En Galicia llueve: verdad universal. Los gallegos no dejan de salir a la calle porque llueva: verdad universal. De la playa se puede disfrutar todo el año: verdad universal. ¿Qué ocurre si mezclamos estas tres afirmaciones? Pues que podemos aprovechar la naturaleza gallega de mil formas, porque Galicia no son solo playas en verano y bosques en invierno: Galicia es mar todo el año.
Por eso, en Treintayseis hemos hecho una selección de los mejores planes en las playas de las Rías Baixas, que se pueden disfrutar en verano o en invierno; con sol o con lluvia. Ya sea con paseos marítimos, bajando a la arena con nuestra mascota o incluso haciendo deporte dentro o fuera del agua, Galicia ofrece infinitas posibilidades para disfrutar del mar cuando bajan las temperaturas. Además, ahora que las restricciones son algo más estrictas en muchos concellos gallegos, qué mejor plan que disfrutar del aire libre con el relajante sonido del mar de fondo.
La Lanzada y sus dos kilómetros de posibilidades
Este arenal es uno de los más conocidos de las Rías Baixas, quizás por su extensión, por su belleza o por la infinidad de posibilidades que ofrece la orilla. Algo más de dos kilómetros mide esta playa, que empieza en Sanxenxo y acaba en O Grove, y que se puede pasear entera gracias a una pasarela de madera instalada sobre el complejo dunar.
La inmensa riqueza paisajística del entorno y de las dunas está reconocida por varias figuras de protección, pues el humedal que ocasiona la desembocadura del río Umia tiene un enorme valor medioambiental. La observación ornitológica es, de hecho, una de las actividades recomendadas para hacer en esta playa, pues cuenta con especies únicas que habitan en las dunas.
Su arena blanca y fina y sus aguas cristalinas son dos de las razones por las que los turistas la visitan tanto en verano, pero en invierno también permite disfrutar de largos y tranquilos paseos por la arena.
Su situación, en el cabo exterior de las rías de Pontevedra y Arousa, la convierten en una playa ventosa y con fuerte oleaje, lo que la hace perfecta para practicar deportes marítimos. Así, cuenta con una escuela de surf que imparte clases todo el año, pero también muchos aficionados se acercan para practicar windsurf, kitesurf, paddle surf, vela… Todos los deportes son bienvenidos en estas aguas, eso sí, con un buen neopreno, porque la temperatura del agua en invierno no suele subir de los 15ºC.
Dunas y celtas en la Península del Barbanza
Entre las rías de Arousa y Muros y Noia, encontramos varios arenales con infinidad de cosas que ver: el sistema dunar vivo de Corrubedo, el castro de Baroña y varios kilómetros de arenal virgen harán que queramos repetir viaje a esta península.
Lo más impresionante de esta zona, sin duda, es la imponente duna de Corrubedo, que en invierno alcanza los 20 metros de altura. Visitando la playa de A Lagoa encontramos un arenal virgen de algo más de tres kilómetros de longitud, presidido por "la reina blanca". Protagonista de muchas leyendas y algún western, la duna es de obligada visita en los meses más fríos del año, cuando alcanza su mayor altitud. Pasear y disfrutar de la bellísima caída del sol en el Atlántico merece la pena cualquier mes del año.
A escasos veinte minutos de carretera se encuentra el Castro de Baroña y las playas de Area Longa y Furnas, todo ello unido por un precioso paseo entre arena y pinos. Las espectaculares vistas y lo inusitado de la situación del asentamiento celta convierten esta zona en un lugar casi mágico. Siendo uno de los mejor conservados, el castro es accesible todo el año y se erige en un mirador que ofrece calma, solo rota por el sonido de las olas contra el acantilado.
Playa fluvial de A Lamiña: el espectáculo de la desembocadura del Miño
Lejos y cerca de todo se encuentra esta inusual playa, de las pocas fluviales en la costa gallega, que pertenece al concello de A Guarda. El río Miño une sus aguas con el Océano Atlántico en un espectáculo impresionante y deja parajes tan poco habituales como preciosos.
Rodeada de pinos permite a los visitantes recorrer a través de un paseo interior el pinar que protege las playas colindantes de O Muíño y A Armona. El paseo también se puede hacer por la arena, pues si se sigue hasta el final se llega al mar, algo que pocas playas fluviales pueden ofrecer.
Una de las favoritas de los guardeses por su localización y sus aguas cristalinas, también es muy visitada en invierno porque su fuerte viento y oleaje permite practicar infinidad de deportes náuticos. Es la preferida de los kitesurfistas, pero también permite hacer largos trayectos en kayak de río aprovechando las calmas aguas del Miño.
Largos paseos a la beiramar
No hay que olvidarse de que una gran parte de las playas gallegas cuentan con paseo marítimo, aunque en casi todas se puede bajar a la arena para pasear. Podemos hablar de arenales como los de Nerga – Viñó – Barra (Cangas), Lourido (Poio), Cesantes (Redondela), Samil – O Vao (Vigo), Patos (Nigrán), Panxón – Playa América (Nigrán) o Ladeira (Baiona).
Todos ellos disponen de paseo a pie de playa, pero también ofrecen preciosas y tranquilas caminatas por la orilla en cualquier época del año. Lo bueno que tienen las playas gallegas es que la arena, fina y blanca, mojada invita a pisarse con firmeza y permite a los caminantes disfrutar de un tacto suave y compacto a la vez.