasen con nosotros.
Decir buenos días, lo siento, te entiendo, gracias, te quiero, te admiro. Sonreír y ayudar a nuestro entorno, lo conozcamos o no.
Que no nos engañen, quien busca una vida sin defectos se queda sin vivir. No todo saldrá como deseamos pero cuando no sea así también ganarás un aprendizaje.
La vida se puede vivir al máximo con sencillez y humildad. Por eso las cosas más importantes que tienes en la vida nunca las cambiarías por dinero.
Y en cuanto a la frase que escuché de pequeño, "Vive la vida al máximo sin olvidar que el premio supremo es la eternidad", creo que cada momento es una oportunidad para construir algo que perdure por siempre. La eternidad sucede mientras vives, no empieza cuando mueres.