Han pasado 365 días del comienzo de la invasión rusa a las fronteras de Ucrania, lo que ha trascendido mediáticamente como el inicio de la guerra, aunque el pueblo ucraniano detalla que la contienda bélica lleva activa desde 2014, cuando la península de Crimea se anexionó a Rusa. Desde entonces, la escala de tensión entre ambos países no ha frenado.

La invasión rusa provocó el desplazamiento de miles de ciudadanos ucranianos a otros lugares de Europa, escapando de la guerra. Galicia ha sido uno de los destinos que ha acogido refugiados, que se han repartido entre diversas localidades. Según cuenta el responsable de la ONG Accem, Daniel Bóveda, desde el año pasado están a cargo de la acogida de emergencia de estas personas y han puesto 3.050 plazas a disposición del Ministerio de Inclusión en todo el país. De todas ellas, 155 eran en territorio gallego.

Marta Skyba lleva nueve años en Vigo y preside la Asociación Girasol para la integración de personas ucranianas principalmente en la provincia de Pontevedra. Se le quiebra la voz cuando habla de la invasión y los bombardeos, como el de la ciudad de Mariupul: "La oficina del fiscal general de Ucrania ha registrado más de 70.000 crímenes de guerra y agresión. Si hablamos sobre los niños, la guerra ha provocado, según las cifras oficiales, la muerte de 421 niños, 923 heridos, más de 350 desaparecidos y más de 16.000 han sido deportados a Rusia".

El horror de allá lo viven también quienes han salido de forma forzosa, para salvar su vida, fuera del país. Muchos sienten culpabilidad por no estar en Ucrania. "No han venido para quedarse", explica Bóveda, "Siempre hablan de ‘cuando la guerra acabe’. Después siempre llega un silencio y un suspiro". Según explica el portavoz de Accem en Vigo, el perfil de la persona refugiada ucrania es muy feminizado y el 34% son menores.

Dificultades del exilio

Algo que destacan desde la ONG Accem es "el foco mediático y la solidaridad", que ha ayudado a la inclusión de las personas ucranianas que han abandonado su país. Marta Skyba también sobresalienta la ayuda por parte de las instituciones como la Xunta de Galicia, que ha colaborado con el trámite de constitución del asociación Girasol y la escolarización de los niños, o el propio Ayuntamiento de Vigo.

Es cierto que un año después la ayuda humanitaria no se mantiene al mismo nivel, aunque "respecto a otros conflictos, sigue latente", apunta Daniel Bóveda. Por ejemplo, Skyba razona que la subida de precios de estos meses ha provocado que el almacén de donaciones no siga llenándose de la misma manera. Con todo, la gente, la ciudadanía, continúa preocupada en seguir ayudando de la forma que puedan.

Desde la asociación Girasol y Accem reconocen los retos que se están encontrando los ucranianos en Vigo; principalmente, el acceso a la vivienda y la barrera del idioma. Skyba cuenta el testimonio de una madre que reside con su hijo en la ciudad olívica y que estos días de Carnaval, al pequeño no le habían explicado bien en el colegio qué era esa festividad. No quería ir a clase, lloraba y no comprendía por qué los demás vestían con esos disfraces. "En Ucrania no hay Carnaval, para un español puede ser una tontería, pero un niño extranjero que viene y lo ve por primera vez no lo entiende", dispone Skyba.

Así, las acciones que están desarrollando en la ciudad para ayudar a los refugiados se basan en la ayuda jurídica, traducción de documentos o servicios de intérprete. 150 familias en la provincia de Pontevedra reciben ayuda de esta asociación; en Accem cuentan 114 plazas en Vigo.

Concentración esta tarde

Lo cierto es que la guerra en Ucrania no ha desaparecido del mapa mediático y este viernes, con motivo del aniversario de la invasión, la sociedad vuelve a salir a la calle. Esta mañana se ha organizado un acto institucional frente al edificio del Concello con los representantes de la Corporación Local, que han mantenido cinco minutos de silencio en solidaridad con el pueblo ucraniano.

Por la tarde, a partir de las 18:00 horas, la Asociación de Ucranianos en Galicia Girasol convoca una concentración ante las puertas del Museo Marco. Todos estos actos representan la esperanza que, a pesar de estar mermada, continúa entre la población ucraniana. "Ucrania no va a rendirse", concluye Marta Skyba.