PONTEVEDRA, 7 Jul. (EUROPA PRESS) –
La sección cuarta de la Audiencia provincial de Pontevedra ha acogido este miércoles la segunda sesión del juicio contra Segundo C.V., el sacerdote del colegio Salesianos de Vigo, acusado de doce delitos de abusos sexuales a seis menores.
Durante esta jornada han comparecido tres de las víctimas que quedaban por declarar ante el tribunal provincial así como otros jóvenes que fueron testigos de lo ocurrido en el verano de 2019, durante un campamento de verano que dirigía este sacerdote y que estaba organizado por el colegio María Auxiliadora de la congregación de los Salesianos, a través de la asociación juvenil Abertal.
En ese campamento, según relataron las víctimas, el acusado les tocó los genitales e introdujo la mano dentro de sus pijamas o de sus sacos de dormir.
Según una testigo, una noche "hasta once veces" el sacerdote le tocó los genitales a uno de los alumnos. La declaración de las víctimas fue a puerta cerrada.
"Ascendencia" sobre los menores
Según ha explicado el abogado Francisco Javier Lago Calvo, abogado que ejerce la acusación particular en nombre de la Fundación Amigos de Galicia, "los menores estuvieron contundentes en su declaración y sin contradicciones con lo que ya habían manifestado anteriormente durante la instrucción".
Por ello, cree que la acusación "ha quedado acreditada". Además, ha añadido que en el relato de los chicos no hay "ausencia de incredibilidad subjetiva, ni enemistad ni ánimo vindicativo previo".
"Este señor tenía una gran ascendencia sobre los menores, y para ellos resultaba increíble lo que les estaba pasando", ha comentado este letrado.
"Tenían miedo a que no les creyeran"
En la segunda jornada del juicio, uno de los testimonios más llamativos fue el de la chica que animó a las víctimas a denunciar los abusos sexuales que estaban sufriendo por parte del cura.
Ella ha explicado en la sala que sus amigos "no denunciaron antes porque tenían miedo a que no les creyeran". Así, ella y otra compañera les avisaron: "Como no lo digáis vosotros, lo decimos nosotras".
Los jóvenes relataron entonces los abusos a un monitor del campamento que "se quedó en blanco, en shock" y no hizo nada, por lo que acudieron a otro monitor que les recomendó que por las noches dejaran la puerta de la habitación abierta "y que gritaran".
Los chicos para "defenderse" juntaron todas las literas y se acostaron "con las almohadas entre las piernas". Mientras esta testigo declaraba, el acusado se mostró visiblemente nervioso, gesticulando airadamente detrás del biombo. Incluso se retiró la mascarilla para comunicarle algo a sus abogados que se encontraban al otro lado de la sala.
Actuación negligente del colegio
Los monitores del campamento tardaron más de 24 horas en llamar a los padres de los chicos y poner los hechos en su conocimiento. "La actuación del colegio ha sido totalmente negligente", sostiene la abogada de tres de los menores, Aída Blanco.
Y es que el colegio no ha presentado denuncia, fueron los padres de los chicos quienes acudieron a la justicia. Esta letrada ha subrayado la "valentía" de estos jóvenes al denunciar estos hechos "para que no sigan pasando".
"Es sabido por todos los que nos dedicamos a esto que una persona así, por desgracia, no se para. Es decir, podría haber habido otras víctimas", ha destacado Aída Blanco.