La playa de A Calzoa, en Vigo, amaneció el día de Todos los Santos con un curioso altar a su entrada. Una lápida de piedra recordaba el "fallecimiento" del arenal en el año 2018, cuando fue declarada playa canina. Según cuentan algunos testigos, a lo largo de la mañana se acercaron numerosas personas a dejar flores y velas junto a la lápida.

Por el momento, nadie se ha atribuido esta curiosa reivindicación, pero Ecologistas en Acción, así como la bióloga viguesa Ana Prado Comesaña, afirman que se debe a un debate que surge a raíz de la declaración de A Calzoa como playa canina, hecho que ocurrió en 2018. Según explica Prado, esta decisión fue "una chapuza" porque el arenal debería formar parte del Espacio Natural de Interés Local del Vao: los animales dañan la biodiversidad de A Calzoa e interaccionan negativamente con los ecosistemas y especies, que deberían estar protegidos.

"Más de 3.000 firmas, 50 asociaciones y colectivos y 15 miembros de la comunidad científica reclaman la protección de este enclave", explica la bióloga. Sin embargo, cuatro años después, sigue utilizándose como playa apta para perros, desoyendo a expertos y vecinos.