Marina Cobián y María Gloria Casais fundaron a finales de la década de los 70 una pequeña escuela de danza que ocupaba un piso en la calle García Barbón de Vigo. Tras 45 años, hoy Danza Pasiños se ha convertido en todo un referente en la ciudad y ofrece a sus más de cien alumnas formación en todas las disciplinas posibles.
Mariola Pérez y Alejandra Cela son hoy las herederas de estas "magníficas fundadoras", siguiendo sus pasos para ofrecer una formación multidisciplinar a todo aquel que quiera disfrutar con ellas de la danza. Mariola, que lleva treinta años siendo profesora de Pasiños, habla con gran pasión de la que hoy es su profesión soñada, a pesar de que nació a raíz de una lesión.
"Yo era bailarina y me lesioné, así que empecé a dar clases y pronto me llamaron Marina y María Gloria", explica. "Hoy sé que me han dado la mejor vida que podría haber elegido", confiesa. Mariola cuenta con tres décadas de experiencia como profesora de ballet clásico y danza española y cuenta emocionada cómo Pasiños se ha convertido en una parte esencial de su día a día y cómo disfruta de su trabajo.
"En la escuela aprovechamos todas las horas del día para dar clases e impartimos todas las disciplinas a gente de todas las edades: nuestro alumno más joven tiene poco más de dos años y la mayor tiene 93″. Cada mañana, explica, "siento cómo disfruto con lo que hago: yo vengo aquí a enseñar, pero veo cómo la gente disfruta aprendiendo y eso es una satisfacción magnífica".
Esta es la verdadera base del crecimiento de Danza Pasiños, que se ha consolidado gracias a su forma de impartir disciplinas que pocas escuelas eligen y que muchos alumnos buscan. "Somos una de las pocas que ofrece danza tradicional gallega, por ejemplo, pero también hacemos jazz, hip hop, danza acrobática o tango: hacemos de todo".
La importancia de la disciplina
El mayor reto de las profesoras de la escuela, explica Mariola, es imponer esa disciplina "tan necesaria en la danza: para que las cosas salgan bien deben cumplirse unas normas y hemos visto cómo cada vez es más difícil exigir". La profesora reconoce que, aunque todas sus alumnas "llegan con muchísimas ganas de aprender y disfrutan de las clases", la evolución de nuestras vidas en muchos casos ha hecho que su forma de enseñar cambie mucho.
"La actitud de los alumnos ha cambiado mucho porque ahora la gente le puede dedicar menos tiempo y esto nos hace pensar que tienen menos capacidad de esfuerzo", lamenta. Insiste, no obstante, en que esto no es necesariamente negativo, sino que lo que implica es que debe modificar su forma de enseñar. "No es que prioricen otras actividades o que se esfuercen menos, yo veo que hay menos responsabilidad personal y que ahora corregir a las alumnas debe hacerse con más cuidado: vienen generaciones que creen que todo debe salir a la primera". Mariola recuerda que "todo sale a base de esfuerzo" y que "el cuerpo tiene memoria", por lo que desde su posición de profesora en Pasiños trata de inculcar esa necesidad de "esforzarse" para lograr algo que las nuevas generaciones buscan con más impaciencia "y que creen que con una hora a la semana conseguirán".
A pesar de todo, la profesora está "muy orgullosa" de todas sus alumnas y de lo que ha logrado su escuela, para la que ha bailado "por primera vez en muchos años" durante el "emotivo" festival de aniversario que se celebró el pasado fin de semana en Vigo. "Ahora que hemos cumplido 45 años queremos seguir creciendo un poquito más, siempre aspiramos a llegar a más gente y a enseñar más y mejor y creo que después de este festival tan brutal vamos a seguir otros cuarenta años con mucha más fuerza".