Hemos vuelto a sentarnos a la mesa de Sumamos, a repetir el rito y a escuchar. El otoño trajo a Dora Casal, la CEO de Roberto Verino y, escucharla, me devolvió ecos de Xavier Marcet con la estrategia son las personas. En realidad, la consciencia de liderar personas ha sido hilo conductor de otras charlas y de otras muchas directivas que definiría como las líderes sensatas.
Las líderes sensatas no alzan la voz para hablar, dominan el ego y el arte de la prudencia. Son las que explican con naturalidad eso de actuar con coherencia, rigor y conocimiento. Juegan en esta liga, además de Dora, mujeres como Cecilia Mariño, Marta Otero, o María José Herbón. Todas invitadas especiales en Sumamos, que están ya en nuestro especial álbum de fotos.
Las escucho y observo cómo se desenvuelven, creo que no son mujeres acostumbradas a presentar excusas, ellas se han ido adaptando a entornos muy distintos, entornos poco amables en circunstancias complejas, pero han desplegado un aprendizaje natural poco común. Creo que todas han puesto su empatía en los problemas o aspiraciones reales, en la autenticidad y en el compromiso.
A veces creo que las líderes sensatas no están de moda, y que me perdone Dora por decir esto precisamente de una directiva de su sector. En los tiempos de las carreras profesionales a golpe de máster de escuela de negocios, de cambio de puesto cada cuatro años para lanzarme a nuevos retos personales, creo que estas mujeres deberían ser atemporales, como una buena gabardina en el otoño.
Ellas dan solidez a cualquier cultura de empresa que considere que los mejores modelos de innovación residen en las personas. Las culturas se expresan en los detalles y estas mujeres las basan en el respeto. Sin embargo, intuyo que no es que ellas no crean en las metodologías o en los catecismos corporativos, pero que si es preciso se los saltan porque saben que sólo son las herramientas, pero no son el centro del negocio. Ponen orden en lo que hacen, pero no han caído en la burocracia, esa que para gestionar la complejidad la incrementa hasta límites insospechados.
Leía hace poco un prólogo escrito por el economista Henry Chesbrough que decía que "la mayoría de las personas de la mayor parte de las organizaciones está sobre supervisada (para reducir el riesgo de fallos) y a la vez infra dirigida (lo cual reduce cualquier visión compartida o cualquier dirección común)”. Pienso entonces que a estas organizaciones les faltan líderes sensatas que vistan sus gabardinas de otoño, que no se preocupen demasiado de si brillan o las apagan, porque no las han puesto ahí para eso. Señoras que blanden su sentido común, su sabiduría y su prudencia para que funcione mejor el colectivo.
Lo dicho, resistentes, impermeables e inalterables, no estarán de moda, porque son atemporales; ellas serán siempre nuestras líderes sensatas.