El Pazo da Raposeira, situado en el barrio vigués de Sárdoma, es una casa señorial construida entre los siglos XVII y XVIII que reabrirá al público previsiblemente en septiembre tras un importante trabajo de rehabilitación. El Concello de Vigo, responsable de la edificación desde su cesión por la última heredera de la propiedad, inició los trabajos hace ya dos años, cuando se propuso la rehabilitación de este lugar histórico con la intención de darle "una segunda vida" que pudiesen disfrutar los vigueses.
El edificio principal, dividido en un ala norte que se construyó en 1625 y varias construcciones anexas que se añadieron en 1712, volverá a ser uno de los pazos más importantes de la ciudad gracias a una "reparación a fondo del edificio". Ordenado construir por Antonio López, regidor perpetuo de Vigo, que junto a Isabel de Araújo fundaría el vínculo de A Raposeira, el inmueble es una importante casa de granito gallego dividida en varios pisos que no se comunican entre sí y una finca de casi 5.000 metros cuadrados.
Para "devolver la vida" al pazo, se ha realizado una rehabilitación integral del interior, reorganizando los espacios con nuevas superficies y comunicaciones "que distribuyan el programa funcional acorde con las necesidades y sustituyendo las instalaciones existentes por otras más adecuadas". Además, se han restaurado las fachadas exteriores de granito y todos los elementos que las componen.
Una gran casa señorial
El pazo se construye bajo las órdenes de Antonio López y se termina casi un siglo después, constituyendo una edificación de más de 945 metros cuadrados de granito desarrollada en una planta de tres cuerpos en forma de U. La torre y la capilla, dos de los elementos más característicos del complejo, fueron añadidos precisamente en 1712, otorgando un nuevo espacio al ya imponente edificio.
El inmueble principal se compone de dos pisos completos e independientes, a los que se suma un tercero en la zona del torreón, cada uno de ellos con un uso diferente. La planta baja se destina a almacén, bodega, talleres y demás funciones de servicio, mientras que el piso superior ubica las estancias propias de la vivienda. Una escalera "embutida en un muro de la planta alta" comunica con la última altura del torreón, llevando a la estancia más pequeña del complejo, con poco más de 60 metros cuadrados de superficie construida.
La arquitectura de la edificación destaca por la unidad y simplicidad de sus formas, a lo que se une la sobriedad de las fábricas de granito que componen las fachadas. El granito es, de hecho, el elemento central del pazo: se emplea para la sillería, el sillarejo, la mampostería y los grandes sillares para las partes más representativas. Además, los muros de granito soportan una estructura interior compuesta de un entramado de madera.
Al edificio principal se suma una gran finca, de 4.800 metros cuadrados cercados por muros de mampostería de granito, en la que se encuentran dos jardines de estilo francés, una huerta y un espacio ajardinado con gran variedad de árboles. También en la finca se encuentran las construcciones adyacentes al pazo: un gran hórreo, una fuente, un cruceiro y varios elementos de jardinería construidos en granito.
La gran reforma
El mal estado del edificio ha obligado a hacer una reforma muy importante, puesto que las carpinterías de las fachadas y las cubiertas se encontraban muy deterioradas, además de que la propia estructura del edificio principal necesitaba una renovación de instalaciones, tabiquerías, revestimientos y carpinterías. Por ello, el Concello aprobó un proyecto con el visto bueno de Patrimonio Cultural de la Xunta con el que pretendía una reforma integral de todo el conjunto.
Con la realización de las obras se pretende mejorar las condiciones funcionales y habitables del edificio adecuando la superficie a los usos destinados y dotarlo de unas instalaciones acorde a los requisitos de funcionamiento y tecnología actuales. Además, lo más importante para el gobierno local es poder aprovechar la oportunidad de utilizar un edificio único por sus condiciones estéticas, por su gran valor
historico y por su situación disponiendo de unas instalaciones de carácter representativo con el objeto de realizar funciones de uso socio cultural para revitalizar un entorno carente de referencias públicas.
Con tal fin, se han renovado los muros exteriores de granito y la estructura interior de madera, de forma que desde la zona de recepción se accede a todas las estancias del edificio mediante una escalera interior y un elevador, "posibilitando el funcionamiento conjunto del establecimiento sin necesidad de salir al exterior". En la renovada planta baja se reparten la recepción, las salas destinadas al público, la zona de servicios y la capilla, que sigue siendo independiente, mientras que en la planta alta se disponen cinco salas al público comunicadas entre sí. Desde el punto de vista constructivo, el proyecto recupera los materiales originales tanto en su apariencia como en su función específica.
En la finca, por su parte, se han recuperado los jardines franceses situados en el patio de armas y en el extremo sureste de la finca, disponiendo dos "macizos de césped" con árboles en el centro rodeados por setos dispuestos de forma geométrica. Además, en la zona este se ha dispuesto el huerto con un carácter más informal con especies autóctonas que alternan con prado, arbustos y árboles.