Galicia es tierra de gran riqueza gastronómica y cultural, pero también arquitectónica. Unos de los elementos más distintivos de nuestro patrimonio son, sin duda, los pazos. Se pueden ver en múltiples rincones del territorio gallego y muchos de ellos están reconvertidos en espacios dedicados a la hostelería y a la organización de eventos, abriendo sus puertas a toda la ciudadanía.
¿Pero qué son exactamente los pazos? Estas propiedades suelen estar ubicadas en entornos rurales y se componen habitualmente de una gran casa de piedra y un extenso jardín. Fueron construidas entre los siglos XVII y XIX y pertenecían a las familias de la hidalguía gallega y la "baja nobleza"de la época. Los pazos (palabra que deriva del latín palatium, es decir, palacio) eran remansos de paz para las personas más privilegiadas, pero también servían como edificaciones defensivas ante posibles revueltas o conflictos bélicos, algo nada extraño en aquel momento.
El Inventario de Patrimonio de la Xunta de Galicia recoge la existencia de unos 900 pazos en toda la comunidad gallega, gran parte reconocidos como Bien de Interés Cultural (BIC). El más antiguo de Galicia es el de Torres do Allo, en Zas (A Coruña).
Pazo Cadaval, a orillas del Miñor
En la zona de la provincia de Pontevedra también se erigen gran cantidad de casas señoriales, entre las que destaca, por ejemplo, el Pazo de Lourizán, que ha sido declarado BIC este 2023. Los pazos gallegos son actualmente uno de los modelos hoteleros más exclusivos. Los pazos del área de Nigrán (Pazo de Urzaiz, Pazo de Cea o Pazo de Touza) son algunos de los más activos de la provincia, organizan todos los veranos conciertos y acogen estancias de viajeros o especiales bodas.
Lo cierto es que toda la zona del Val Miñor es muy turística y estas edificaciones señoriales son muy codiciadas. El portal inmobiliario Idealista ha añadido recientemente un nuevo anuncio que muestra un pazo a la venta en Baiona, concretamente al lado del puente romano de Ramallosa, un elemento arquitectónico histórico que marca la frontera entre Nigrán y Baiona y que según cuenta la leyenda, sobre él se realizaban ritos de fecundidad.
El pazo en cuestión se llama Pazo Cadaval y se vende por 3.500.000 euros. Se construyó en el siglo XVI con vistas al estuario del río Miñón y en la fachada se puede contemplar el escudo heráldico de la familia que lo poseía cientos de años atrás. El edificio acogía la actividad de un restaurante hasta hace un tiempo, pero ahora se ha puesto a la venta vacío como "una excelente inversión" con "posibilidad de desarrollar varios proyectos alternativos".
La propiedad se extiende en un total de casi una hectárea dividida en varios desniveles. Así, el Pazo Cadaval dispone de embarcadero propio, capilla, hórreo, palomar y un jardín con numerosos árboles frutales y vistas al mar. La casa en sí conserva los dinteles con arcos antiguos y cuenta con un amplio interior donde podrían habilitarse hasta 14 habitaciones.
El anuncio (que pide a agencias e intermediarios "abstenerse para no hacer perder el tiempo") recopila varias infografías de posibles planes para los exteriores del pazo, como una terraza de suelos de madera y mobiliario de inspiración ibicenca o una cascada artificial. En definitiva, el Pazo Cadaval tiene todos los ingredientes para convertirse en un nuevo punto de referencia turística en las Rías Baixas. ¿Encontrará dueño?