Ya hablará
La logopeda y experta en trastornos del desarrollo y atención temprana destaca la importancia de valorar adecuadamente la evolución del lenguaje de los pequeños de la casa como herramienta fundamental para expresar y comprender el mundo que nos rodea
En los reencuentros y reuniones familiares, como los vividos recientemente durante las fechas navideñas, suele ser muy habitual que en la mesa nos sentemos a valorar el desarrollo de los más pequeños de la casa, y como si de un examen se tratara, todos valoramos si el niño está más flaco de lo que debería, o si ya debería estar caminando o si duerme menos horas de lo que se recomienda.
Sin embargo, en el lenguaje, se produce una generalizada despreocupación. El niño ya tiene 30 meses, pero no dice nada más que "mamá o papa o tete" refiriéndose al chupete, y lo más habitual es que escuchemos: "no te preocupes ya hablará" o "el hijo de mi amiga no habló hasta los 4 años y mira ahora tan normal".
Por si fuera poco, familias que se muestran preocupadas por el desarrollo del lenguaje de su hijo y deciden preguntar a su médico de referencia se encuentran muchas veces con la misma respuesta: "no se preocupe, es normal, aún es pequeño", disipando cualquier atisbo de preocupación que la familia pueda tener.
Los profesionales del lenguaje, y la comunidad científica consideramos que existe un inicio tardío del lenguaje cuando un niño a los 24 meses tiene un vocabulario inferior a 50 palabras y/o no las combina. Alrededor de un 12% de los niños cursan con esta característica, y de ese 12% alrededor del 40% causarán algún tipo de trastorno del lenguaje.
Teniendo en cuenta estos datos, detectar un inicio tardío del lenguaje correctamente y dejar que sea el tiempo el que nos comunique la noticia de si hemos "ganado un trastorno del lenguaje o no" se vuelve un juego de azar absolutamente innecesario.
Los niños no maduran como las frutas con el sol, así que frases como "no te preocupes ya madurará" carecen de total sentido. Los niños/as se desarrollan, en base a las respuestas e iniciaciones que el adulto les ofrece; así, si un niño emite sus primeras palabras, los adultos que lo rodean dirigirán hacia ellos un mayor lenguaje que si esto no sucede y por tanto el niño tendrá mayores probabilidades de adquirir aún más vocabulario.
El lenguaje tiene múltiples funciones: nos permiten expresar emociones, opiniones, necesidades, solicitar información y transmitir nuestro pensamiento y esto nos permite mantenernos regulados y vinculados a los demás. Cuando el lenguaje no aparece, por tanto, se generan sentimientos de frustración, de incapacidad y de indefensión que pueden ocasionar la aparición de conductas como enfado, berrinche o rigidez del pensamiento y la conducta. Pongamos por caso, que nos dejan en medio de un país que desconocemos y del que no conocemos su idioma: ¿Cómo podemos comunicarnos? ¿Cómo podemos comprender? ¿Cómo podemos expresar nuestro sentimiento de indefensión?
Los profesionales del lenguaje tenemos que continuar concienciando y visibilizando la importancia del desarrollo del lenguaje, la importancia del control del desarrollo lingüístico por parte de los servicios de atención primaria para detectar y derivar al servicio de logopedia cuando existe un inicio tardío, la importancia de acudir al logopeda cuando, como padres u otros profesionales, tenemos dudas acerca de si el desarrollo lingüístico es normal o no, con la misma naturalidad que acudimos al pediatra cuando no sabemos si nuestro hijo/a está enfermo o no.
El lenguaje es una de las características únicas del ser humano y la herramienta que nos permite ser seres sociales y expresar y comprender el mundo. Es responsabilidad de todos nosotros, colocar el lenguaje en el lugar de relevancia que le pertenece, vigilarlo, cuidarlo y estimular su aparición.