Hay un momento en la vida en el que la preocupación por cómo pasará uno sus últimos años cobra especial relevancia. Quizás porque los hijos emprendieron el vuelo hace tiempo o porque la inquietud sobre la salud suele incrementarse con la edad, cada vez son más personas las que en un determinado momento de su trayectoria vital buscan la certeza de contar con una vejez activa, digna y con capacidad de decisión.
Fue precisamente estas inquietudes sobre el futuro y la curva demográfica las que unieron a un grupo de personas que, desde 2017, trabajan por crear un modelo de viviendas colaborativas para personas mayores (o cohousing sénior) como alternativa a las residencias o a una estancia en soledad en una vivienda individual: es el inicio de Ancoradoiro.
"Nosotros vemos como un éxito vivir muchos años, pero al mismo tiempo hay que buscar soluciones porque hay unos retos que hay que satisfacer a los que ni la administración pública ni las empresas privadas están dando respuesta", explica Lucía Calvo, presidenta de la cooperativa Ancoradoiro.
"Queremos autogestionar un espacio sin beneficio empresarial, lo más barato posible, con dignidad y, sobre todo, poder tomar decisiones en las cosas que te influyen en la vida; garantizar un espacio de seguridad donde los vecinos nos conocemos, sabemos lo que queremos, nos ayudamos y nos organizamos con una economía colaborativa para poder, con nuestros ingresos medios, acceder a los servicios que necesitamos", añade.
Un paso más cerca
Tras años de trabajo, creación de estatutos, constitución como cooperativa de consumidores y usuarios, reuniones con grupos nacionales de cohousing, etcétera, esta iniciativa gallega ha dado recientemente un paso fundamental que sitúa el proyecto un poco más cerca de la realidad.
La cooperativa concursó a la compra de unos terrenos propiedad de la Zona Franca de Vigo en Nigrán (Pontevedra) que les han sido adjudicados. El siguiente paso: ampliar el número de socios para poder poner en marcha un proyecto de futuro que lleva años forjándose.
"Disponer de suelo supone algo fundamental", cuenta Lucía Calvo. Hasta el momento, Ancoradoiro contaba con la idea; ahora, la cooperativa se pone manos a la obra para sumar la cantidad de socios necesaria para hacerla realidad. "Necesitamos ser unos 40 cooperativistas y tener 20 en lista de espera por si alguno decide irse", concreta.
Aunque los espacios todavía no están definidos ni dimensionados, la construcción consistiría en una edificación con tres partes diferenciadas: la parte de los espacios privativos de cada cooperativista, la parte de los espacios sociales y una parte de espacios de cuidados, "ya que puede darse el caso de necesitar cuidados durante las 24 horas", señala la presidenta de Ancoradoiro. Además, el espacio, debido a las características del terreno y su edificabilidad, se plantea para unas 40 unidades habitacionales; "algunas estarían ocupadas por una persona y otras por dos", afirma Lucía Calvo.
Sesiones informativas
Ahora, y con el apoyo de la Zona Franca, la cooperativa se encuentra inmersa en un importante proceso informativo para poder explicar todos los detalles del proyecto a cualquier interesado. Tras una primera jornada el pasado día 11 de febrero, que contó con la participación del delegado de Estado de la Zona Franca, David Regades, se celebrarán nuevas sesiones para solventar todas las dudas que puedan surgir. La próxima se ha fijado en el centro de negocios del ente estatal en el parque empresarial de Porto do Molle, en Nigrán, el próximo 25 de febrero.
Según ha señalado la presidenta de la cooperativa gallega, las muestras de interés están siendo muy importantes. "Viene gente de fuera de Galicia incluso. Galicia es un refugio climático. Un suelo cerca del mar donde se puede edificar y pasar los últimos años de la vida resulta atractivo para mucha gente", asegura.
Sobre este tipo de iniciativas, un concepto aún novedoso en nuestro país, Calvo sostiene que se ha avanzado considerablemente en los últimos años, sobre todo, en lo que tiene que ver con el apoyo de la Administración. "La Dirección Xeral de Economía Social nos apoyó a través de la Rede Eusumo para la elaboración de los estatutos, para que cumplieran con la ley de cooperativas de Galicia, porque esta no contempla un tipo de cooperativa que sea una iniciativa social, como sí hacen otras comunidades autónomas, por lo que tuvimos que adaptarlos. La Xunta nos ayudó y también otras administraciones".
No obstante, la presidenta de Ancoradoiro remarca que sigue habiendo diferencias sustanciales entre las distintas comunidades a la hora de favorecer este tipo de soluciones.
Capacidad de gestión
Entre los principales retos para la puesta en marcha de proyectos de cohousing sénior, se encuentra el de "atraer a personas del grupo de edad que queremos que se comprometa, que es de entre 50 y 70 años", dice Lucía.
"Las etapas de la vida se han alargado mucho y si tienes 54 años y tienes una hija de 12 estás más preocupado por cómo pagarás sus estudios o en su futuro que en tuyo. A mí me coincidió que mis hijos estaban trabajando, yo estaba jubilada y me puse con estas cosas, pero ya tenía los deberes hechos", cuenta Lucía, quien explica que el interés por esta franja de edad se debe a la necesidad de tener capacidad de gestión.
"Aunque profesionalices una serie de aspectos de la vida allí, aunque tengas un gerente o gente trabajando en la cocina, en la enfermería, etcétera, tiene que haber también alguien con interés propio para gestionar, para que la asamblea de cooperativistas decida qué quieren y cómo, y eso tiene que hacerlo gente que esté en buenas condiciones", subraya. "Queremos hacer una comunidad de entre 50 y 70 años, pero eso es difícil, nos llama más gente de más de 70 que de menos de 60", asegura Calvo.
Sin embargo, los cooperativistas de Ancoradoiro seguirán trabajando por darle forma a la solución que consideran óptima para su vida sénior basada en la colaboración, la libertad y todos los cuidados necesarios que el tiempo y la edad marque para cada uno.